«Enríquez Negreira nos decía 'si tenéis que poner un campo boca abajo, se pone boca abajo'»

Enríquez Negreira volvemos a salir a la palestra. Tras su etapa de árbitro Enríquez Negreira fue vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) cuando yo estaba en activo. Estuvo veinticuatro años en el cargo. Nada más y nada menos. Era la mano derecha y hombre de confianza de Victoriano Sánchez Arminio y el responsable de los ascensos y descensos de los árbitros. Cuando había un ascenso, inmediatamente cogía el teléfono y daba la noticia personalmente, vamos, que se colgaba la medalla. Pero cuando había que dar la noticia de un descenso llamaba al comité territorial correspondiente para que fuera el presidente de este comité el que diera al árbitro la mala noticia. Él se reunía con nosotros en las concentraciones y nos decía cómo íbamos clasificados en nuestra categoría arbitral. Junto con el presidente del CTA eran los encargados de aplicar en las clasificaciones finales el índice corruptor. Perdón, índice corrector. Este era realmente el que decidía si un árbitro subía o bajaba. Era un criterio evidentemente subjetivo. Puedo asegurar que aunque la mayoría llevábamos muchos años en categoría nacional, Enríquez Negreira no nos conocía de nada. Recuerdo verle siempre en la pista de atletismo cuando íbamos a pasar las pruebas físicas, vestido con traje, zapatos y gafas de sol. Hay que dejar claro que nunca estuvo en la comisión de designaciones arbitrales. De los nombramientos se encargaban Victoriano , López Nieto y Puentes Leira. Por tanto, nunca tuvo influencia en la designación de un árbitro para dirigir un partido. Evidentemente, en el CTA la noticia no ha gustado nada. Inmediatamente han sacado un comunicado , desmarcándose de cualquier relación con Enríquez Negreira y dejando claro que nada tiene que ver el funcionamiento del CTA de los últimos años con el del periodo en que él estaba en activo. Hay una frase que siempre nos decía: «si tenéis que poner un campo boca abajo, se pone boca abajo siempre que tengáis razón». Ahora yo pido lo mismo. Su actuación a través de su empresa en la relación con el Fútbol Club Barcelona no ha sido ética. Si se demuestra que ha sido irregular habrá que poner el campo boca abajo y llegar hasta las últimas consecuencias. Hasta ese momento solo pido que, salvo que se demuestre lo contrario, no pongamos en duda la honestidad de los árbitros, ya que mucha gente está dando por hecho, que Enríquez Negreira influyó sobre los ellos para favorecer al Barcelona.