El expresidente Donald Trump, hablando en su resort de Florida en Mar-a-Lago el martes por la noche horas después de su comparecencia en Nueva York, tachó el caso en su contra de
De pie ante sus familiares, funcionarios del Partido Republicano y aliados, Trump llamó "criminal" al fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, afirmando sin pruebas que Bragg había filtrado información del gran jurado.
Trump también llamó al juez que supervisa el caso, Juan M. Merchan, "un juez que odia a Trump con una esposa y una familia que odian a Trump."
En la sala durante su comparecencia a primera hora del martes, Merchan amonestó a Trump por sus comentarios públicos, instándole a abstenerse de hacer declaraciones sobre el caso con "el potencial de incitar a la violencia y los disturbios civiles."
En su discurso, retransmitido en directo por CNN y Fox News, Trump dedicó gran parte de su tiempo a airear otros agravios percibidos contra él.
Renovó sus críticas sobre el registro del FBI en Mar-a-Lago en agosto, la investigación civil del fiscal general de Nueva York sobre él y los negocios de su familia y el caso abierto en Georgia sobre su intromisión en las elecciones de 2020 en ese país.
"Esto es una persecución, no una investigación", dijo sobre el caso del fiscal general de Nueva York.
La expectación por las declaraciones de Trump había ido en aumento durante todo el día, mientras las cadenas de televisión por cable y los medios de comunicación nacionales ofrecían actualizaciones minuto a minuto.
El ex presidente, mientras tanto, se negó a hablar con los periodistas en Nueva York y en su lugar guardó sus comentarios para un discurso en horario de máxima audiencia de vuelta a casa en Florida.
Pero Trump pareció desaprovechar su oportunidad con un discurso lleno de quejas y escaso de aplausos.
Dentro del salón de baile, la mayor ovación de la noche fue cuando terminó su discurso repitiendo su lema de campaña de 2016.
Sus declaraciones responden a una estrategia que se ha convertido en habitual para Trump:
difuminar las líneas entre sus batallas judiciales y sus oponentes políticos para influir en la opinión pública sobre su arresto, al tiempo que despierta el entusiasmo -y las contribuciones a la campaña- de sus partidarios.
El salón de baile de Mar-a-Lago en el que Trump habló -el mismo lugar en el que anunció su tercera candidatura a la Casa Blanca en noviembre- se dispuso con una amplia pasarela para que los aliados y familiares de Trump pudieran hacer sus entradas.
El diseño también dividió la sala de forma que la multitud pareciera mayor de lo que era.
Se dispusieron unos 350 asientos para los asistentes, entre los que se encontraban dos de los hijos adultos de Trump, Tiffany Trump y Donald Trump Jr. Matt Gaetz, de Florida, y Marjorie Taylor Greene, de Georgia, ambos republicanos de extrema derecha.
El ex presidente habló unas siete horas después de salir de un tribunal de Manhattan, donde se declaró no culpable de 34 cargos de delito grave que los fiscales presentaron contra él por su papel en la coordinación de los pagos de dinero por silencio a una actriz porno.
Es el primer ex presidente que se enfrenta a la perspectiva de un juicio penal.
Victimizado
Desde hace tiempo, Trump ha querido presentarse como blanco de ataques por motivos políticos y ha afirmado que los cargos que se le imputan carecen de fundamento.
Poco después de ser acusado por un gran jurado la semana pasada, emitió un comunicado en el que calificaba la acusación de "persecución política e interferencia electoral al más alto nivel de la historia."
Su mensaje ha resonado entre sus partidarios.
Desde su imputación, los números de Trump en las encuestas para las primarias presidenciales republicanas de 2024 han subido dos dígitos, incluso cuando algunos partidarios de toda la vida han frenado su prisa por defenderle.
El martes, durante su comparecencia ante el tribunal, una multitud de partidarios de Trump se congregó en las calles de Manhattan.
c.2023 The New York Times Company
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