“Puedo hacer este trabajo”, dice Biden tras su desastre en el debate

Internacionales
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Joe Biden es consciente de que no lo hizo tan bien en el debate del jueves por la noche y sabe que se multiplicaron las voces que piden que dé un

paso al costado. Una decisión casi inédita y de resultado incierto. Tal es la desazón que generó en los demócratas su performance en los estudios de la CNN de Atlanta. A las debilidades que ha mostrado recientemente –la rigidez del cuerpo, las dudas al hablar, el tartamudeo– les sumó frases sin sentido, sin concluir (“no entendí lo que dijo”, disparó inclemente Donald Trump), y las varias oportunidades en las que pareció haber perdido el hilo. Ayer, mientras el vocero de su campaña prefería el énfasis y proclamaba que “por supuesto que no se va a rendir”, el presidente eligió el camino de la sinceridad: “Ya no camino con tanta facilidad como antes, no hablo con tanta fluidez como antes, no debato tan bien como antes, pero sé lo que sé: sé cómo decir la verdad”.

“No volvería a presentarme si no creyera que puedo hacer este trabajo porque, francamente, es demasiado lo que hay en juego”, afirmó Biden en un mitín en Carolina del Norte. “Sé distinguir el bien del mal. Sé cómo hacer este trabajo. Sé cómo hacer las cosas. Sé, como saben millones de estadounidenses, que cuando te derriban te vuelves a levantar”, añadió.

Sucede que la referencia al débil vínculo que Donald Trump tiene con la verdad no es ninguna novedad y probablemente no haya cambiado el voto de ningún elector que haya asistido al debate. “Biden ganó en la política, pero Trump en la actitud”, afirmó un analista citado por el New York Times. El magnate repitió todas las mentiras habituales, sobre los migrantes, sobre su gestión anterior, sobre China y hasta llegó a decir que Biden alentó a Rusia a atacar a Ucrania.

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El día después. Ayer, la campaña de Biden entró en modo “control de daños” tras una desastrosa presentación en el debate que desencadenó alarma entre los demócratas y conversaciones sobre reemplazar al candidato, de 81 años, en la boleta presidencial. El veredicto sobre el desempeño de Biden contra Donald Trump fue condenatorio, como reflejó toda la prensa estadounidense, con estrategas democrátas admitiendo “consternación” y “pánico” dentro de las filas partidarias a poco más de cuatro meses de las elecciones. “Los demócratas entran en pánico por Biden, dudando de su futuro”, tituló el Washington Post.

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Y el New York Times afirma que los demócratas, incluidos miembros de su administración, siguieron el debate con preocupación, llamándose por teléfono y con mensajes de texto “frenéticos”. Algunos también “discutieron entre ellos en privado si es demasiado tarde para convencer al presidente de que dimita en favor de un candidato más joven”, añade el periódico.

El enfrentamiento del jueves por la noche con Trump había sido promocionado como una oportunidad para que Biden calmara las inquietudes sobre su avanzada edad y para pintar a su rival como una amenaza existencial para la democracia estadounidense. Pero el efecto fue exactamente el contrario.

“Fue domoledor. Cualquiera que lo quiera relativizar o no lo vio o es tal el nivel de fobia a Trump que se imagina lo que no pasó...”, dice a PERFIL el politólogo Fabián Calle. A lo largo del enfrentamiento de noventa minutos, Biden luchó por contrarrestar una actuación típicamente explosiva de Trump, quien parecía enérgico y contundente en comparación, pese a los poco más de tres años de edad que los separan, mientras lanzaba, sin ser desafiado, una serie de declaraciones falsas o engañosas. Una pantalla dividida a menudo mostraba a Biden mirando, boquiabierto, mientras Trump se explayaba.

“No fue un buen debate para Joe Biden”, declaró la exjefa de comunicaciones demócrata de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, a CNN cuando cayó el telón del enfrentamiento. Maria Shriver, miembro destacada de la dinastía demócrata Kennedy, hizo una declaración que más bien parecía una elegía de las esperanzas de reelección de Biden. “Amo a Joe Biden. Sé que es un buen hombre”, publicó en la red social X. “Esta noche fue desgarradora en muchos sentidos. Hay pánico en el Partido Demócrata”.

Thomas Friedman, uno de los principales columnista del New York Times y cercano al presidente, dijo que el debate fue “un momento desgarrador” y admitió que lloró a ver al mandatario. “Joe Biden, un buen hombre y un buen presidente, no tiene nada que hacer postulado a la reelección”, escribió Friedman. “Es hora de que mantenga la dignidad que se merece y se retire al final de este mandato”.

¿Nueva fórmula? Por ahora, ninguna personalidad demócrata ha pedido públicamente a Biden que se retire, y la mayoría sigue una línea clara del partido sobre mantener la fórmula existente. “Nunca le daré la espalda al presidente Biden”, dijo el gobernador de California, Gavin Newsom, quien ha figurado en múltiples listas de posibles sustitutos. “No conozco a ningún demócrata de mi partido que haría eso”, dijo Newsom a los periodistas.

Además de Newson, circulan los nombres de la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmen, o el progresista representante saliente por Nueva York Jamaal Bowman. Pero nadie ha agitado desde el partido esa posibilidad de cara a la convención que comenzará el 19 de agosto; una ceremonia en la que, con las reglas en la mano, Joe Biden es prácticamente invulnerable salvo que se den un par de circunstancias excepcionales (ver recuadro).

También Barack Obama salió en respaldo de su amigo y vice durante los dos mandatos. “Las malas noches de debate también ocurren”, y coincidió en que en noviembre hay “muchas cosas en juego”.

“Esta elección todavía consiste en decidir entre alguien que ha luchado toda su vida por los ciudadanos de a pie y alguien que solo se preocupa de sí mismo. Entre alguien que dice la verdad, que distingue el bien del mal, y alguien que miente a sabiendas por su propio beneficio”, publicó en sus redes sociales, sin nombrar a Trump. “Lo de anoche no cambia eso”, agregó el expresidente.

Los analistas dicen que forzar un cambio sería políticamente complicado, de modo que Biden tendría que decidir retirarse para dar paso a otro candidato antes de la convención del partido. Su vicepresidenta, Kamala Harris, defendió lealmente a su jefe el jueves aunque reconoció que había tenido un “comienzo lento”. Calle no cree que Biden pueda “bajarse”, entre otras cosas porque Harris tiene una “pésima imagen”. “El desafío es sacar a ambos y poner una fórmula totalmente nueva, lo que mostraría un gran nivel de desesperación”, afirma el politólogo y magíster en Relaciones Internacionales.

Calle cree que hasta ahora la campaña de Biden creía que ganaban relativamente cómodos en votos populares, pero perdían en el Colegio Electoral, con lo que era crucial dar la batalla en estados claves. “Pero ahora en las encuestas más optimistas los demócratas pierden en el voto popular, o sea una mala noticia”.

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