El Juzgado Correccional N° 4 de San Isidro condenó este viernes a tres de los seis médicos acusados por la muerte de Alejandro Cohn, el hermano del cineasta Mariano Cohn, ocurrida
La condena recayó sobre Marcelo Solano, Ana Sánchez y Carla Setti, y los otros tres acusados, María Soledad Seijo, María Viviana Quiroga y Martín Montagna, fueron absueltos.
Solano recibió una pena a tres años y seis meses de prisión y siete años de inhabilitación para ejercer la medicina, por ser penalmente responsable del delito de homicidio culposo y Ana María Sánchez a un año y ocho meses de cárcel y cinco años de inhabilitación. Con respecto a Carla Setti, el juez la condenó a un año y ocho meses de prisión, mientras que serán cinco años de inhabilitación. Ambas fueron condenadas por el mismo delito.
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De esta manera, solo Solano obtuvo la prisión efectiva, pero recién irá a la cárcel cuando la condena esté firme. Mientras que las otras dos médicas seguirán en libertad porque las sentencias son excarcelables.
“La primera lectura que tengo para hacer es que se comprobó lo que denuncié, que es que a mi hermano lo mataron en la guardia”, expresó el cineasta y hermano de la víctima, Mariano Cohn.
Aunque manifestó que no está conforme con las absoluciones, sostuvo: “Hay tres médicos condenados, uno con una prisión efectiva y dos médicas más de la guardia que atendieron primero a mi hermano y no lo trataron como paciente diabético”.
“Es un primer paso, una primera instancia, pero no termina acá. Vamos a pedir que se abra una causa por encubrimiento de las autoridades del municipio y del hospital”, señaló.
Cohn expresó que comienza un cambio y que espera que a nadie más le pase lo que le pasó a su hermano: “De a poco vamos a llegar a la verdad. La Justicia y el hospital todavía tienen que dar muchas respuestas”.
El caso. El sábado 27 de julio de 2015, Alejandro iba en una moto hacia una cancha de fútbol donde iba a jugar con amigos. Comenzó a sentirse mal por una abrupta caída del azúcar y llamó a conocidos, que lo socorrieron hasta que llegó una ambulancia que lo llevó al hospital de San Isidro.
Ingresó consciente y hasta respondió una serie de preguntas por protocolo. Pasadas las nueve de la noche sus padres llegaron al hospital y allí comenzó el calvario. En una camilla de urgencias Alejandro empezó con ronquidos “muy fuertes” y Mario, su papá, llamó a los médicos para que lo atendieran.
Horas después, para sorpresa total de la familia, el paciente apareció internado en terapia intensiva con golpes, una traqueotomía y bajo un coma inducido. Dos días después la familia pidió el traslado al Hospital Italiano.
