A menudo, desconocen los primeros síntomas del estrés por calor o cómo las altas temperaturas son especialmente peligrosas para las personas con problemas de salud preexistentes, como enfermedad renal o hipertensión.
Incluso los medicamentos, como los anticolinérgicos, que tratan las alergias o el asma, pueden acelerar los problemas al restringir la sudoración.