“Esto supone un reto profesional, ya que debemos investigar quién está detrás de los contenidos que ofrecen las apps, que deben basarse en la evidencia científica, ser fiables, actuales y de
calidad. En nuestro estudio no encontramos aún ninguna aplicación que cuente con distintivos que reconozcan la calidad y la seguridad de las mismas”, dicen las médicas Ana Isabel Díaz Cano y Ana Espugles.