En un clima tenso, Bolivia vuelve a las urnas después de un año de confrontación y violencia

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Casi un año después de unas elecciones turbulentas que desataron una profunda y por momentos violenta crisis política, Bolivia se prepara para volver a las urnas este domingo. Luego

de dos postergaciones obligadas por la pandemia de coronavirus y en un escenario incierto sobre quién tomará las riendas del país en medio de una fuerte confrontación política, sobrevuela el temor a una renovada agitación en las calles.

¿Será el déja vu de un escenario turbio o la puerta para un camino de renovación que permita volver a colocar al país sobre rieles?

Los sondeos muestran como favorito al candidato del Movimiento al Socialismo, Luis Arce, aunque con cifras muy dispares entre una y otra encuestadora (van del 27% al 42%).Y los últimos datos indican que es muy probable que deba disputar una segunda vuelta frente al candidato de centroderecha Carlos Mesa, quien tendría entre 25% y 37% de intención de voto. Pero queda un importante caudal de indecisos o de encuestados que no revelaron a quién votarán.

El candidato Luis Arce, del MAS, y Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, los candidatos con más chances de llegar a la presidencia de Bolivia. Foto: AFP

El candidato Luis Arce, del MAS, y Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, los candidatos con más chances de llegar a la presidencia de Bolivia. Foto: AFP

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Así, ante el temor de una victoria muy estrecha que podría elevar la tensión, el MAS volvió agitar en estos días el fantasma del fraude.

El partido que gobernó el país durante casi 14 años de la mano de Evo Morales -el líder de los productores de coca que por primera vez en casi tres décadas no puede ser candidato-, busca asegurarse el triunfo este mismo domingo. Es que una segunda vuelta le daría más chances a Mesa, de la coalición Comunidad Ciudadana, que lograría convocar al “voto útil” de otros grupos de derecha que se unirían en contra de un regreso del partido de Evo Morales.

Además de Arce y Mesa, se presentan otros cuatro candidatos, aunque aparecen muy lejos en los sondeos. La presidenta interina Jeanine Añez, luego de varias polémicas, idas y vueltas se retiró de la carrera electoral, ante el riesgo de dividir aún más el voto contra el MAS.

El tercero en la lista es Luis Fernando Camacho, el líder de ultraderecha de la región de Santa Cruz, que ganó enorme notoriedad en las protestas contra Evo Morales el año pasado, pero que fuera de su bastión no goza de gran apoyo. Mucho más atrás figuran el pastor evangélico de origen coreano Chi Hyun Chung, el minero Feliciano Mamani y la única mujer que sigue en las boletas, Cruz Bayá.

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Aunque el gobierno interino de la conservadora Añez promete transparencia y decenas de observadores internacionales estarán mirando muy de cerca el proceso, el MAS exigió al organismo electoral de Bolivia información “cierta y documentada” sobre la fiabilidad de los resultados y adelantó que si hay fraude movilizará a su gente a las calles.

En los últimos días, mercados y estaciones de servicio se llenaron en La Paz y otras ciudades del país, donde cantidad de familias apuraron compras para prevenirse ante un eventual escenario de violencia tras las elecciones.

El recuerdo de octubre del año pasado está todavía fresco, y mucho más las movilizaciones y bloqueos de rutas organizados por el MAS y movimientos sociales afines en los últimos meses, en protestas contra el gobierno de Añez y en rechazo a la postergación de los comicios.

Empleados del Tribunal Electoral de Boliva preparan material para las elecciones, este viernes en La Paz. Foto: AFP

Empleados del Tribunal Electoral de Boliva preparan material para las elecciones, este viernes en La Paz. Foto: AFP

“El clima es de gran incertidumbre”, señaló a Clarín el periodista y analista boliviano Raúl Peñaranda. “Varias encuestas anticipan un triunfo de Arce en primera vuelta, pero otras hablan de una segunda vuelta. En ese caso, Mesa tiene todas las posibilidades de ganar. Yo creo que este será el escenario, es posible que la victoria de Arce sea estrecha y no llegue al 40% y 10 puntos de diferencia para asegurarse el triunfo en primera vuelta”, explicó.

Y no descartó un escenario de tensión si el resultado plantea alguna duda sobre si hay o no balotaje.

Pero el número de indecisos y el “voto oculto”, que no se revela en las encuestas, puede plantear sorpresas. Y está presente también el posible “voto útil”: muchos de quienes apoyan a Camacho podrían finalmente votar a Mesa, conscientes de que el líder cruceño tiene pocas chances y la dispersión de votos terminará por favorecer al candidato del MAS.

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La analista política Erika Brockman, por su parte, descarta que este año pueda haber una manipulación en el proceso electoral. “Se ha tratado de construir una narrativa del fraude, pero es muy difícil que eso ocurra a la luz del comportamiento que ha tenido el órgano electoral, que no se ha sumado a ninguna de las tendencias, no se ha avenido a las presiones del Ejecutivo y ha tratado de actuar conforme a ley”, señaló.

Cerca de 7,3 millones de bolivianos están llamados a las urnas, para elegir además a los 130 miembros del Parlamento. Este año habrá un protocolo especial y medidas estrictas para evitar contagios de coronavirus, cuando el país poco a poco comienza a retomar las actividades luego de varios meses de cuarentena.

La pandemia golpeó al país con cerca de 140.000 casos y más de 8.400 muertos y provocó un colapso de los hospitales durante varias semanas. Por eso las elecciones, inicialmente previstas para mayo, fueron reprogramadas primero para septiembre y finalmente se acordó -luego de duros enfrentamientos políticos- para este domingo.