Un millón de contagios en historias: los argentinos que viven el día después del coronavirus

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Jonás Herrera (42) toca el timbre de su propia casa para avisar que está por entrar. Del otro lado de la puerta su esposa Vanina (43) lo espera con el sanitizador

en la mano. Las zapatillas quedan afuera, el resto de sus prendas son rociadas con alcohol al 70%. El siguiente paso es lavarse las manos y, después, si es que vuelve del trabajo, a la ducha. Jonás, Vanina y sus hijos tuvieron coronavirus. Forman parte del millón de contagiados al que llegó Argentina este lunes. Como 8 de cada 10 infectados, ellos ya lograron recuperarse. A pesar de eso, sostienen una rutina de cuidados como si no hubiesen tenido Covid-19. Ellos no están tan seguros sobre la “inmunidad” que generaron, no saben si lo peor realmente pasó. “No diría que estoy más relajado. De hecho, estoy menos tranquilo que al principio”, asegura a Clarín.

Contrario a lo que se podría pensar, entre los entrevistados por este diario son muchos los que pasaron la infección y ahora viven con dudas y miedo por la reinfección y las secuelas. Detrás del millón están las historias. Entre ellas, la de Matilde, Orlando, Shantal, Victoria, Graciela, Macarena, Francisco, Verónica y más. Los que transitan el "día después" del coronavirus.

Los Herrera se dieron cuenta de que algo andaba mal en medio de una de sus rutinas de limpieza. “Estaba pasando un trapo con lavandina y me quejé con mi mujer de que el olor era muy fuerte. Ella no lo sentía”, recuerda Jonás. La pérdida de olfato y un poquito de tos fueron suficientes para que decidiera hisoparse. ¿El resultado? Positivo.

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Foto: Juano Tesone

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Vanina y Jonás Herrera, con sus hijos Guadalupe y Yago43, 42, 14 y 8 años.

Viven en Almagro y se contagiaron en julio.Cursaron la enfermedad con fiebre, un poco detos, pérdida de olfato y agotamiento. Yago fue asintomático.

"Esto es como cuando te dicen viene el lobo una y otra vez. Puede que algunosahora descrean de las advertencias. Pero yo lo viví, hoy soy más consciente." (Jonás)

Vanina se aisló en su casa ubicada en Almagro. Su marido le cedió el cuarto y se fue a dormir al sillón del living. Pero el plan no funcionó y a los pocos días Jonás empezó con síntomas. “Se invirtieron los roles y, al final, ella me terminó cuidando a mí. Especialmente, cuando estuve con fiebre y fatiga, llegué a sentirme muy mal. Nuestros hijos, de 8 y 13 años, no fueron hisopados. Uno perdió el olfato; el otro no tuvo síntomas pero sospechamos que también se contagió”, agrega Jonás, que trabaja como seguridad en un colegio.

“Esto es como cuando te dicen viene el lobo una y otra vez. Puede que algunos ahora descrean de las advertencias. Pero yo lo viví, hoy soy más consciente y tengo miedo por mis padres y mi suegra”, comparte. Y señala que siente que “la gente está demasiado tranquila por la calle”. “Me da ganas de frenarlos y contarles lo que pasé. Decirles que no es joda”, sigue.

En su caso, dice que está menos paranoico, que ya no se lava 50 veces las manos, pero que continúa con recaudos: “Todavía sigo procesando lo que ocurrió. Esperamos que no se repita. Hay medidas que ya incorporamos y que vamos a sostener como el barbijo, la distancia y la limpieza”, agrega.

Matilde y el mes en el "otro geriátrico"

“Estoy rara, no sé cómo tomar lo que pasó”. Del otro lado del teléfono, Matilde (98) habla con Clarín. Lo hace desde el Instituto Geriátrico Beltrán, ubicado en Flores, y con ayuda de su cuidadora Vanesa.

Estuvo un mes internada en el Hospital Muñiz, pero no lo recuerda. A su sobrina Alicia le dijo que la trataron muy bien en “el otro geriátrico”.

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Matilde Schute 98 años.

Vive en Flores y se contagió en julio.Fue internada con una pequeña infección en elpulmón de la que se recuperó con antibióticos. Estuvo un mes porque, a pesar de no tener síntomas,el hisopado le seguía dando positivo.

“Cuando me enteré de que había tenido coronavirus me agarró miedo, me dijeron queno me puedo contagiar de nuevo pero no sé si es verdad."

