Al juez que llevará el caso más mediático de la década, Juan Merchan (de origen colombiano), no le ha temblado la mano a la hora de decretar una orden mordaza contra
el mismo Trump, una herramienta relativamente común en el sistema judicial estadounidense que consiste en prohibir a un acusado los comentarios públicos sobre los implicados en su proceso. La medida impone a Trump abstenerse de hacer comentarios sobre los testigos, fiscales, miembros del jurado y personal de la corte, así como a sus familiares. Esa misma orden fue ampliada el 1 de abril para incluir al propio juez y sus familiares, así como al fiscal Alvin Bragg.