Francisca Rojas, la hematóloga que no se olvida de la UNNE

Chaco
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Tuvo que dejar pasar un año para poder comenzar la Carrera de Medicina en la Universidad Nacional del Nordeste. Para su entorno familiar, sus 16 años no eran los suficientes como para trasladarse sola a Corrientes. Ese año sabático transcurrió con la certeza –amasada desde pequeña- de que sería médica y el lugar donde lo conseguiría.

La doctora Francisca Rojas es una misionera de la localidad de Campo Viera, que en la actualidad es la Jefa de la División Hematología del Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires. Su historia puede ser similar a la de otros profesionales que logran sus objetivos en base a mucho esfuerzo. Pero sin que sea paradójico, también entre tantas similitudes su trayectoria tiene sus matices que la hacen única.

Su padre, dedicado a la Enfermería, marcó su futuro como el de su hermano mayor. Creció con la consigna del esfuerzo que es casi una ley en toda familia de trabajadores, y la figura de su madre-de profesión docente- daba el ritmo al hogar. Fue precisamente a ella, a quien todo el clan familiar tuvo que convencer para que Francisca pudiera partir a Corrientes y cumplir su sueño.

Transcurrida su infancia y adolescencia en la ciudad de Posadas, Francisca Rojas comenzó en la UNNE un período de siete años de estudio a los que califica como “una experiencia inolvidable y de los mejores de mi vida”.

“Conocí mucha gente interesante desde todo punto de vista, me hice de amigos, muchos de ellos son hermanos que me dio la vida y a los que afortunadamente sigo viendo acá en Buenos Aires. Fue una etapa en la cual mi carácter se fue forjando; lejos de mi familia aprendí a manejarme sola, a valorar cosas que viviendo con mi gente no lo iba poder hacer”.

“La práctica que adquirí en los dos últimos años en la facultad moldearon la profesional que soy en este momento. Entré a la residencia sumamente capacitada y en donde pesaron esos 6 meses de rotaciones por los distintos servicios y las prácticas en la Guardia Externa del Hospital Escuela José F de San Martín”.

“Como les debe ocurrir a todos los colegas, hay docentes y experiencias que a una la marca de manera especial. Por ejemplo el doctor Segismundo Klein en el Hospital Vidal y su constante prédica en la importancia de la relación médico-paciente, ese vínculo que se debe generar en el marco del respeto, escucharlo no solo desde el punto de vista médico sino también emocional”.

“Lo mismo que el doctor Bogdan Popescu y toda su impronta al brindarnos hasta los más mínimos detalles, para poder pararnos ante un paciente y no salir corriendo (risas)”.

“Fueron otros de los tantos años duros de la Argentina desde el punto de vista económico, pero afortunadamente mis padres pudieron terminar de sostenerme en la carrera. Papá –fallecido hace unos años-me llegó a ver recibida y disfrutó que haya podido cumplir mi objetivo de ser médica”.

Finalizado su ciclo en la Facultad de Medicina de la UNNE, la doctora Rojas continuó con su residencia y especialización en la ciudad de Buenos Aires.

“Con todo ese entrenamiento y formación no tuve mayores dificultades y pude hacer dos residencias de manera excelente: una de Clínica Médica, en el Hospital Israelita y la segunda para la especialidad de Hematología, en el Hospital de Clínicas. En ambas me sentí preparada y en algunos casos con ciertas ventajas de tipo prácticas con respecto a mis compañeros”.

“Como siempre digo llegué al Hospital (de Clinicas) y nunca más me fui. Cumplí los 3 años de Residencia; hice la Jefatura de Residencia; concurrí durante dos años como médica ad-honorem y finalmente pude llegar a concursar como médica de planta. Luego de un par de años concursé como médica del Servicio de Hematología y acá estoy, comandando el barco”.

La doctora Rojas tiene a su cargo como Jefa de la División Hematología, un equipo de 38 personas, entre bioquímicos, médicos de planta, residentes y administrativos. Hematología es una división dentro del Hospital de Clínicas de los considerados “grandes”. En condiciones normales, las tres áreas del servicio: Alteraciones en la Coagulación, Clínica y Oncohematología, atienden semestralmente un promedio de 3200 pacientes.