“Llegó al hospital con una pequeña infección pulmonar que pudieron resolver con antibióticos. No tuvo otros síntomas pero le repetían los hisopados y seguían dando positivo, por eso estuvo tanto tiempo internada”, precisa Alicia.

Matilde vivió con alegría el regreso al geriátrico, cuenta su cuidadora, pero luego agrega: “El tema es que con los días empezó a preguntar por los compañeros que faltaban: se infectaron 20 y fallecieron 13”. Los adultos mayores, considerados grupo de riesgo en la pandemia, tuvieron el mayor registro de mortalidad dentro del millón de contagios: el 80% pacientes que murieron tenía más de 60 años.

“Cuando me enteré de que había tenido coronavirus me agarró miedo, me dijeron que no me puedo contagiar de nuevo pero no sé si es verdad. No uso barbijo, pero las enfermeras sí. Y me lavo las manos con jabón”, cuenta Matilde, que dice no entender cómo se agarró el virus: “Yo siempre me cuidé”.

Orlando y sus 45 días en coma

Matilde tiene en común con Orlando Llanque (56) el agradecimiento hacia los profesionales del Muñiz. “Tuve mucha suerte, me salvaron la vida”, asegura Orlando. Es de La Matanza pero alquiló un departamento en Barracas para estar cerca del centro de salud donde lo asistieron. Allí sigue con controles y en tratamiento. Estuvo internado entre el 4 de julio y el 25 de septiembre. Durante un mes y medio, en coma farmacológico y con respirador en la terapia intensiva. En Argentina el 1% de los contagiados llegó a terapia intensiva y la mitad necesitó asistencia mecánica. 

Cree que se contagió trabajando. “Tenía un locutorio en Villa Celina. Durante la pandemia trabajaba con protección: siempre con mascarilla y alcohol en gel”, detalla Orlando. Sin embargo, no fue suficiente.

Una noche de principios de julio le subió mucho la fiebre. “Fui a un médico privado de La Matanza que me recomendó que viajara a Capital para hacerme un hisopado. Le hice caso: me imaginé que ese día volvía a mi casa. No fue así”, comenta Orlando.

El 4 de julio llegó al Muñiz con síntomas respiratorios, temperatura alta y pérdida del olfato. A los tres días pasó a terapia intensiva. “Me durmieron y no me acuerdo más. Desperté un mes y medio después”, señala.

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Radiografía del millón de contagios

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Fuente: Ministerio de Salud Infografía: Clarín

Vive hace 25 años en Argentina, pero es oriundo de Bolivia. Allí están sus ocho hermanos, que se desesperaron cuando dejó de contestar su celular. “Empezaron a llamar a los hospitales hasta que dieron con mis médicos. Cada dos días le pasaban el parte por teléfono”, destaca.

Sonia, una de sus hermanas, viajó desde Bolivia para asistirlo en la recuperación. “Fue un susto muy grande y hoy mi prioridad es ponerme bien. Casi no salgo del departamento, sigo con miedo. Sé que en un tiempo voy a tener que empezar a hacer alguna changa para vivir. Aunque ahora no estoy bien y prefiero quedarme encerrado”, sostiene y pide no compartir su imagen. Tiene miedo a ser estigmatizado.

El mea culpa de Victoria

Victoria Dapelo (29) no tiene claro cómo fue que se contagió Covid-19 aunque lo asocia con que no hizo las cosas bien. “Me equivoqué, fui irresponsable. Eso ahora cambió, tomé consciencia”, afirma a este diario. El inicio de la cuarentena lo pasó con sus padres. Por ellos, se cuidaba mucho. Pero, hace unos meses, regresó a su departamento de Lomas de Zamora donde vive sola y se relajó.

Flexibilicé el encierro y terminé infectada. También mi hermana y una amiga con la que me había juntado”, reconoce la mujer que trabaja en un estudio jurídico, es periodista y estudiante de Derecho.

Perdió las energías y le subió la temperatura. “Sentí que la situación se me podía ir de las manos”, relata Victoria, que transitó la enfermedad en su casa.

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Foto: Juano Tesone

Matteo Braccia Bellini22 años

Vive en Caballito y se contagió en marzo.Contrajo el virus en el exterior. Sufrió dolorde cabeza, fatiga y fiebre.

