Técnicamente la propina está prohibida para todos los trabajadores gastronómicos y hoteleros del país, conforme al artículo 11.11 del Convenio Colectivo de Trabajo 389/2004. Se sabe, sin embargo, que entre nosotros
Propina: ¿especie de regalo con porcentaje delimitado? ¿Limosna? ¿Un detalle para redondear un sueldo digno y ajeno? ¿Especie de karma? ¿Comisión por productividad?
“Estoy harto de que las propinas sean la forma en que se les paga a los camareros. Hay que prohibir las propinas, hacer que los restaurantes paguen un salario real como todos los demás trabajos”, dicen en el popular sitio de gastronomía Buena Morfa Social club.
En los Estados Unidos se está poniendo de moda el Ban Tipping, un movimiento que pide que prohíban la propina, buscando concientizar sobre un sueldo correcto que no debería necesitar que los comensales dejen una gratificación extra.
Pero la propina está, existe en este país, así que va siendo hora de reconocer que el argentino típico es amable, siempre lo fue y nunca dejará de serlo. Argentina: oasis de cordialidad que respeta con delicadeza las leyes nunca escritas del comer afuera.
¿No resulta suficientemente amable de nuestra parte elegir un restorán sobre otros? ¿No debería sonar tipo: ya te elegí, ya me trasladé, ya gasté, ya pagué y encima hay que dejar el 10%? Parafraseando a la Coca Sarli uno podría preguntarse: ¿Qué más pretende usted de mí?
Colgamos en el sitio de morfi la siguiente pregunta: ¿La propinaes obligación o es un gesto de amabilidad? Los virtuales y experimentados comensales -más de 200 comentarios en un rato- debatieron, ilustraron & colaboraron con la confección de estas líneas.
A nivel mundial, nos dicen, la práctica de dejar propina “es muy variable”. En Japón, por ejemplo, es considerado como algo ofensivo, una especie de “soborno” al mozo, quien solo está cumpliendo con su deber.
En Italia, Alemania, Holanda, Australia y México, así como en la Argentina, se estila dejar a voluntad alrededor del 10%. Las cosas cambian en Francia, Reino Unido, Suiza y más acá, en Brasil, donde la propina viene agregada a la cuenta (entre el 10% y el 15%).
En los Estados Unidos y Canadá se obliga a dejar entre un 15% y un 20%, pero cuando el servicio es malo puede que no dejes nada y encima te hagan un reembolso por haberle pedido el Libro de quejas al gerente del establecimiento.
El NegroGustavo Castiglioni, ex mozo de El Taller, bar fundador de la movida de los Palermo's, dice que allí no se caracterizaban por recibir propinas y que cuando les dejaban "moneditas", el chiste era decirle al cliente: “Che, teolvidaste esto”.
Acto seguido le devolvían los pesitos en señal de protesta, buscando generar una infinita vergüenza ajena.
Marcelo Crivelli, administrador de Buena Morfa, aclara que la propina está prohibida en el punto 11.11 del convenio colectivo 389/04 de los gastronómicos.
El debate en el sitio habla de “pago en negro a los mozos”. También se dice que la propina nunca se utiliza como base de cálculo para la indemnización por antigüedad.
En otras palabras, la propina es hoy, simplemente, una gratificación prohibida, pero habitual. "No puede considerarse sueldo, pero es lo que hacen en la práctica para pagar sueldos bajísimos en un rubro donde son muy negreros”, opinan los entendidos.
Con la regla del 10%, la gastronomía sería una de las pocas áreas donde uno se convierte en una suerte de “socio” del dueño del boliche.
Apareció un nota que se hizo viral hace unos meses: Gastaron $50.000 en un restaurante y no dejaron propina.
Crivelli, que además organizó movidas masivas como el Homenaje a la Milanesa y regentea su club con cerca de 80 mil miembros entre asesores gastronómicos, cocineros, emprendedores diversos y público comensal, agrega: “El sindicato y las cámaras acordaron incorporar el porcentaje a los sueldos”. Léase: la propina es obligatoria, pero la pagarán los empleadores, que obviamente luego trasladan todo a precios.
Se ve que la costumbre pudo más y "seguimos dando propinas".
Existe jurisprudencia no uniforme para la cual cuando el empleador no prohíbe las propinas, entonces tolera y ésta se considera parte de la remuneración.
Lucía Rabey, actriz, diseñadora y persona que almuerza y cena todos los días, pega el grito: “¡¿Se imaginan que el sueldo de ustedes se complete con la propina que les deje la clientela?! ¿En qué momento aceptamos que sea así en gastronomía? ¿Por qué no les pagan sueldos reales ?”.
Está mal visto no dejarla
“Yo hago mi trabajo a conciencia y acepto mi sueldo u honorario”, responde el mozo Fernando Bugallo. “No me ofende que no me dejen propina o que no me hagan un presente, algo que se acostumbra mucho en mi profesión (...). Siento que no es una obligación moral la propina, pero es verdad que está mal visto no dejarla".
Hay gente que directamente no le encuentra sentido alguno a la propina. Un tal Marcelo Salani se sumó a la polémica que originó decenas de comentarios. “No le encuentro fundamento al asunto. En mi trabajo yo no cobro propina".
Obligatorio es pagar la adición. No hay duda. Obligatorio es que den ticket o factura. No siempre ocurre, especialmente en nuestros territorio patrio. “La propina debería ser voluntaria”, opinan varios. “Si me atienden mal, no siento que corresponda y mucho menos me siento obligado a darla”.
El sommelier Daniel Jerozolimski es taxativo: “Para mí es una obligación moral, como dar los buenos días o las gracias. En algunos países es obligatoria o sugerida, de manera que viene precargada a menos que la rechaces. Esto pasa por ejemplo en Chile".
Y continúa: "En la Argentina se considera optativa, cosa que no me parece bien. Yo dejo un 10% como mínimo si el servicio es correcto, 15% si es muy bueno y 20% si es superlativo. No voy a entrar en detalles si eso completa o no el sueldo de camareros, cocineros…”.
Crivelli remata con mirada sociológica. “¿Qué es la costumbre? La reiteración con carácter general y frecuencia de determinadas conductas que una sociedad dada considera que es lo que corresponde hacer o no hacer. Ejemplos hay miles: el saludo, ceder el asiento, pedir permiso, agradecer, cortarse las uñas… Con la propina, que está prohibida, la costumbre pudo más y en la Argentina la seguimos dando”.
POS
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