Según el nuevo estudio, más de un millón de niñas y niños deja de comer alguna comida (desayuno, almuerzo, merienda o cena) por falta de dinero. Y esta situación ocurre hasta
en hogares en los que los adultos tienen trabajo: en siete de cada diez hogares donde esto sucede, la persona a cargo se encuentra ocupada y, dentro de ellas, más de un 60%, de manera informal.