Por ser el “Clinicas” un Hospital Escuela dependiente de la Universidad de Buenos Aires, la doctora Rojas cumple además una función docente. En ese sentido tiene que formar a residentes de la especialidad y a los futuros médicos, ya que tiene a su cargo el módulo de Hematología de la Carrera de Medicina.

“Como consecuencia de la pandemia tuvimos que cambiar algunas rutinas académicas, pero en condiciones normales, todos los martes y viernes acompañamos a los residentes en lo que se conoce como una “recorrida de sala”, destinada a ver pacientes. A su vez todos los jueves estamos abocados a los ateneos de la división, y en los días restantes, los médicos participamos de los ateneos de las materias post básicas y de medicina interna”.

Los ateneos clínicos constituyen una práctica muy común y habitual en la carrera de medicina. En ellos se reúnen los profesionales de la misma especialidad o de distintas especialidades y se desarrolla la presentación y discusión de uno o varios casos clínicos, en los cuales cada participante expone su propia opinión sobre la base de su conocimiento y realiza un análisis en conjunto del caso presentado que finalmente se somete a revisión bibliográfica.

“Hacer docencia es un gran placer. Te compromete a seguir estudiando, formándote y a transmitir todo lo que uno aprendió, no sólo la medicina mostrada en los textos, sino también la basada en experiencia”.

“Si tuviera que dar una sugerencia a los futuros médicos y a los que están próximos a graduarse es que no pierdan las ganas de hacer cosas, a ser creativos y a formarse de manera permanente, con eso se llega a donde uno quiere”.

Una institución académica puede mostrarse de distintas maneras: a través de sus investigaciones científicas, su labor de extensión, su vinculación social, pero sin dudas una de las más relevantes es a través de sus graduados. En ellos va impreso el ADN promovido en las aulas y laboratorios, de desarrollar una capacidad crítica suficiente para resolver los problemas que demanda la realidad social.

“Gracias UNNE, a mi Facultad de Medicina y a Corrientes, los llevo siempre en mi corazón!”, manifestó en su despedida la doctora Francisca Rojas.

Tuvo que dejar pasar un año para poder comenzar la Carrera de Medicina en la Universidad Nacional del Nordeste. Para su entorno familiar, sus 16 años no eran los suficientes como para trasladarse sola a Corrientes. Ese año sabático transcurrió con la certeza –amasada desde pequeña- de que sería médica y el lugar donde lo conseguiría.

La doctora Francisca Rojas es una misionera de la localidad de Campo Viera, que en la actualidad es la Jefa de la División Hematología del Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires. Su historia puede ser similar a la de otros profesionales que logran sus objetivos en base a mucho esfuerzo. Pero sin que sea paradójico, también entre tantas similitudes su trayectoria tiene sus matices que la hacen única.

Su padre, dedicado a la Enfermería, marcó su futuro como el de su hermano mayor. Creció con la consigna del esfuerzo que es casi una ley en toda familia de trabajadores, y la figura de su madre-de profesión docente- daba el ritmo al hogar. Fue precisamente a ella, a quien todo el clan familiar tuvo que convencer para que Francisca pudiera partir a Corrientes y cumplir su sueño.

Transcurrida su infancia y adolescencia en la ciudad de Posadas, Francisca Rojas comenzó en la UNNE un período de siete años de estudio a los que califica como “una experiencia inolvidable y de los mejores de mi vida”.

“Conocí mucha gente interesante desde todo punto de vista, me hice de amigos, muchos de ellos son hermanos que me dio la vida y a los que afortunadamente sigo viendo acá en Buenos Aires. Fue una etapa en la cual mi carácter se fue forjando; lejos de mi familia aprendí a manejarme sola, a valorar cosas que viviendo con mi gente no lo iba poder hacer”.

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“La práctica que adquirí en los dos últimos años en la facultad moldearon la profesional que soy en este momento. Entré a la residencia sumamente capacitada y en donde pesaron esos 6 meses de rotaciones por los distintos servicios y las prácticas en la Guardia Externa del Hospital Escuela José F de San Martín”.

