Marianela Núñez en el Colón: La intimidad de una estrella internacional del ballet y por qué ganó un Mundial al bailar en la Ópera de París

Espectaculos
Lectura

-Sí, los tres actos son muy diferentes. Fijate, el “Adagio de la rosa” es algo verdaderamente épico (se ríe) y no se termina nunca; te decís “ya está” y no, viene

otra variación, y después la coda. A lo mejor alguien del público piensa “bueno, suficiente, pobre chica”. Quiero decir, en una escena como esta es fácil concentrarse en una misma; pero a mí me pasa lo contrario: cuando salgo al escenario quiero traer a todos conmigo, en cada gesto; antes de hacer los equilibrios conectarme con eso; si no, es un momento muy solitario.