Espeluznante informe sobre la Iglesia Católica: durante 80 años, más 140 curas abusaron a 600 chicos en Maryland

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Más de 150 sacerdotes católicos y otras personas allegadas a la archidiócesis de Baltimore abusaron sexualmente de más de 600 niños y a menudo escaparon a la rendición de cuentas, según un

informe estadual largamente esperado que fue publicado el miércoles, revela la magnitud de abusos que abarcaron 80 años y acusa a las autoridades de la iglesia de décadas de encubrimiento.

El informe pinta un cuadro condenatorio de la archidiócesis, que es la diócesis católica más antigua del país y se extiende por gran parte de Maryland. En algunas parroquias, escuelas y congregaciones hubo más de un abusador al mismo tiempo, como en la parroquia de San Marcos de Catonsville, donde vivieron y trabajaron 11 abusadores entre 1964 y 2004.

Un diácono admitió haber abusado de más de 100 niños. A otro sacerdote se le permitió fingir un tratamiento contra la hepatitis y poner otras excusas para evitar enfrentar los cargos de abuso.

La Fiscalía General de Maryland dio a conocer los resultados de una investigación de un año de duración durante la Semana Santa -considerada la época más sagrada del año en el cristianismo, antes del Domingo de Resurrección- y afirmó que el número de víctimas es probablemente mucho mayor.

El informe tiene partes censuradas para proteger el material confidencial que utilizó el gran jurado, lo que significa que se eliminó la identidad de algunos clérigos acusados.

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Kurt Rupprecht, una de las víctimas, cuando era niño. Foto: AP
Kurt Rupprecht, una de las víctimas, cuando era niño. Foto: AP

"La asombrosa omnipresencia de los abusos subraya la culpabilidad de la jerarquía eclesiástica", dice el informe. "El gran número de abusadores y víctimas, la depravación de la conducta de los abusadores y la frecuencia con la que a abusadores conocidos se les dio la oportunidad de seguir abusando de los niños son sorprendentes".

La revelación de los resultados censurados constituye un avance significativo en una batalla legal en curso por su publicación y se suma a crecientes evidencias de las parroquias de todo el país, en tanto numerosas revelaciones similares han sacudido a la Iglesia Católica en los últimos años.

El arzobispo de Baltimore, William Lori, en un comunicado publicado en internet, pidió disculpas a las víctimas y dijo que el informe "detalla una época reprobable en la historia de esta archidiócesis, una época que no será encubierta, ignorada u olvidada".

"Para la mayoría es difícil imaginar que actos tan malvados pudieran haber ocurrido realmente", dijo Lori. "Las víctimas-sobrevivientes de todas partes conocen la dura verdad: estos actos malvados sí ocurrieron".

La Fiscalía General de Maryland dio a conocer los resultados de una investigación de un año de duración durante la Semana Santa. Foto: AP
La Fiscalía General de Maryland dio a conocer los resultados de una investigación de un año de duración durante la Semana Santa. Foto: AP

El miércoles, la legislatura estadual también sancionó una ley para poner fin a la prescripción de las demandas civiles relacionadas con abusos y la ha enviado al gobernador Wes Moore, quien ha dicho que la apoya. La archidiócesis de Baltimore afirma haber pagado más de 13,2 millones de dólares en concepto de tratamientos e indemnización a 301 víctimas de abusos desde la década de 1980, incluidos 6,8 millones de dólares para 105 acuerdos voluntarios.

El fiscal general de Maryland, Anthony Brown, que asumió el cargo en enero, dijo que la investigación muestra "abusos generalizados, perniciosos y persistentes". Los investigadores del estado comenzaron su trabajo en 2019; revisaron más de 100.000 páginas de documentos que se remontan a la década de 1940 y entrevistaron a cientos de víctimas y testigos.

El abuso, una "cadena perpetua"


Las víctimas dijeron que el informe era un ajuste de cuentas público largamente esperado con acusaciones vergonzosas que la iglesia enfrenta desde hace décadas.

Jean Hargadon Wehner dijo haber sido abusada en Baltimore en su adolescencia por A. Joseph Maskell, sacerdote que fue consejero y capellán de su escuela secundaria católica. Contó que denunció los abusos a las autoridades eclesiásticas a principios de los años 90, cuando por fin afloraron sus recuerdos del trauma, unas dos décadas después de haber sido violada repetidamente.

"Esperaba que hicieran lo correcto en 1992", dijo a los periodistas el miércoles. "Todavía estoy enojada".

Autoridades y víctimas hablaron sobre el informe de los abusos. Foto: AP
Autoridades y víctimas hablaron sobre el informe de los abusos. Foto: AP

Maskell abusó de al menos 39 víctimas, según el informe. Negó las acusaciones antes de su muerte en 2001 y nunca fue acusado penalmente. The Associated Press no suele nombrar a las víctimas de abusos, pero Wehner ha hablado públicamente para llamar la atención sobre el asunto.

Kurt Rupprecht, que también sufrió abusos de niño, dijo que tenía unos 40 años cuando reconstruyó sus recuerdos traumáticos. Dijo que darse cuenta de ello le produjo cierto alivio porque explicaba décadas de comportamiento autodestructivo y problemas de salud mental, pero que el hecho también lo dejó abrumado por la rabia y la incredulidad.

