Los 10 años del papa Francisco: futuro tormentoso y sin viajes a la Argentina

Internacionales
Lectura

Se cumplen diez años del papado del papa Francisco. Jorge Bergoglio fue elegido en el atardecer del 13 de marzo de 2013 a los 76 años. Ya había renunciado por límites

de edad como cardenal arzobispo de Buenos Aires y su elección en la Capilla Sixtina en el Vaticano se concretó en el clima de ansiedad que había causado un mes antes su predecesor Benedicto XVI, el alemán Joseph Ratzinger, al renunciar a su cargo.

Diez años después de la última fase de su pontificado, atraviesa un año complicado. El último día de 2022 Ratzinger murió en el Convento en que vivía en los jardines vaticanos a los 95 años, hace apenas tres meses.

Quiere decir que el pontificado del jesuita Bergoglio, que eligió el nombre de Francisco, ha sido condicionado durante tantos años por el caso único en la historia de los últimos siete siglos de gobernar los destinos de la Iglesia de 1.300 millones de bautizados, con el Papa anterior aún en vida.

Además, Benedicto XVI había elegido seguir siendo Papa con el título de emérito, que fomentó las conspiraciones y ataques de los sectores más conservadores y tradicionalistas, que señalaron la existencia de dos papas aunque Joseph Ratzinger insistió siempre en que “Papa hay uno solo”.

La era inédita de los dos papas. Foto: AP
La era inédita de los dos papas. Foto: AP

Este condicionamiento fue piloteado con maestría por el papa Francisco y no se repetirá porque no habrá un nuevo Papa Emérito en la Iglesia. Basta la experiencia del caso Ratzinger. El mismo Jorge Bergoglio, que evocó el tema de su dimisión algún día en varias entrevistas, aclaró que si se va, su título será de Obispo Emérito de Roma.

BANER MTV 1

Seguramente si se plantea el problema, el actual Papa producirá una legislación novedosa para contemplar la renuncia del pontífice. La cuestión es una innovación renovadora de la Iglesia, gran mérito de Joseph Ratzinger, un conservador que cometió con su gesto un cambio histórico en la bimilenaria vida de la Iglesia.

Nueva años y tres meses después de la presencia cercana de su predecesor en una institución que afirma el carácter de poder absoluto del Papa gobernante, Jorge Bergoglio ahora pilotea la Iglesia internándose en un futuro que se presenta tormentoso por los enfrentamientos internos.

Sínodos


Además del Año Santo Jubilar que se celebra el año próximo, Francisco ha enderezado la nave católica en una fase netamente enfocada en dos Sínodos de los Sínodos, asambleas mundiales de obispos que afrontarán los problema y desafíos que afronta la Iglesia.

Los sínodos fueron creados por el Concilio Vaticano II, que convocó el formidable Juan XXIII en los años 60 y que reconcilió a la Iglesia con el mundo moderno.

Jorge Bergoglio rodeado de fieles. Foto: archivo
Jorge Bergoglio rodeado de fieles. Foto: archivo

Los tradicionalistas le tiran con todo a las decisiones del Concilio por sus reformas, que fueron sabias modernizaciones y dejaron la estructura de la doctrina inexpugnable.

Jorge Bergoglio identifica plenamente su pontificado con las enseñanzas de aquel Concilio.

Tras la muerte de Juan XXIII que hizo recaer en su sucesor Pablo VI la misión de llevar adelante las decisiones conciliares, se celebraron los 27 sínodos mundiales de obispos que ahora se han convertido en el “camino sinodal” que marcará la fase final del pontificado de Francisco.

Bergoglio ha acentuado su lucha por las modernizaciones de la Iglesia y las reformas que considera inevitables. Pero aunque los tradicionalistas se lo reprochan, no ha hecho hasta ahora cambios doctrinales de fondo.

La tradición de la Iglesia Inmóvil sigue firme en este plano. Solo en los Sínodos de la familia de 2014 y 2015 se aprobó una reforma doctrinaria. Se cambió la prohibición de regresar plenamente a la iglesia de los católicos divorciados vueltos a casar a los que se les negaba la confesión para acceder plenamente a los sacramentos.