"Estaría bueno que nos dieran un carnet a los que ya superamos el Covid. Esoserviría para, por ejemplo, poder entrar a un asilo de ancianos y acompañar a los que viven ahí"

Juano Tesone

Victoria Dapelo 29 años

Vive en Lomas de Zamora y se contagió en julio.Tuvo dolor muscular, dolor de cabeza,fiebre, agotamiento y algunas secuelas

“Pasó mucho tiempo hasta que volví a estar realmente bien. El agotamiento meduró, lo mismo con la falta de gusto. Vivo el después del Covid con más cuidados."

“Pasó mucho tiempo hasta que volví a estar realmente bien. El agotamiento me duró, lo mismo con la falta de gusto. Me encantaban las comidas picantes y ahora no las tolero, sospecho que es una secuela del Covid”, agrega.

No tiene miedo, pero sí “más respeto”. “Vivo el después del coronavirus con más cuidados. Estoy tomando recaudos como si no hubiera tenido. Si bien muchos dicen que no me puedo volver a contagiar, yo tengo dudas”, resalta.

El golpe anímico del día después

"Shockeada y un poco fóbica". Así se siente Graciela Massanti (55) tras superar el coronavirus. Es abogada, vive en Palermo y estuvo aislada en un hotel tras experimentar dolor de pecho y mucha tos. Su hijo también se contagió: empezó con síntomas cuatro días más tarde. 

Cuenta que le costó mucho recuperarse. “Soy bastante activa, suelo hacer deportes aeróbicos y yoga y, sin embargo, me resultó difícil volver a tener fuerza. También me golpeó anímicamente, te queda la sensación de que te pasó algo terrible, como si fuera estrés postraumático”, advierte. Y agrega: “No me sale sentir que 'ya está', que estoy inmunizada”.

Foto: Fernando de la Orden

Graciela Massanti y su hijo Bruno Garzón55 años y 25 años.

Viven en Palermo y se contagiaron en Junio.Tuvieron dolores, agotamiento, tos y unalentarecuperación. Graciela fue aislada en un hotel.

"Me golpeó anímicamente, te queda la sensación de que te pasó algo terrible, comosi fuera estrés postraumático". (Graciela)

Pero no todo fue negativo. Ella destaca que, tras superar el Covid-19, se animó a reencontrarse con su papá, que tiene 92 años. “Siento que yo puedo transportar el virus pero no ser huésped. Por eso fui a verlo, con barbijo y distancia social”, suma.

Cadena de contagios: de Marisa a Macarena

La historia de Macarena con el coronavirus comenzó con su abuela política, Marisa. “Tiene más de 80 años. Creemos que la cuidadora que iba a su casa la contagió, Marisa infectó a su hija Fabiana, pareja de mi tío Pablo, que también contrajo Covid y se lo pasó a Verónica (54), su hermana y mi mamá. Ella contagió a sus hijos: a Francisco (19) y a mí”, resume Macarena Cabral (22). Fue rápido. Cayeron uno por uno, como fichas de dominó acomodadas en hilera.

“Me dolía muchísimo la cabeza, a eso le siguió el agotamiento corporal”, recuerda. No podía moverse, se agitaba con facilidad. Perdió el olfato y el gusto. “Me comí un ajo y ni lo sentí”, sigue y vuelve a la frase que repiten casi todos los recuperados: “Uno piensa que es joda y no”.

Los tres se recuperaron en la casa que comparten en Balvanera. Macarena cuenta que tuvo miedo por su mamá y que también se asustó cuando, estando supuestamente recuperada, intentó fumar un cigarrillo. “Di dos pitadas y se me cerró el pecho”, asegura.

Con el alta médica quiso volver a juntarse con sus amigas. Se le complicó: “Fue difícil, a ellas les daba miedo verme, tres semanas después de curarme todavía creían que podía contagiarlas”.

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Foto: Fernando de la Orden

Verónica, Macarena y Francisco Cabral54, 22 y 19 años.

Viven en Balvanera y se contagiaron en julio.Desarrollaron cuadros con dolorescorporales y pérdida de gusto y olfato.

"Calculo que algo de inmunidad tengo, aunque en el fondo creo que me puedo volvera contagiar. Ahora destrabé un nuevo nivel de miedo: me preocupan las secuelas”. (Macarena)

Hoy dice que va a visitar a su abuela “un poco más tranquila”. “Calculo que algo de inmunidad tengo, aunque en el fondo creo que me puedo volver a contagiar. Ahora destrabé un nuevo nivel de miedo: me preocupan las secuelas”, confiesa.

