Al ser un ítem descartable y no tener en absoluto las cualidades o funcionalidad de un fármaco, cuadran más con el segundo ítem. Sin embargo, las bolsas de sangre contienen una
sustancia química anticoagulante que, desde otro punto de vista, podría patear su clasificación para el lado de los medicamentos. O, para ser más precisos con la terminología, de las llamadas especialidades medicinales, cuyas exigencias son mayores que las que se aplican sobre, por ejemplo, un barbijo o cualquier otro producto médico.