“Yo escuchaba que ella me llamaba, pensaron que estaba quedando loca. Hasta que el viernes mi cuñado Cacho me preguntó de dónde venía el pedido de auxilio y le dije para
el lado de la vertiente, donde llevábamos a los animales, a unos cinco mil metros de casa. Me dijo ‘si vos escuchaste, ella tiene que estar viva, yo te voy a traer a tu guaina’, y se fue para ese lado”, recordó la mujer.