Matteo, el caso "importado" que dona plasma

Relajar algunas medidas, como el uso del barbijo, lo deja a Matteo Braccia Bellini (22) como un “bicho raro”. “De noche salgo a pasear al perro por Caballito sin barbijo. La gente me mira mal. Hasta el almacén de la esquina también voy sin tapabocas, al entrar me lo pongo para respetar la norma del lugar”, explica.

Su caso fue “importado” y se registró al inicio de la pandemia en el país. “Volví el 21 de marzo de un Work and travel en Colorado, Estados Unidos. A los cuatro días empecé con síntomas”, cuenta. Estuvo internado en la Suizo Argentina y en el Sanatorio Agote y luego quedó aislado 10 días en su casa. A fines de abril comenzó a donar plasma. Ya lo hizo en cuatro oportunidades.

Se considera “muy cuidadoso” en lo que a higiene respecta y dice que esas rutinas las mantiene. Desde que tuvo Covid se transformó en el elegido de la familia para hacer trámites o ayudar a su abuela con las compras.

Matteo está dentro de la franja etaria con más cantidad de contagios: el 45% de los infectados en el país tiene entre 20 y 40 años. Hoy le gustaría poder asistir a otros adultos mayores. “Creo que el Estado debería aprovechar la inmunidad de los recuperados. Estaría bueno que nos dieran un carnet a los que ya superamos el Covid. Eso serviría para, por ejemplo, poder entrar a un asilo de ancianos y acompañar a los que viven ahí”, propone Matteo, que es estudiante de Derecho.

Habla de las secuelas y dice que nota cambios en el gusto de la comida. “Todo tiene un sabor en común. No importa si pruebo carne, pizza o tomo un café. No puedo definir gusto a qué”, aporta.

Mariana y una larga espera que la hizo llorar

Desde Luis Guillón, Mariana Castro (38) comparte su experiencia. Recuerda que el dolor de cuerpo empezó un sábado: “Soy vendedora en un mayorista de alimentos. Ese día fui al local a pesar de los síntomas. A la tarde me comí un sándwich de miga y no le sentí el gusto”.

Siguió yendo al trabajo: lunes, martes y miércoles de la semana siguiente. "El jueves una amiga con la que me había encontrado dio positivo. Entonces el viernes me fui a hisopar”.

En el hospital de Lavallol la tuvieron esperando 7 horas. “Me puse a llorar en la sala de espera de la impotencia que me generaba”, dice y vuelve a angustiarse.

Foto: lucia merle

Shantal Wulach 30 años

Vive en Belgrano y se contagió en junio.Sufrió dolor en el cuerpo, agotamiento y fiebre.

"Pensé que había contagiado a mis papás y entré en pánico. Con mi aguinaldo lespagué el hisopado: por suerte dieron negativo. No me gustaría volver a pasar por lo mismo"

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Mariana Castro 38 años

Vive en Luis Guillón y se contagió en julio.La infección le provocó dolores en el cuerpoy pérdida de olfato.

"Pasé la enfermedad aislada en mi casa. No me preguntaron cómo me sentía ni mehicieron un seguimiento. Me sentí abandonada."

Cursó la enfermedad en su casa. Según cuenta, solo se comunicaron del centro de salud para avisarle qué día iba a recibir el alta. “No me preguntaron cómo me sentía ni me hicieron un seguimiento. Me sentí abandonada”, se lamenta. Tuvo miedo, especialmente a ser discriminada por sus vecinos.

Antes del Covid, se le bajaba el barbijo y ella no le daba importancia. “Hoy estoy más atenta, lo mismo con el alcohol en gel. Dicen que por tres meses soy inmune, ojalá sea cierto”, suma.

El aguinaldo en hisopados

En Shantal Wulach (30) la señal de alerta fue un dolor fuerte en la cabeza después de una clase de gimnasia con pesas. “Pensé que me había pasado con el ejercicio, que era una contractura por un mal movimiento”, cuenta la mujer que es ingeniera en alimentos y vive sola en Belgrano.

Se acostó y se durmió. A la mañana siguiente intentó participar de una reunión laboral por Zoom. Fue imposible: “Necesitaba meterme en la cama, cerrar los ojos, no pensar en nada”.

