Mundos íntimos. Durante años mentí: inventaba vidas que no tenía para resultar más atractivo y para ocultar la realidad.

Sociedad
Lectura

Cuando tenía 13 años, en 1981, quería irme de mi casa y la mejor salida se veía en una propaganda televisiva de las Fuerzas Armadas que prometía acción de guerra. Mi

padre era alcohólico y reaccionaba violentamente contra mis hermanos, mi madre y yo. Nuestro comportamiento se manifestaba en la escuela, por eso mentíamos, nadie debía enterarse de nuestra situación. Vivíamos en Saavedra, un pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires. La huida hacia San Antonio Oeste, el pueblo de mi madre en Río Negro, era nuestro escape. Lo hicimos una noche en que mi padre dormía luego de una de sus borracheras. La noche anterior, yo le quité un arma para que no matara a mi madre. En el forcejeo le golpeé en la cara, cayó al piso y le di unas patadas.