Con abrigo negro, el soberano, de 75 años, apareció sonriente y saludando al bajar del coche con su esposa, la reina Camila, delante del edificio religioso, en el castillo de Windsor,
situado a medio centenar de kilómetros de la capital británica.
Con abrigo negro, el soberano, de 75 años, apareció sonriente y saludando al bajar del coche con su esposa, la reina Camila, delante del edificio religioso, en el castillo de Windsor,
situado a medio centenar de kilómetros de la capital británica.