“Como les debe ocurrir a todos los colegas, hay docentes y experiencias que a una la marca de manera especial. Por ejemplo el doctor Segismundo Klein en el Hospital Vidal y su constante prédica en la importancia de la relación médico-paciente, ese vínculo que se debe generar en el marco del respeto, escucharlo no solo desde el punto de vista médico sino también emocional”.

“Lo mismo que el doctor Bogdan Popescu y toda su impronta al brindarnos hasta los más mínimos detalles, para poder pararnos ante un paciente y no salir corriendo (risas)”.

“Fueron otros de los tantos años duros de la Argentina desde el punto de vista económico, pero afortunadamente mis padres pudieron terminar de sostenerme en la carrera. Papá –fallecido hace unos años-me llegó a ver recibida y disfrutó que haya podido cumplir mi objetivo de ser médica”.

Finalizado su ciclo en la Facultad de Medicina de la UNNE, la doctora Rojas continuó con su residencia y especialización en la ciudad de Buenos Aires.

“Con todo ese entrenamiento y formación no tuve mayores dificultades y pude hacer dos residencias de manera excelente: una de Clínica Médica, en el Hospital Israelita y la segunda para la especialidad de Hematología, en el Hospital de Clínicas. En ambas me sentí preparada y en algunos casos con ciertas ventajas de tipo prácticas con respecto a mis compañeros”.

“Como siempre digo llegué al Hospital (de Clinicas) y nunca más me fui. Cumplí los 3 años de Residencia; hice la Jefatura de Residencia; concurrí durante dos años como médica ad-honorem y finalmente pude llegar a concursar como médica de planta. Luego de un par de años concursé como médica del Servicio de Hematología y acá estoy, comandando el barco”.

La doctora Rojas tiene a su cargo como Jefa de la División Hematología, un equipo de 38 personas, entre bioquímicos, médicos de planta, residentes y administrativos. Hematología es una división dentro del Hospital de Clínicas de los considerados “grandes”. En condiciones normales, las tres áreas del servicio: Alteraciones en la Coagulación, Clínica y Oncohematología, atienden semestralmente un promedio de 3200 pacientes.

Por ser el “Clinicas” un Hospital Escuela dependiente de la Universidad de Buenos Aires, la doctora Rojas cumple además una función docente. En ese sentido tiene que formar a residentes de la especialidad y a los futuros médicos, ya que tiene a su cargo el módulo de Hematología de la Carrera de Medicina.

“Como consecuencia de la pandemia tuvimos que cambiar algunas rutinas académicas, pero en condiciones normales, todos los martes y viernes acompañamos a los residentes en lo que se conoce como una “recorrida de sala”, destinada a ver pacientes. A su vez todos los jueves estamos abocados a los ateneos de la división, y en los días restantes, los médicos participamos de los ateneos de las materias post básicas y de medicina interna”.

Los ateneos clínicos constituyen una práctica muy común y habitual en la carrera de medicina. En ellos se reúnen los profesionales de la misma especialidad o de distintas especialidades y se desarrolla la presentación y discusión de uno o varios casos clínicos, en los cuales cada participante expone su propia opinión sobre la base de su conocimiento y realiza un análisis en conjunto del caso presentado que finalmente se somete a revisión bibliográfica.

“Hacer docencia es un gran placer. Te compromete a seguir estudiando, formándote y a transmitir todo lo que uno aprendió, no sólo la medicina mostrada en los textos, sino también la basada en experiencia”.

“Si tuviera que dar una sugerencia a los futuros médicos y a los que están próximos a graduarse es que no pierdan las ganas de hacer cosas, a ser creativos y a formarse de manera permanente, con eso se llega a donde uno quiere”.

Una institución académica puede mostrarse de distintas maneras: a través de sus investigaciones científicas, su labor de extensión, su vinculación social, pero sin dudas una de las más relevantes es a través de sus graduados. En ellos va impreso el ADN promovido en las aulas y laboratorios, de desarrollar una capacidad crítica suficiente para resolver los problemas que demanda la realidad social.

“Gracias UNNE, a mi Facultad de Medicina y a Corrientes, los llevo siempre en mi corazón!”, manifestó en su despedida la doctora Francisca Rojas.