El oficialismo tiró el manual de la presión y patoterismo, que hizo naufragar la ley ómnibus en febrero, y cambió de estrategia. Volvió a la carga con la Ley Bases, una
versión acotada pero consensuada. Cedió, negoció cambios hasta último momento y, dato no menor, poroteó bloque por bloque. Para el recinto planificaron un esquema para no dejar librado nada al azar, y Martín Menem se aferra al cronograma para evitar cualquier traspié.