Italia y España entran en la segunda semana de "deshielo" con el coronavirus: ¿Cómo les fue?

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Este lunes, hace exactamente una semana, España entraba en su Fase Cero de deshielo después de ocho semanas de confinamiento. Italia hacía lo mismo, ingresando

a la ya célebre "fase dos" tras 55 días de cuarentena. Ambos países llegaron a ser los más afectados en Europa por la pandemia del nuevo coronavirus, arrojando dramáticos saldos de muertos e infectados. En esta nota, los corresponsales de Clarín en Madrid y Roma relatan un balance de los primeros días de apertura y convivencia con el temido virus.

Italia: apertura sin sorpresas

Una semana después de iniciada la Fase 2 con la apertura controlada de la vida social y las actividades productivas, la epidemia de coronavirus parece continuar su fase lentamente descendente sin graves sorpresas. No hay noticias de brotes imprevistos de muertos y contagiados, ni de que haya sido necesario imponer nuevas “zonas rojas” de rígido aislamiento.

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Se anunció este lunes que recién el jueves se darán los datos oficiales de la evolución de la peste que vino de China. A primera vista da la impresión que el país resistió que 4,4 millones de trabajadores se agregaron a los otros millones que no habían abandonado sus labores porque pertenecen a los sectores “esenciales”.

El jueves se sabrá si en los lugares de trabajo y en el transporte público se incubaron nuevos contagios. Los tres primeros días de la Fase 2 iniciada el lunes 4 fueron dominados por la decisión de la gran mayoría de los italianos de quedarse en sus casas para garantizarse el aislamiento, que es lo más seguro para no contagiarse.

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Esa tendencia en parte se mantiene, aunque desde el jueves comenzaron a poblarse las calles y los parques de las ciudades. En Milán la metrópoli más castigada por el coronavirus, se produjola primera rotura abierta de la disciplina y la prudencia. Miles de jóvenes y adultos invadieron el barrio de I Navigli (las naves), el más típico de la ciudad con los canales que lo cruzan. I Navigli es el corazón de la movida más refinada.

Ocurrieron cosas inexplicables. Grupos aquí y allá que se juntaban hombro con hombro a charlar y a beber, porque algunos vivos descubrieron el negocio de vender cervezas prohibidas a los jóvenes.

Desde el lunes los centenares de bares y restaurantes del barrio pudieron reabrir sus puertas tras 55 días de cuarentena, pero solo vendiendo comidas para llevar a casa. Algunos hasta improvisaron danzas y canciones colectivas. En ningún momento apareció uno de los miembros de las varias policías que circulan a miles por Milán para dispersarlos.

Muchos de los rebeldes no llevaban ni siquiera puesto el barbijo obligatorio.  El alcalde Giuseppe Sara se desayunó recién al día siguiente leyendo las protestas en la prensa por el desgarro a todas las medidas de seguridad y buen sentido anunciadas. “La próxima vez cierro I Navigli”, prometió. Era tarde. El espectáculo no se repitió allí, pero sirvió de ejemplo.

Amontonamientos y una fiesta alcohólica

Desde el viernes hasta domingo las violaciones fueron in crescendo, aprovechando que en buena parte de las veinte regiones italianas los gobernadores deciden por su cuenta como alterar las órdenes de mantener las restricciones provenientes de Roma.

Se vio a tantos napolitanos juntarse junto al mar, amontonarse en varios sectores, aunque hubo más respeto por los barbijos puestos en el rostro y más familias que entre los milaneses.

Lo mismo pasó en muchos parques del país, aunque las violaciones fueron menores. El gobierno volvió a recordar que la cuarentena proseguiría aunque aliviada y que las multas seguían.

En Roma, llamada por los vecinos, la policía allanó un departamento donde adolescentes ecuatorianos habían organizado una fiesta alcohólica. Una ragazza que yacía desmayada por la “sbornia” (borrachera) en una cama, fue llevada en ambulancia a un hospital.

Changuito, barbijo y perro. Una mujer camina por las calles del Trastevere, en Roma. / EFE

Changuito, barbijo y perro. Una mujer camina por las calles del Trastevere, en Roma. / EFE

Durante la semana se notó un continuo aumento del tránsito de automóviles aunque no llegaron a los niveles normales de la era previa a la pandemia. Muchos que van a trabajar prefieren el coche, más seguro que la posibilidad de contagio en los medios públicos, que salvo excepciones circularon manteniendo todas las medidas de seguridad y, por tanto, medio vacíos para los estándares apretujados que son tradición.

Coronavirus en Italia



Fuente: DEPARTAMENTO DE PROTECCIÓN CIVIL DE ITALIA Infografía: Clarín

Las curvas epidémicas siguieron bajando lentamente durante la primera semana de la Fase 2. La novedad es que ocho regiones disminuyeron hasta llegar el fin de semana el número de muertos que lamentar. Molise, Calabria, Valle de Aosta, Puglia, Fiuli Venecia Giulia, Umbría, Cerdeña y la Provincia Autónoma de Trento, encabezan la lista virtuosa que preaanuncia el fin de la pandemia. Y hay otras, como el Alto Adigio, con niveles bajísimos de contagiados y fallecidos.


Infografía: Clarín

Italia fue el primer país europeo emponzoñado por el coronavirus, con una potencia de contagio que algunos científicos parangonaron a un “tsunami” (maremoto). El número de muertos, la cantidad de contagiados y el peligro de que el sistema hospitalario colapsara en las regiones más castigadas del norte –Lombardía, Piamonte, Emilia Romania y Véneto--, hicieron vivir horas trágicas en marzo y abril.

La primera semana de la Fase 2, en la que se inicia la proclamada “convivencia con el virus”, confirmó la fase descendente de la epidemia, sobre todo en el centro sur, con metrópolis pobladas como Roma, Nápoles y Palermo.

