Coronavirus en Francia: incidentes en los suburbios de París, en pleno confinamiento

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En vísperas de Ramadán y en pleno confinamiento en Francia, la tensión entre los habitantes de Villeveuve la Garenne y la policía francesa estalló esta madrugada.

Un escenario temido por las fuerzas de seguridad porque en los suburbios de París la cuarentena es difícil de cumplir por el hacinamiento de los edificios sociales, las familias numerosas y el mal vínculo entre policías y vecinos.

Un hombre de 30 años fue gravemente herido en una pierna el sábado por la noche, en esta comuna de los Altos del Sena, después de haber chocado contra la puerta de un auto policial sin identificación.

Cómo sucedió el accidente aun no está claro: unos y otros tienen versiones opuestas. La policía sostiene que la policía abrió la puerta para proceder al control de identidad del joven en la moto porque iba sin casco y alta velocidad, al lado de la estación de servicio, en la avenue du Verdun. En las redes sociales, los vecinos denuncian que la puerta fue deliberadamente abierta para frenar al joven, que resultó gravemente herido en la pierna izquierda. Fue operado y va a iniciar acciones judiciales contra la policía.

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Esto provocó picos de tensión en la madrugada del domingo al lunes entre unos 50 jóvenes del barrio y la policía como secuela del accidente, que reprimieron con gases lacrimógenos y bastones, en enfrentamientos desde la medianoche.

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En pleno confinamiento, los jóvenes salieron a la calle, quemaron el mobiliario urbano de las cercanías de sus edificios. Así comenzó el incendio de vehículos de los vecinos, que estaban estacionados en el parking de los edificios, en un fenómeno similar al del estallido social del 2005 en los suburbios de París y las grandes ciudades francesas.

Los testigos en Villeneuve la Garenne relataron que los enfrentamientos comenzaron “después de medianoche, durante una hora entre los jóvenes encapuchados y la policía”. Las fuerzas de seguridad utilizaron gas lacrimógeno en la represión.

Pero incidentes similares se repitieron en Aulnay Sous Bois, en Seine- Saint Denis, en el este de Paris, no lejos del aeropuerto Charles de Gaulle, donde se incendiaron tarros de basura de plástico con ruedas, que lanzaron contra la policía. Hasta ahora no se puede establecer un vínculo entre lo que sucedió en Villeneuve la Garenne y Aulnay Sous Bois. Pero no esta lejos de Clichy Sous Bois, donde se inició la rebelión en el 2005.

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Los fiscales de Nanterre han abierto una investigación sobre “el conjunto del accidente” y sobre supuestas “amenazas de muerte a los policías”.

En pleno confinamiento, en Villeneuve la Garene hay serios problemas para las familias, tras el cierre de la cantina escolar. Las asociaciones del área distribuyen comida casa por casa a aquellas familias que tienen “demasiada vergüenza” de ir a los centros de distribución alimentaria general. El presupuesto familiar quedó destruido ante el cierre del colegio, cuando una familia puede alimentar a tres de sus hijos con 100 euros por mes en la cantina.

En el confinamiento y sin salario, los ahorros se evaporan y las familias no sabe como poder seguir comprando comida. Son barrenderos, familias monoparentales, limpiadoras por horas que no cobran si no trabajan o están en desempleo parcial. Son sus hijos los que el presidente Emmanuel Macron quiere que regresen al colegio el 11 de junio: no tienen computadoras para hacer los deberes a distancia ni comida para el resto del mes.

Ramadan se inicia está semana y las mezquitas están cerradas porque en Ile de France está en el pico de la pandemia del coronavirus. Las autoridades del culto musulmán han aceptado estas celebraciones atípicas, donde las familias deberán rezar en sus casas y no podrán reunirse para celebrar el fin del ayuno diario con sus vecinos.

Esto genera tensiones en la comunidad musulmana mientras los emires afirman que es legítimo adoptar estas medidas por el virus.

Pero en Le Havre, Evreux, Villiers Sur Marne, Mantes La Jolie, Chanteloip Les Bignes, La Courneuve, Trappes, Grigny, con edificios sociales, aumenta la tensión entre la población y las fuerzas de seguridad. Entre el 12 y el 19 de abril hubo serios incidentes entre ambos. ¿Pero cómo las fuerzas de seguridad pueden hacer respetar el confinamiento si en tiempos normales ni las fuerzas de seguridad ni los bomberos son aceptados en los barrios y recibidos con hostilidad?

Para la policía y los bomberos, que actúan en la emergencia sanitaria como paramédicos, la estrategia es llegar rápido, antes de ser rodeados por los “amigos” del sospechoso y no poder salir del barrio.

Una polémica divide a los barrios sensibles de los suburbios parisinos:l a “estigmatización” de las zonas pobres, libradas a la “violencia de la policía” , y los que anuncian un “recalentamiento” de los suburbios y una inminente rebelión en masa de sus habitantes. Un escenario que repetiría el 2005 en Francia, en medio de la peor crisis sanitaria de su historia.

La policía no acusa a todos los habitantes sino a los “caids” o jefes territoriales. Ellos son “los que arman grandes petardos de artificio, son grandes o pequeños traficantes de drogas, que distribuyen en motos y se organizan de manera metódica para marcar el territorio a las fuerzas de seguridad”, según un policía habituado a trabajar en los suburbios.

Pero la crisis del coronavirus vuelve a dejar al descubierto las dos Francias y sus históricas y peligrosas tensiones sociales y étnicas.