Animarse a lo que es diferente

Sociedad
Lectura

Recuerdo, en mis quince, o así, que había un grupo de winners al que quería pertenecer, pero para ellos -intuyo- no daba el pinet. Una noche se había hablado de ir

a bailar a un club. Era sábado, claro, y yo iba llamando a unos y a otros. Me decían que no había nada decidido, que cualquier cosa me avisaban. Más tarde se hacía, más insistía yo. Hasta que el reloj dio las 23 horas y ahí vi lo que no quería ver. Me mentían porque no les interesaba estar conmigo. ¿Si dolió? Claro. Pero esa tristeza me dejó una enseñanza: no importan ellos, importo yo. Y tendré mi espacio sin necesidad de mendigarlo. Esos son los lugares que valen.