La historia es la siguiente: a partir de 2011 comenzó un proceso de desaceleración del consumo, que solo tuvo repuntes en los años electorales, 2013 y 2015 que termino levemente positivo,
después de caer en 2014. Ya en 2016, con un nuevo gobierno, se produce una caída de -4,5%, seguida por otra de-3,1% en 2017, en 2018 repite el signo -1,5%, mostrando una tendencia de algo más auspiciosa. Todo hacia pensar que en 2019 terminaría empatado, al menos, pero sucedió todo lo contrario, se derrumbó -7,3%.