Con un evidente dolor contenido, Mauro Stefanizzi repite en la entrevista lo que tantas veces contó: la historia de Joaquín, su hijo, electrodependiente de nacimiento, que falleció en 2020 cuando tenía
6 años. Su padre, movilizado por los sinsabores de una internación domiciliaria larga y dura, fue el principal impulsor de la ley que hoy protege a los pacientes electrodependientes, esas personas cuya salud depende de un aparato que debe -sí o sí- tener suministro eléctrico, en el reino de la crisis energética y los cortes de luz.