Martes, 06 Enero 2015 12:53

HABRÍAN INCAUTADO UN CARGAMENTO DE CUEROS DE IGUANA SIN DOCUMENTACIÓN EN RUTAS CHAQUEÑAS

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HABRÍAN INCAUTADO UN CARGAMENTO DE CUEROS DE IGUANA SIN DOCUMENTACIÓN EN RUTAS CHAQUEÑAS HABRÍAN INCAUTADO UN CARGAMENTO DE CUEROS DE IGUANA SIN DOCUMENTACIÓN EN RUTAS CHAQUEÑAS julio molisano reporte24

EL COMERCIO INTERNACIONAL DE ANIMALES Y PLANTAS SILVESTRES ES UN GRAN NEGOCIO QUE MUEVE HASTA CINCO MIL MILLONES DE DÓLARES AL AÑO EN TODO EL MUNDO

Trascendió en las primera horas de la mañana que la policía del Chaco habría incautado un cargamento ilegal de cueros de iguana, sin documentación y sin permisos para tal efecto. El hecho se habría dado dentro del territorio provincial y tendría varios detenidos que esta redacción se encuentra indagando con el objeto de ampliar la información.

El comercio internacional de animales y plantas silvestres es un gran negocio que mueve hasta cinco mil millones de dólares al año en todo el mundo. En su mayor parte es totalmente legal, controlado por las leyes nacionales y un tratado internacional. No obstante, entre un tercio y una cuarta parte de este comercio por un valor de alrededor de 1500 millones de dólares al año, es un negocio ilegal en especies raras y en peligro, en general atrapadas furtivamente y pasadas de contrabando a través de las fronteras. Este comercio es una de las vías fundamentales por las que las especies se ven amenazadas y llevadas al borde de la extinción.

Los principales mercados del comercio de vida salvaje se encuentran en los EE.UU., Japón y Europa. El mercado legal de los EE.UU., que mueve alrededor de 250.000.000 de dólares al año, se ve superado por el comercio ilegal, que representa otros 300.000.000. La parte fundamental de este negocio está compuesta por primates, aves, peces tropicales y pieles de reptil. Japón es considerado el mayor mercado comprador de productos ilegales derivados de la vida salvaje, mientras que Europa es también un importante punto de recepción para las aves exóticas, las pieles de reptil, los primates y los pequeños felinos. Las principales regiones abastecedoras son América del Sur, África, el este de Asia y los EE.UU. En Sudamérica, Bolivia, Argentina, Brasil, Perú y la Guayana están implicados en este comercio. Buena parte del comercio ilegal a nivel mundial depende de un puñado de países que actúan como intermediarios. Los Emiratos Árabes son uno de los centros más importantes del mundo en el comercio ilegal de vida silvestre.

A nivel mundial, unas 622 especies de animales y plantas se enfrentan a la extinción como resultado de este comercio. Además, están en peligro alrededor de 2.300 especies de animales y 24.000 de plantas.

La mayor parte de los países desarrollados disponen de alguna legislación a nivel nacional cuyo fin es de impedir el comercio de especies en peligro. En 1975 entró en vigor un tratado internacional para controlar el comercio de vida silvestre, el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (CITES) 3. En 1992, 115 países adhirieron a sus requerimientos. El convenio pretende conservar las especies en peligro permitiendo el comercio de aquellas cuyas poblaciones puedan soportarlo. El CITES prohíbe todo comercio relacionado con las especies en peligro incluidas en su apéndice I, y limita y controla el comercio relacionado con las especies que podrían llegar a estar en peligro, incluidas en el apéndice II. Además, cualquier país puede crear otra relación de especies a la que desee ofrecer una protección especial y registrarla en el CITES; o puede prohibir totalmente el comercio de vida silvestre. La implantación del CITES es responsabilidad de los estados miembros y se pide a los gobiernos que envíen informes y registros comerciales al secretariado de la organización. Un permiso de ésta es el único legalmente reconocido para el tránsito internacional de un animal, planta o producto silvestre. El CITES recibe la ayuda de otros dos organismos: la Unidad de Seguimiento del Comercio de Especies Silvestres Amenazadas, que forma parte de la Unión Mundial para la Naturaleza y que recoge y analiza los datos sobre el comercio de vida silvestre, y TRAFFIC (Banco de Análisis del Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora), una red mundial establecida por la UICN y el WWF que vigila el comercio de animales, plantas y productos de origen silvestre, y colabora en la implantación del tratado. TRAFFIC dispone de 15 centros en áreas claves del comercio de vida silvestre en el mundo. Realiza sus propias investigaciones y alerta tanto al CITES como a los funcionarios de aduana sobre posibles contrabandistas.

Pero a pesar de todo esto, las especies continúan siendo diezmadas por el comercio ilegal. Muchos países se benefician de este comercio y se muestran reticentes a imponer el tratado. Lo que es más, cualquier país puede seguir comercializando legalmente incluso con las especies en peligro, limitándose a comunicar a CITES su intención de hacerlo, e introduciendo una «reserva» formal. En marzo de 1987 había 56 de estas reservas que eludían las prohibiciones comerciales del apéndice I, y 45 que eludían los controles correspondientes a las especies listadas en el apéndice II.

