Las demandas sanitarias, económicas y sociales de la pandemia del coronavirus han llevado evidentemente a un incremento del gasto público global.

Por: Danny Pérez Díaz|hispantv|En naciones como Argentina, esa fuerte exigencia sobre las arcas del Estado se dio en un panorama de recesión y crisis. Cuando el virus se detectó a principios de marzo, el país de la pampa ya tenía 2 años consecutivos con una caída económica, pobreza y desempleo sumado a una inflación que terminó en cerca del 54 % en el año 2019.

Un nuevo gobierno asumía las riendas del país, pero con una herencia nada satisfactoria. No solo se cambiaba un rostro, sino un modelo. Dos períodos de gobierno de corte neoliberal, cesaban con una población hastiada por las secuelas del endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las políticas tradicionales de la derecha.

En tiempos de “vacas flacas”, retornaba un sistema de izquierda, con el desafío de restablecer planes y acciones sociales en pro de los derechos de aquellos que más lo necesitaran.

De hecho, para intentar paliar los efectos de la crisis en pandemia, el Gobierno de Alberto Fernández lanzó una serie de medidas, además de las sanitarias, que apuntaron a contener el colapso económico.

Incluso, recientemente el gobierno nacional logró resolver el problema con los acreedores externos que de no haber sido exitoso, el país se vería obligado a pagar unos 45 mil millones de dólares entre los años 2020 y 2025.

Pero el presidente Fernández impulsa también una reforma judicial haciendo cumplir una de sus promesas de regeneración institucional. Propuesta sobre la que ahora la oposición alega, utilizarían las autoridades para hacerse de un importante poder del Estado a su favor.

Lo cierto es que luego de que el Ejecutivo anunciara la extensión de las medidas de confinamiento en Buenos Aires, la capital, hasta el 30 de agosto, un sector de oposición decidió realizar el llamado “Banderazo por la Libertad” contra la gestión de Fernández.

La manifestación de la que hizo eco buena parte de la prensa nacional e internacional, presentó entre sus demandas sorpresivas muestras de negación a la pandemia y a colocarse una vacuna, también proclamas contra la ahora vicepresidenta, Cristina Fernández, y el rechazo a cualquier iniciativa gubernamental, incorporando la reforma judicial planteada por el mandatario.

Al paso ha salido el exmandatario Mauricio Macri, desde sus vacaciones en Europa, a felicitar a los argentinos que salieron a las calles en protesta. Un accionar cuestionado por muchos que se preguntan si a Macri se le olvidó cómo entregó al país, y también le califican de irresponsable por alentar a movilizaciones de calle, que se ha demostrado son fuente de contagio de coronavirus.

A la fecha Argentina registra poco más de 299 mil casos confirmados de la COVID-19 y casi 6 mil muertes. Por ello, sorprende que puedan haber ciudadanos en contra de las medidas sanitarias y de una posible vacunación contra la pandemia. Aunado a esto la convocatoria a marchas, puso al descubierto fuertes diferencias en el seno de la principal alianza opositora entre los fuertes y los moderados.

Pese a todo, los números también han hablado. Un reciente sondeo de opinión pública, de la Consultora CEIS de Argentina, reveló que más de dos tercios de los argentinos aprueban la gestión de Alberto Fernández. Mientras la gestión conjunta entre el Gobierno Nacional, gobiernos provinciales y la Ciudad de Autónoma Buenos Aires es valorada muy positivamente con un 85 % de aprobación.

En Detrás de la Razón, nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye.