La más cándida sostiene que Posse firmó su final el día que avaló la suma de salarios en el Poder Ejecutivo, lo que habría incluido un engaño a Milei. La más
fuerte indica que Posse contaba con información privilegiada del movimiento de los ministros -y no solo de ellos- y que la usaba en su favor. Karina Milei le perdió la consideración hace tiempo. Otra dirigente, muy influyente en el entorno presidencial, conserva en su teléfono capturas de charlas y videos que le hicieron ruido y que hace un tiempo habría exhibido en la cima de la Casa Rosada. A ellas se suma una tercera mujer, Sandra Pettovello, que no le perdonó nunca que en febrero -en la previa de una escapada de fin de semana que la ministra no le había contado a nadie- Posse la haya despedido, tras una reunión a solas, con una frase provocativa: “Suerte en Punta del Este”. Posse dice que esa información se la pasó otro ministro.