Fin para un azote callejero: tan odiados como peligrosos, los monopatines de alquiler dejan de rodar en París

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Pero, con la invasión anárquica de estas máquinas, los parisinos descubrieron rápidamente las molestias que las acompañaban: veredas invadidas por scooters que desafiaban la seguridad de los peatones sin la menor

regla de tránsito que los afectara. Usuarios que conducían a toda velocidad sin casco y provocaban o sufrían accidentes graves. Máquinas con una vida útil de unas pocas semanas, lo que constituye una aberración ecológica. Prácticas sociales deplorables, en las que los autoempresarios, llamados "juicers", recargaban los scooters, desafiando las normas de seguridad.