Motochorros, el delito que más preocupa a los vecinos de Palermo

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No es un cuadrado, ni un rectángulo, ni un triángulo obtusángulo. La ruta que describen las estadísticas de los robos de motochorros en Palermo no se parece

a ninguna figura geométrica. Sus límites son la avenida Santa Fe, Coronel Díaz, Honduras, Scalabrini Ortiz, Niceto Vega y Ángel Carranza.

"Es la zona que concentra la mayor cantidad de robos de motochorros. El 59% de los casos del barrio se registraron entre esas calles", afirma Nelson Durisotti, presidente de la Asociación Recoleta y coordinador del Mapa del Delito de la Ciudad de Buenos Aires, que se realiza en base a las denuncias de sus vecinos.

Los números corresponden al periodo comprendido entre el 1° de enero de 2021 y el 30 de junio pasado. En toda la Ciudad de Buenos Aires, los reportes de motochorros llegaron a 804 casos.

La esquina de Honduras y Medrano, en Palermo. Foto: Marcelo Carroll

La esquina de Honduras y Medrano, en Palermo. Foto: Marcelo Carroll

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La Comuna 1 (compuesta por Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) encabeza la lista, con 92 denuncias. Lo sigue la Comuna 5 (Boedo y Almagro), con 86 robos.

En el tercer puesto se ubica la Comuna 14, con 80 casos. Y aquí vale la aclaración: la Comuna 14 se limita al barrio de Palermo, que es el más grande de la ciudad. Por lo que si la lista se hiciera por barrios (y no por comunas), Palermo se ubica en el primer puesto. Atrás vienen Almagro (46) y Boedo (40). El resto no supera las 20 denuncias.

Los números oficiales

Según el Ministerio de Justicia y Seguridad porteño, durante el año 2020 el delito de motochorros en la Comuna 14 disminuyó un 73% respecto de 2019, cuando no había restricciones por la pandemia de Covid-19: hubo 227 casos, contra 828.

En el periodo enero-julio de 2021 se consignaron 138 robos bajo esta modalidad en la Comuna 14, contra los 680 que ocurrieron en el mismo lapso de 2019.

Detención de motochorros en Palermo.

Detención de motochorros en Palermo.

En toda la Ciudad, según las cifras oficiales, cayeron un 60% en 2020, con 3.734 hechos, la cifra más baja desde la implementación del Mapa del Delito, contra los 9.360 de 2019.

En una recorrida de Clarín por la zona, vecinos y comerciantes afirmaron que, prácticamente, la modalidad de motochorro es la única que se escucha y que conocen. No se trata de bandas, sino de "parejas de robo": un piloto (el que maneja) y un "bajador" (el acompañante, que baja y arrebata algún objeto).

Hay casos de asaltos a clientes que almorzaban, merendaban o cenaban en bares y restaurantes. También, de vecinos o gente que andaba de paso y fue sorprendida mientras caminaba. Siempre de la misma manera: el "bajador" aparece por sorpresa, arrebata el celular o la cartera y el piloto está a la par de la situación. A veces sobre la vereda y otras sobre la calle. Tampoco faltan los hechos que tienen como víctimas a los automovilistas.

Por lo general, ocurren en un corte de semáforo. El conductor o el acompañante toman sus teléfonos, escriben un mensaje o hacen una llamada y sus teléfonos terminan en manos del "bajador", que en cuestión de pocos segundos se sube a la moto y el piloto hace lo que mejor sabe: zig zag entre autos pendientes del corte del semáforo.

Aunque se ha visto a motochorros que escapan por las veredas o por la calle, en sentido contrario al tránsito. Otra modalidad no tan repetida es la de los robos que incluyen la rotura de algún vidrio de un auto. Pero los ladrones serían otros: los que marcan a sus víctimas a la salida de un banco del Microcentro y los siguen luego de que retiran sus autos de un estacionamiento.

Los arrebatos

"Hace rato que no escuchamos comentarios sobre robos a mano armada", asegura un almacenero de la calle Honduras. "Ahora todo es arrebato. Es lo que escuchamos: una moto sube a la vereda y a los segundos alguien grita 'agarrenló'. Creemos que eligen a las víctimas al voleo. Miran y se deciden por la persona más distraída. No es algo de todos los días", aclara.

"Desde la pandemia bajaron los casos. Antes era algo de todos los días", advierte un empleado farmacéutico de la calle Honduras. "Los de ahora son oportunistas. Llegan y eligen a la víctima en el momento. Pre pandemia era distinto: los comerciantes veíamos motos dando vueltas y llamábamos a la Brigada. Otro cambio es el tipo de motos. Estamos viendo motos más chicas. De 250 cilindradas para abajo", añade.

Motochorros que asaltaron a un automovilista en Palermo atropellaron a un agente de la Policía de la Ciudad. Los detuvieron.

Motochorros que asaltaron a un automovilista en Palermo atropellaron a un agente de la Policía de la Ciudad. Los detuvieron.

"El bar de la esquina (por el de Salguero) vendió el fondo de comercio por los robos", explica un portero de un edificio de Honduras. "Fueron un par. Se llevaron la recaudación y llegaron a robar a cliente por cliente. Debe haber sido en 2018. Te diría que son los últimos con pistolas que escuchamos. Ahora es todo en moto, arrebatos. El ladrón va caminando como cualquier vecino, a la par de sus víctimas. Y en un segundo demuestra cuál es su verdadera intención y se sube a la moto. Otra cosa no hacen", dice. 

Según pudo saber Clarín, los ladrones que actúan en este rincón de la Ciudad serían de la zona: de Palermo, de Almagro, de Abasto, de Chacarita y alrededores.

Hasta hace aproximadamente diez años, el mundo del hampa veía con malos ojos al ladrón de celulares. Hasta que la tecnología limitó las modalidades. Las cámaras de seguridad de los comercios hicieron que disminuyan los robos a locales. Además, los comerciantes manejan cada vez menos efectivo.

Algo similar ocurrió con los secuestros, las entraderas y el delito automotor (siempre en CABA); sus índices están cada vez más bajos. Allí, la principal hipótesis para comprender el fenómeno serían las eventuales condenas a cumplir por ser detenidos por delitos que incluyan armas.

El arrebato de celulares, en cambio, posibilita una rápida salida de prisión. Entonces, las nuevas camadas de ladrones encuentran en el robo de teléfonos la mejor opción.

"El tema es que no roban un teléfono por día", aclara una fuente con acceso al mundo delincuencial. "Por ahí se roban siete u ocho en una recorrida. Y qué teléfonos. Porque como la pena es la misma por cualquier tipo de celulares, apuntan a los de alta gama y van a Palermo creyendo que van a encontrar los más caros. Eso hace que dos pibes en una moto puedan ganarse, como mínimo, 100 mil por día. Sacá la cuenta de lo que juntarían en una semana. Hoy en día no existe otro tipo de ladrón que genere ese dinero".

EMJ