En general, el CITES ha obtenido grandes éxitos, tanto a la hora de atraer la atención hacia el comercio con la vida silvestre como la de ir aumentando los controles sobre él. Se han creado programas de cría en cautiverio para intentar incrementar la población de ciertas especies amenazadas. Pero todo esto no es suficiente por sí mismo para salvarlas. Aún son necesarias medidas de control más estrictas, tanto a nivel internacional como a nivel de cada país para reducir más este comercio.

Como existe demanda de especies en peligro es casi imposible que éstas no sean explotadas y trasladadas de contrabando a través de las fronteras, especialmente en las naciones en desarrollo. Por ello, una contribución a la reducción del problema sería la implementación de la producción comercial en cautiverio de las especies amenazadas. El objetivo del presente trabajo es relevar la normativa sobre regulaciones y protecciones que se aplican sobre las especies de Tupinambis y determinar su adecuación a las necesidades actuales de desarrollo de un aprovechamiento sustentable.

1.2.- Situación en Argentina

La Argentina se convirtió en el mayor exportador de América del Sur, en ciertos rubros, quizás en el mayor del mundo. Sus principales clientes en ese orden son los EE.UU. y Alemania Federal.

En Argentina existen unas 985 especies de aves, 345 de mamíferos, 297 de reptiles, 156 de anfibios y 710 de peces autóctonos. Según la Fundación Vida Silvestre Argentina 4, 529 de todas ellas están amenazadas. Además, hay tres extinguidas (del mundo): el guacamayo azul (Anodorhynchus glaucus), el zorro-lobo de las Malvinas (Dusicyon australis) y la lagartija del Lago Buenos Aires (Liolaemus exploratorum). Otras 4 están extintas en estado silvestre (sobreviven sólo en cautiverio): los caracoles acuáticos de Apipé (Aylacostoma guaraniticum, A.chloroticum, A.stigmaticum y A.cinculatum).

Existen cerca de 3.000 normas vinculadas a la conservación, pero su aplicación es precaria, ineficiente o desorganizada. Por eso, la caza furtiva, la sobrepesca y el tráfico de fauna no se ven desalentados a pesar de los esfuerzos de control de los inspectores de fauna, guardaparques, guardafaunas y miembros de las fuerzas de seguridad. En todo el país hay un promedio superior a los 700.000 delitos (con intervención policial) al año contra un promedio de menos de 20.000 condenas en el mismo período. Los delitos ambientales se encuentran enmarcados en ese contexto5.

Materiales y métodos

Se realizó una búsqueda bibliográfica en organismos gubernamentales y no gubernamentales, de carácter nacional y provincial, que aportaran información relacionada con la prevención, fomento de la cría en cautiverio, caza comercial y comercio de las especies de Tupinambis en Argentina.

Resultados y discusión

Marco Legal Internacional

En todo el mundo hay una gran cantidad de organismos e instituciones que se dedican a la protección de animales. Pero los que más se destacan son la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestres (CITES) y la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).

La convención de la CITES fue ratificada por aproximadamente 150 países, incluyendo a la Argentina, que lo hizo mediante la ley 22.344 el 1º de diciembre de 1980. La organización, que fue fundada en 1975, tiene como principal objetivo regular o prohibir el comercio internacional de fauna y flora, a través de tres apéndices:

Apéndice I: Comercio internacional prohibido: incluye todas las especies en peligro de extinción que son o pueden ser afectadas por el comercio.

El tráfico de estas especies deberá estar sujeto a una reglamentación particularmente estricta, a fin de no exponer a un peligro aún mayor su supervivencia. Se autorizará solamente bajo circunstancias excepcionales.

Apéndice II: Comercio internacional regulado: comprende a todas las especies que, si bien en la actualidad no se encuentran necesariamente en peligro de extinción, podrían llegar a esa situación, a menos que el comercio esté sujeto a una reglamentación estricta, y a aquellas especies no afectadas por el comercio, que también deberán sujetarse a la reglamentación con el fin de permitir un eficaz control del comercio en las especies.

Apéndice III: Comercio regional regulado: implica a todas las especies que cualquiera de las partes manifieste que se hallan sometidas a reglamentación dentro de su jurisdicción, con el objeto de prevenir o restringir su explotación, y que necesitan la cooperación de otras partes en el control de su comercio.

Por su parte, la UICN -que fue fundada en 1948- reúne 77 estados, 130 dependencias gubernamentales, 752 ONGs y alrededor de 10.000 científicos y expertos de 181 países.

Esta organización tiene como objetivo fundamental «influir, alentar y ayudar a las sociedades de todo el mundo a conservar la integridad y la diversidad de la naturaleza, y asegurar que cualquier utilización de los recursos naturales se haga de manera equitativa y ecológicamente sostenible».

Entre varias de las tareas que realiza, la organización se encarga de promover actividades locales para diferentes países; asistir en la formulación de políticas globales, nacionales y locales; coordinar los distintos estamentos; difundir información; generar nuevos conceptos y alternativas para la conservación y el manejo de recursos naturales.

Actualmente, la Unión cuenta con casi 900 miembros en todo el mundo que trabajan como socios. Además, están los más de ocho mil expertos en distintos campos que trabajan voluntariamente organizados en seis comisiones, y las 800 personas que se desempeñan como personal permanente en la sede principal de Gland, Suiza.

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