En Roma, con el área metropolitana más grande, con cuatro millones de personas, los números de muertos y contagiados son tan bajos que permiten casi cantar victoria: vaticinan que a fin de mes los fallecidos bajarán a cero y los contagiados a muy pocos en la capital italiana.

El centro sur que no ha sufrido las graves consecuencias de la pandemia y algunas regiones pequeñas del norte (como Friuli Venecia Giulia, Valle de Aosta y las provincias autónomas de Trento y Alto Adigio), también han cuerpeado la peste que centró a las regiones más grandes e industrializadas del rico norte italiano. La semana que pasó confirmó esta realidad.

Lo que viene: grandes aperturas

La semana que se inicia estará caracterizada por las decisiones en torno a las polémicas que se vivieron en estos días pasados que fueron de alta temperatura política.

En primer lugar por la decisión de muchos gobernadores que prometen adelantarán los escalones previstos de ahora a fin de mes. El lunes 18 será la jornada de las grandes aperturas que el gobierno nacional había previsto en parte recién para el 1 de junio.

Bares, y restaurantes, rediseñados en función de las medias de seguridad, comenzarán a operar libremente. En la primera semana de la fase 2 fueron autorizados solo a reabrir las puertas para vender comidas que los clientes se deben llevar a comer lejos de los negocios para evitar amontonamientos culinarios frente a bares y restaurantes.

En Bolzano, capital del Alto Adigio, la provincia autónoma de la minoría de lengua alemana, este lunes pudieron volver a trabajar bares, restaurantes y peluquerías, en abierto desafío a las disposiciones del gobierno nacional.

El gobierno ha tratado de resistir porque los considera de riesgo alto y prefiere los cambios cautelosos. Pero no. Algunos gobernadores quieren hasta abrir para algunas ocasiones los teatros. Este lunes se está negociando entre el primer ministro Conte y los presidentes de las regiones un consenso difícil, con un ojo puesto en los datos científicos sobre los movimientos de las curvas epidémicas en todo el territorio italiano.

Cines, teatros, locales nocturnos, estadios deportivos, sobre todo de fútbol, son considerados en el más alto nivel de riesgo de contagio y su reapertura entrará en discusión en junio.

Adultos mayores, en un banquito de Roma, este lunes. / EFE

Adultos mayores, en un banquito de Roma, este lunes. / EFE

En el centro de las discusiones más alteradas han estado los peluqueros y centros estéticos. El cierre de los negocios ha liquidado por falta de rédito una parte de las peluquerías en toda Italia. Se estima que más del 20% no reabrirá sus puertas.

El resto organiza manifestaciones y pide con desesperación al gobierno, como otros muchos comerciantes, ayuda concreta “a fondo perdido”, o sea subsidios, para poder continuar.

Un empleado limpia la vidriera de un negocio en Roma./ EFE

Un empleado limpia la vidriera de un negocio en Roma./ EFE

Es probable que las peluquerías reabran en toda Italia ya el lunes 18 y no el 1 de junio como había establecido el gobierno de Roma. Lo mismo, con limitaciones, bares y restaurantes. Todos deberán respetar las medidas de seguridad sobre todo las distancias mínimas para evitar los contactos humanos, que pueden ser contagiosos.

España, lista para tomar algo al aire libre

El plan de apertura de España en fases cumple este lunes una semana y poco más de la mitad de los 47 millones de españoles se verán aliviados: las provincias en las que viven cumplieron los criterios para avanzar a la fase que permite reunirse y sentarse a tomar algo al aire libre.

En siete días de Fase Cero, once comunidades autónomas más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla pasaron a la Fase Uno, que se inició este lunes, y que ablanda las restricciones sociales y económicas. Se suman además, parcialmente, otras cinco autonomías en las que algunos de sus territorios lograron pasar de fase.

Se retoman los vuelos comerciales entre las islas Canarias y las Baleares, aunque deberán operar a la mitad de su capacidad.

El transporte marítimo también se activa entre las islas, pero aún no podrán navegar los cruceros de turistas.

Sin embargo, los vecinos de ciudades como Madrid y Barcelona, motores de la economía del país, quedan, por ahora, en la Fase Cero.

Respeto de medidas

Dos mujeres brindan con café, en una mesita al aire libre en la Comunidad Foral de Navarra./ EFE

Dos mujeres brindan con café, en una mesita al aire libre en la Comunidad Foral de Navarra./ EFE

El balance de esta primera semana del plan de transición, que si no se producen rebrotes descontrolados de la epidemia concluiría a finales de junio, demuestra la responsabilidad cívica de los españoles que, en su mayoría, respetaron el uso de barbijo en trenes, subtes y colectivos y las franjas horarias para salir a pasear o a hacer deporte según las edades.

Los comercios de menos de 400 metros cuadrados adecuaron sus posibilidades a los requisitos de distanciamiento e higiene para poder volver a abrir sus puertas aunque el primer día de Fase Cero, en Madrid, sólo lo logró el 20 por ciento de los negocios pequeños.

En la arena política, esta primera semana de desconfinamiento aumentó la crispación. Al gobierno de coalición PSOE-Podemos le costó horrores lograr que el Congreso aprobara la cuarta prórroga al estado de alarma que rige en España desde el 14 de marzo.

Lo logró luego de un inesperado acuerdo con Ciudadanos, el partido de centro-derecha que condicionó su apoyo a que el presidente Pedro Sánchez consulte y comunique sus planes con los partidos políticos y el resto de las comunidades autónomas y a que las ayudas económicas y sociales que el gobierno implementó apenas se decretó el estado de alarma queden desvinculadas de esta medida y se prolonguen hasta finales de junio.