Nueva York reabre. La ciudad que nunca duerme, estuvo bajo el toque de queda durante la mayor parte de la semana pasada. Locales famosos tapiados con tablones, después
de días de agitación. Broadway, a oscuros y los subtes, inmóviles de noche.
Después de tres pálidos meses, la Ciudad de Nueva York va a tratar de dar vuelta la página cuando este lunes comience a reabrir después de haber sido golpeada primero por el coronavirus, después por el desborde de ira causado por el racismo y la violencia policial.
Con el virus ya controlado —al menos por ahora— Nueva York está aliviando las restricciones que cerraron escuelas, negocios y gran parte de la vida urbana en marzo.
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Mirá el especialLa construcción, la industria, los mayoristas y los negocios minoristas antes considerados “no-esenciales” pueden volver a trabajar, con restricciones. Los minoristas pueden reabrir para delivery y entregas en el local, aunque los consumidores no pueden entrar al local.
Es un punto de inflexión, mientras la ciudad trata de volver a los negocios luego de convertirse en el epicentro del brote de coronavirus en Estados Unidos, sufriendo una ola de infecciones que mató a más de 500 personas por día en su punto más alto a principios y mediados de abril. En total, más de 21 mil personas en toda la ciudad han muerto por infección confirmada o probable de COVID-19.
Lidiando con problemas que van desde el respeto del distanciamiento social en los subterráneos hasta restablecer la confianza pública en la policía, ¿se podrá reagrupar la ciudad? ¿Los neoyorkinos?
Edwin Arce cree que sí. Como chef de un restaurante en Manhattan, le dio ánimo ver más clientes de lo esperado cuando reabrió esta semana para entregas en el local y a domicilio.
“Como ciudad, estamos preparados para volver a empezar, salir, vivir la vida —con la nueva realidad, sin embargo,” de los barbijos y los 2 metros de separación, dijo Arce, de 31 años. “La nueva normalidad”.
La joyería Tiffany & Company totalmente tapiada este lunes, tras una ola de saqueos en Nueva York. / AFP
Sam Solomon se pregunta cuán normal será la nueva normalidad.
“No sé si alguna vez va a volver a ser como era antes”, dijo Solomon, de 22 años, que tiene un puesto relacionado con la salud.
Después de meses de relativo aislamiento, “será un reajuste estar rodeado de tanta gente”, dijo un ciudadano nativo de Nueva York, que nunca había pensado que tendría que acostumbrarse a las multitudes.
La ciudad ya se ha despertado un poco. El clima más cálido ha llevado a la gente al aire libre, han abierto más restaurantes para servicios de entrega, y hace muy poco, miles de personas marcharon en las protestas que desencadenó el asesinato de George Floyd por la policía de Minneapolis.
Menos gente. Una pasajera baja del subte durante un horario pico este lunes en Nueva York. / AFP
El volumen de pasajeros de subterráneo está subiendo, luego de hundirse de 5.4 millones de viajes por día de semana en febrero, a 450 mil en abril, de acuerdo a la Autoridad de Transporte Metropolitano.
Este lunes, los usuarios podrán ver los cronogramas habituales de subterráneo, con carteles indicando a la gente qué distancia debe mantener —o intentar mantener— en los andenes. Los cierres de 1 a.m. a 5 a.m. que empezaron a principios de mayo van a continuar para que se pueda limpiar los vagones.
Pero mientras la ciudad se trata de recuperar económicamente, ¿el virus puede contraatacar?
“Será una gran prueba”, dijo el Dr. Bruce Polsky, residente en la ciudad, jefe de medicina en el NYU Wintrhop Hospital, en el distrito suburbano de Mineola.
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Meses de distanciamiento social, uso de barbijos, lavado de manos, shock y miedo, han preparado mejor a los neoyorquinos para mantener al coronavirus bajo control, han dicho los expertos de salud.
Sin embargo, el Dr. Ian Lipkin, epidemiólogo de la Universidad de Columbia, quien se enfermó, él mismo, de covid-19 en marzo, está preocupado por la propagación del virus en las protestas que siguieron a la muerte de Floyd, el 25 de mayo.
Los números del virus —en vidas, desesperación y agotamiento— le pesan: “Es muy difícil ver cómo nos vamos a recuperar”.
La construcción volvió a arrancar en Nueva York. / EFE
Algunos comerciantes minoristas, mientras tanto, tapiaron los negocios luego de que las manifestaciones fueran arruinadas con algunas noches de saqueos en Manhattan y otras áreas, la semana pasada.
Saks Fifth Avenue cubrió sus ventanas con madera enchapada, alambre tejido y alambre de púa. Macy´s dice que está “considerando las cosas día a día”, respecto de cuándo empezar un servicio de entrega en su icónico local, que fue saqueado la semana pasada.
El toque de queda de 8 a.m. a 5 p.m. fue levantado el sábado, un día antes de lo programado.
Después de toda la pérdida y el sacrificio, el mojón del lunes llega cuando la atención del público está enfocada en las protestas, el pedido por reformas en el sistema policial y el enojo por la conducta de la policía en las manifestaciones.
Cientos de personas sostienen pancartas contra la violencia policial durante una manifestación este domingo en el centro de Nueva York. / EFE
El alcalde Bill de Blasio, demócrata, se comprometió el domingo a acelerar la disciplina para los casos de oficiales problemáticos y transferir dinero destinado a la policía a servicios sociales. Pero también hizo énfasis en la reapertura como “un momento que todos los neoyorquinos deberían celebrar”.
El experto en política urbana Jonathan Bowles se pregunta si la ciudad ha sido lo suficientemente clara sobre qué es lo seguro y qué se puede esperar.
“Todos los ojos estarán puestos en Nueva York durante los próximos meses”, dijo Bowles, director ejecutivo del Centro para el Futuro Urbano. “La ciudad debe probar ahora que realmente sabe lo que está haciendo, que todavía puede ser una ciudad densamente poblada y resolver este problema”.
Por supuesto, la ciudad de Nueva York ha tenido que demostrar su valor antes —luego de su declive poblacional y la crisis fiscal de los setenta, luego de los picos de inseguridad en los ochenta y noventa, y luego del 11 de septiembre.
“No nos pueden bajar por mucho tiempo”, dijo Carlo Scissura, presidente del New York Building Congress, un grupo empresarial dedicado a la construcción. “Nos pueden bajar un poco, pero enseguida subimos de nuevo”.
Por Jennifer Peltz, (AP)
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