Francisco habla con su intérprete durante la reciente visita a Sudán del Sur. Foto: EFE
Francisco habla con su intérprete durante la reciente visita a Sudán del Sur. Foto: EFE

Con una retorcida nota al pie de página del documento final se autorizó que los obispos pueden decidir tras un largo camino de recuperación autorizar a esos católicos a confesarse y poder tomar la comunión.

La resistencia a los cambios de fondo quedó de relieve cuando en 2018 se realizó el Sínodo de Obispos de la Amazonia. Prometía ser una asamblea revolucionaria en la vida de la Iglesia.

El Sínodo aprobó medidas como la creación de los Viri Probati, que existieron en las primeras iglesias cristianas. Eran católicos jefes de familia, de edad avanzada, que podían recibir la ordenación sacerdotal en lugares donde era enorme la falta de curas.

También el Sínodo aprobó medidas que facilitaban que las mujeres subieran al altar durante las celebraciones y aprobaban el acceso femenino al diaconado.

Estos cambios de fondo no figuraron en el documento final de aquel Sínodo de la Amazonia. El Papa argentino no incluyó ninguna de estas medidas.

La Teología del Pueblo


Bergoglio elaboró en la primera fase de su vida de jesuita en Buenos Aires ideas acerca de privilegiar las periferias a las áreas centrales del catolicismo. Contrario a la Teología de la Liberación, fue uno de los promotores en Argentina de la Teología del Pueblo.

Sus 40 viajes fuera de Italia como Papa demostraron estas convicciones, privilegiando los países pequeños y de las periferias del mundo.

Esta vocación se refleja en su continua atención solidaria hacia los refugiados y los "últimos" del planeta. Cree que la Iglesia está llamada profundamente por el mandato de Cristo a privilegiar el amor y la ayuda hacia los pobres.

Sus creaciones de cardenales también han seguido el mismo camino. Pocos nombramientos en los países centrales, muchos en las periferias De paso, esta política le ha ayudado a obtener una mayoria bergogliana en el colegio de cardenales. Aquellos menores de 80 años votan por el nuevo Papa. Ya cuenta casi con la mayoría absoluta.

"Guerra mundial por pedazos"


Otro argumento central se reduce a una sola, terrible palabra: guerra. Hace por lo menos dos años que Francisco sostiene que en el mundo se combate ya una “guerra mundial por pedazos”.

La invasión rusa de Ucrania parece haberle dado finalmente razón. Las continuas amenazas del presidente ruso Vladimir Putin de que su país recurrirá a las armas atómicas si enfrenta un desafío a su existencia, le permiten a Francisco expresar que esa Tercera Guerra Mundial está comenzando.

Un soldado ucraniano a bordo de un tanque D-64 en el frente de batalla. Foto: Reuters
Un soldado ucraniano a bordo de un tanque D-64 en el frente de batalla. Foto: Reuters

La Tercera Guerra Mundial tiene una característica: nadie puede ganarla y la misma existencia del planeta y sus 8 mil millones de habitantes podrían no sobrevivir a la saturación de artefactos nucleares.

Viajar a Rusia y poder emprender una mediación que lleve a la paz o, al menos, a un armisticio prolongado, es una ambición que Bergoglio confiesa con frecuencia. Putin no dice que no, pero tampoco que sí.

El otro país más problemático para Jorge Mario Bergoglio Sívori, hijo de una pareja de italianos Piamonteses emigrados a la Argentina, que él llama familiarmente “mi tierra”, es precisamente el suyo.

Nunca ha podido hacer un viaje y vaya si le hubiera gustado. Si se muere sin concretar este deseo, en el que al parecer hoy cree poco, será el primer Papa de los tiempos modernos que nunca volvió a ver su tierra natal desde que lo elevaron al cargo de sucesor de San Pedro, primer obispo de Roma y fundador de la Iglesia de Jesucristo.

Vaticano, corresponsal

ap​

Mirá también

"Que las aguas del Mediterráneo no se llenen más de sangre", duro mensaje del papa Francisco contra el tráfico de personas

Experimento en la Iglesia: por qué en Italia se suspenden los padrinos y madrinas en bautismos