Así es la aplicación de rastreo de contagios del coronavirus del Gobierno

infectados. Se llama «Asistencia Covid-19». A pesar de los problemas derivados de un consorcio de expertos para crear una herramienta común, España se muestra partidaria de una propuesta europea. La idea con la que trabajan es exigir algunos datos personales para poder realizar la autoevaluación: nombre completo, documento personal DNI, fecha de nacimiento, género, número de teléfono móvil y dirección postal. Así se recoge en la propuesta publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE, en PDF), en donde se asegura que la aplicación ayudará a la autoevaluación de los ciudadanos «de la probabilidad de sufrir Covid-19» y su objetivo será «reducir el volumen de llamadas a los números telefónicos que se han puesto a disposición de los ciudadanos para resolver las dudas al respecto, permitir un triaje inicial de posibles casos y un seguimiento posterior». Su funcionamiento se basará en Bluetooth, tecnología de corto alcance que permitirá conocer si un terminal ha estado en un rango cercano a otro que asegure que su propietario está infectado. Sin embargo, el sistema tendrá acceso a la geolocalización del usuario, aunque «únicamente se utilizará en el momento el registro de los usuarios» y cuando se «realicen sus autoevaluaciones». El único cometido de esta medida es «conocer en qué comunidad autónoma se encuentran y poder conectarles con el sistema de atención sanitaria que les corresponda», aseguran en un comunicado fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, que insisten, a su vez, que se utilizarán «los datos personales de forma reservada», que es una de las grandes preocupaciones de los ciudadanos. El aspecto más interesante y, a su vez, controvertido de la herramienta es su capacidad para realizar una autoevaluación continua diaria. Para ello, los usuarios deberán introducir otros datos de manera voluntaria y adicional para iniciar una monitorización de la temperatura y parámetros básicos cada doce horas desde que entre en funcionamiento. Para ello, se incluirá un recordatorio en forma de alarma. La «app» también recogerá información de interés sobre la enfermedad y tiene previsto mandar notificaciones sobre nuevas medidas preventivas. Además de esto, la herramienta contará con elementos de interoperabilidad, es decir, funcionará y cruzará datos entre distintos sistemas operativos, que en este caso son los más utilizados del mundo, iOS y Android, y podrá ser utilizado entre países. «La aplicación no constituye en ningún caso un servicio de diagnóstico médico, de atención de urgencias o de prescripción de tratamientos farmacológicos. La utilización de la aplicación no sustituye en ningún caso la consulta con un profesional médico debidamente cualificado», insisten desde el Gobierno. Detrás de esta aplicación de autoevaluación se encuentran profesionales de Telefónica y diseñada por empresas tecnológicas como CartoDB, Mendesaltaren y Tritium Software. En el ámbito de la Unión Europea un grupo de especialistas debate actualmente sobre la conveniencia de implantar este tipo de aplicaciones y la necesidad de compartir de forma anónima y agregada los datos sobre movilidad de los que disponen las compañías de telecomunicaciones, al menos dentro del espacio europeo. Expertos consideran que para que se trate de herramientas útiles su uso debe de ser masivo. Lograr su implantación está siendo un reto incluso en países en los que el uso de la tecnología es extremadamente intensivo, como Singapur o Corea del Sur. En estos países el uso de este tipo de aplicaciones se ha limitado al 10-15% de la población total. Por dudas en la privacidad o desconocimiento, su capacidad para rastrear no ha sido totalmente efectiva. Aunque no se han demostrado su total efectividad en la lucha contra el nuevo coronavirus, estas «vacunas» digitales han sido estudiadas por distintos países y ha sido el detonante de una histórica alianza entre dos pesos pesados del sector tecnológico, Apple y Google. Ambas han unido fuerzas para crear un protocolo para poder desarrollar herramientas de autoevaluación por parte de autoridades sanitarias. En una reunión mantenida recientemente, la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, compartió con las autonomías la posición de España a nivel europeo, así como los avances que prepara la Comisión Europea sobre estas herramientas digitales. «El objetivo es aunar esfuerzos y compartir puntos de vista sobre las posibilidades existentes en torno al desarrollo de estas aplicaciones y su interoperabilidad, buscando respuestas coordinadas en base a las necesidades de los diferentes territorios» reconocen desde el Gobierno.