Rupprecht explicó que su agresor había sido destinado a la diócesis de Wilmington, que abarca algunos condados de la costa este de Maryland.

"Estamos aquí para decir la verdad y no parar nunca", dijo tras la rueda de prensa. "Nos enfrentamos a esto todos los días. Es nuestra cadena perpetua".

La Red de Sobrevivientes de Abusados por Sacerdotes, conocida como SNAP, señaló que el informe enumera más nombres de abusadores de los que han sido divulgados públicamente por funcionarios de la archidiócesis. La organización pidió al arzobispo que explicara las discrepancias.

Están en curso otras investigaciones que afectan a la archidiócesis de Washington y a la diócesis de Wilmington, Delaware, que incluyen partes de Maryland.

La arquidiócesis tomó medidas para proteger a los acusados


El informe de Baltimore revela que los líderes eclesiásticos centraban su atención en mantener ocultos los abusos, no en proteger a las víctimas o detener los abusos. En algunas situaciones, las víctimas acababan denunciando los abusos a sacerdotes que a su vez eran abusadores.

Y cuando las fuerzas del orden tuvieron conocimiento de las denuncias de abusos, la policía y los fiscales a menudo mostraron deferencia y "desinterés en indagar qué sabían los líderes eclesiásticos y cuándo lo supieron", según el informe.

El documento, de casi 500 páginas, incluye numerosos casos de autoridades eclesiásticas que tomaron medidas para proteger a clérigos acusados, como permitirles retirarse con ayuda económica en lugar de ser expulsados, permitirles permanecer en el ministerio y no denunciar los presuntos abusos a la policía.

En 1964, por ejemplo, el padre Laurence Brett reconoció haber abusado sexualmente de un adolescente en una universidad católica de Connecticut.

Fue enviado a Nuevo México con la excusa de un tratamiento para la hepatitis y después a Sacramento, donde otro adolescente denunció haber sido abusado por Brett, según el informe. Más tarde fue destinado a Baltimore, donde ejerció de capellán en un instituto católico para chicos y abusó de más de 20 víctimas.

Después de que varios alumnos lo acusaran de abuso en 1973, a Brett se le permitió renunciar, alegando que tenía que cuidar a una tía enferma. Los responsables del colegio no informaron de los abusos a las autoridades, y más tarde se presentaron decenas de víctimas más. Brett nunca fue acusado de delitos penales y murió en 2010.

El informe se centra en gran medida en los años anteriores a 2002, cuando una investigación de The Boston Globe sobre abusos y encubrimiento en la archidiócesis de Boston provocó una explosión de revelaciones en todo el país.

Los obispos católicos del país acordaron entonces, por primera vez, realizar reformas que incluían la prohibición de por vida de ejercer el ministerio para cualquier sacerdote que cometiera un solo acto de abuso.

Aunque las nuevas políticas nacionales mejoraron significativamente la gestión interna de las denuncias de abusos en la archidiócesis de Baltimore después de 2002, siguieron existiendo fallas importantes, según el informe.

Sólo una persona ha sido acusada con motivo de la investigación: Neil Adleberg, de 74 años, que fue detenido el año pasado y acusado de violación y otros cargos. El caso sigue abierto. Los funcionarios dijeron que fue entrenador de lucha libre en una escuela secundaria católica en los años 70 y luego regresó a esa función durante el ciclo lectivo 2014-2015.

Los presuntos abusos ocurrieron en 2013 y 2014, pero la víctima no era alumno de la escuela, dijeron las autoridades.

El tribunal considerará divulgar más nombres en el futuro

Los abogados del estado pidieron autorización a un tribunal para divulgar el informe y un juez del Tribunal de Circuito de Baltimore dictaminó el mes pasado que se debía hacer pública una versión con partes censuradas. El tribunal ordenó que se tacharan los nombres y cargos de 37 personas acusadas de irregularidades -cuyos nombres salieron a la luz durante los procedimientos confidenciales del gran jurado-, pero estudiará la posibilidad de publicar una versión más completa en el futuro.

Los legisladores aprobaron el miércoles un proyecto de ley para poner fin a la prescripción en el estado, después de que propuestas similares fracasaran en los últimos años. Actualmente, las víctimas de abusos sexuales a menores en Maryland no pueden demandar después de cumplir 38 años. El proyecto de ley eliminaría el límite de edad y permitiría demandas retroactivas.

La archidiócesis de Baltimore lleva mucho tiempo sometida a investigación por su gestión de las acusaciones de abusos.

En 2002, el cardenal William Keeler, arzobispo de Baltimore durante casi dos décadas, hizo pública una lista de 57 sacerdotes acusados de abusos sexuales, lo que le granjeó una reputación de transparencia en un momento en el que el alcance nacional de los delitos seguía sin salir a la luz.

Sin embargo, la situación cambió cuando un gran jurado de Pensilvania acusó a Keeler de encubrir acusaciones de abusos sexuales cuando era obispo de Harrisburg en la década de 1980.

Los autores son periodistas de Associated Press

Traducción: Elisa Carnelli

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