Tomó un paracetamol y se fijó si tenía fiebre: el termómetro marcaba 37,5. “Ahí ya me asusté. No por mí, sino por mis papás, a los que había visto. Los dos son grupo de riesgo. Llamé a Osde y me dijeron que esperara a tener más síntomas pero yo no podía esperar. Me fui a hisopar en forma privada”, relata.

Gastó 7 mil pesos en el laboratorio. A las 48 horas llegó el resultado. Era positivo. “Entré en pánico y pagué el hisopado para mis papás. En eso se me fue el aguinaldo”, cuenta. La espera fue estresante pero, al final, dieron negativo. Recién con esa noticia Shantal volvió a respirar. Con el tiempo, también logró recuperarse.

Hoy confirma que se cuida más que antes: “Es que el tema de la inmunidad no sé si existe, no está demasiado chequeado”.

Entre las decisiones post-Covid estuvo la de dejar de ver a sus papás por un tiempo. “Necesitaba encontrarme con mis amigas y, para eso, elegí no ver a mis padres. Me asusté mucho cuando pensé que los había contagiado. No me gustaría volver a pasar por lo mismo”, cierra Shantal.

Inmunidad y secuelas

Poco se sabe sobre la inmunidad entre los recuperados, las posibilidades de reinfección y las secuelas. El infectólogo Eduardo López, referente del Hospital Ricardo Gutiérrez y miembro del comité que asesora al presidente Alberto Fernández en relación al coronavirus aclara varias de las dudas más frecuentes.

¿Todos los que tuvieron coronavirus cuentan con inmunidad? 

Tanto los asintomáticos como los pacientes leves y graves tienen inmunidad por anticuerpos. Según investigaciones científicas, de China y Corea, los casos moderados a graves presentan anticuerpos más altos.

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Fuente: Ministerio de Salud Infografía: Clarín

¿Cuánto dura la inmunidad? ¿Qué diferencias hay entre reinfectarse y reenfermarse?

No está claro cuánto dura la inmunidad. Según los estudios disponibles, se prolonga por al menos cuatro meses y los primeros tres son los de mayor protección. Los individuos infectados tienen células de memoria (linfocitos T de memoria) que ayudan a prevenir la reenfermedad. En otras palabras, a que la persona no vuelva a enfermarse. Eso no quiere decir que no pueda reinfectarse, pero se supone que el cuerpo va a defenderse del virus y lo va a bloquear.

¿Qué tan frecuente es la reinfección?

Son muy pocos los casos que fueron estudiados seriamente. De 25 millones no hay más que cuatro o cinco. Por el momento, lo tomamos como un evento raro.

¿Cuándo la persona Covid positivo deja de contagiar?

El que cursa un cuadro leve o asintomático deja de contagiar entre el día 8 y 10. Por eso no se los hisopa. Los que transitan la enfermedad en forma grave necesitan un PCR negativo para recibir el alta. En algunos países se exigen dos PCR para estos casos.

¿Es cierto que hay pacientes con mayor carga viral?

No está confirmado. Algunas publicaciones dicen que en los cuadros graves la persona tiene mayor carga viral que en los leves, a este grupo se los llama superpropagadores porque eliminarían mayor carga viral y, en este sentido, tendrían más posibilidades de contagiar. Sin embargo, hay otras investigaciones que aseguran que no es así.

El que tuvo coronavirus y se recuperó, ¿puede en el futuro contagiar?

Para contagiar debe tener la partícula viral infectante. El que cuenta con anticuerpos e inmunidad de memoria supuestamente no puede reenfermarse y si no se reenferma no contagia. Aunque hay grises y es necesario seguir estudiándolo.

¿El virus puede mutar? 

Sí, puede mutar. Y si muta mucho puede que los anticuerpos que el recuperado desarrolló ya no sirvan.

¿Qué tipos de secuelas existen? ¿Los asintomáticos o con cuadros leves pueden sufrirlas?

En el corto plazo, la persona recuperada puede experimentar cansancio prolongado, adinamia (debilidad muscular y fatiga) y tos irritativa por entre tres y cuatro semanas. La pérdida del gusto y el olfato también se puede prolongar por hasta seis semanas.

Existen secuelas más importantes a nivel pulmonar, también cardíacas y neurológicas. En general, se da en los casos más graves. No en los leves o asintomáticos, según la OMS.

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