“No la he visto, y menos aún probado”, asegura Corwin Wright, de 55 años, refiriéndose a la nueva riqueza de su país. Wright vende sombreros de tela y gorras en el
mercado de Stabroek, donde cientos de vendedores luchan por llamar la atención de los transeúntes en puestos cubiertos con lonas, con la esperanza de que compren cualquier cosa, desde mangos y jugo de caña de azúcar hasta peces pacú recién pescados.