Karina Castro Fumero, referente internacional en el campo de la neurociencia pediátrica, asegura que “la música tiene múltiples beneficios para el desarrollo afectivo, social y cognitivo. La música potencia el aprendizaje
del lenguaje, la memoria, la motricidad y coordinación, las habilidades sociales, las funciones ejecutivas y hasta las emociones, sólo por mencionar las más importantes. Constituye uno de los más valiosos recursos con los que podemos contar para que los niños desarrollen conexiones neuronales útiles y valiosas”.