Coronavirus en Argentina: para la OIT, en el país podrían perderse hasta 340.000 puestos de trabajo

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”En el caso de Argentina, la rápida expansión mundial del coronavirus y su efecto contagio en la economía del país, así como las propias consecuencias de la llegada de la crisis

sanitaria, hacen augurar una caída significativa del PIB en 2020”. Luego de señalar que esa caída podría llegar hasta el 3,8%, según fuentes privadas, “se ha realizado una estimación del impacto en el empleo. Los resultados sitúan una caída del empleo en 180.000 personas ocupadas menos, en el escenario de una caída del PIB del 2% previsto por la OCDE. Si el PIB argentino llegase a registrar una caída del 3,8%, la disminución en el número de ocupados podría llegar a superar las 340.000 personas”.

Estas proyecciones surgen de un Informe especial (“Nota Técnica”) de la OIT (Organización Internacional del Trabajo​) elaborada por Christoph Ernest y Elva López Mourelo.

En el texto los especialistas analizan los efectos de la crisis del coronavirus sobre el empleo y el mercado de trabajo y las políticas anunciadas por el Gobierno con varias recomendaciones.

El Informe reconoce que la Argentina “ya acusaba una situación de gran debilidad antes de esta emergencia sanitaria”. Detalla la mayor desocupación y subempleo, la “mayor participación laboral de las mujeres que ingresan al mercado laboral para subsidiar la caída de ingresos del hogar”, la disminución de trabajadores asalariados en favor del aumento de otras figuras laborales, acompañada de un aumento de trabajadores no registrados, y la mayor informalidad entre las mujeres.

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Además, destaca el Informe, “en el contexto actual, los trabajadores y trabajadoras –mayoritariamente mujeres– de la salud, que ya exhibían condiciones de vulnerabilidad antes de la crisis, experimentan el deterioro de su situación laboral, lo que merece un análisis en mayor profundidad”.

Más adelante, con relación a la ocupación laboral, el Informe dice que la gran mayoría de la población ocupada en Argentina trabaja en pymes o por cuenta propia y “ que el 26% de los ocupados trabajan en empresas de gran escala –con más de 40 asalariados. Y detalla que el porcentaje de asalariados no registrados es claramente más alto en las empresas con menos de cinco trabajadores –un 70%– desciende para las pymes a un 30% y baja hasta menos de 10 por ciento en las grandes empresas.

Si bien las consecuencias económicas, laborales y sociales de la crisis del COVID-19 son generalizadas y afectan a la totalidad de la población en la gran mayoría de los países, el Informe dice que existen una serie de grupos de trabajadores que se ven particularmente afectados. Y detallan:

Las mujeres, por estar sobrerrepresentadas en las ocupaciones a cargo de atender a las víctimas de la pandemia –enfermeras, cuidadoras, etc.–, en los sectores más afectados por las restricciones a la movilidad de personas y al aislamiento social –es decir, el comercio, turismo, hostelería, entre otras”. También porque “siguen asumiendo en mayor medida el trabajo no remunerado del cuidado en el hogar, carga que se multiplica debido al cierre de las escuelas y otros centros, teniendo que hacer frente al cuidado no solo de niños sino también de familiares enfermos y adultos mayores, en una situación de particular desgaste físico y emocional”.

* Los trabajadores informales: tienen una elevada presencia en los sectores más afectados por las medidas de aislamiento, como es el caso del comercio, servicios personales y el trabajo doméstico.

* Trabajadores independientes, monotributistas: las restricciones al movimiento de personas y mercancías obligan a gran parte de los proveedores de servicios a parar su actividad. Son, en su mayoría, trabajadores por cuenta propia o monotributistas.

* Los trabajadores del cuidado en los hogares: son más de un millón de personas, mayoritariamente mujeres cuyo trabajo, en la mayoría de los casos,  es incompatible con las medidas de restricción a la movilidad. A su vez, sus salarios, en general son más bajos que el promedio del país, suelen ser el sustento principal de sus hogares: el 44,2% de las trabajadoras de casas particulares en Argentina son jefas de hogar y el 75 % no están registradas.

Luego de reseñar las medidas de “valoración positiva” adoptadas por el Gobierno argentino, los especialistas plantean que “la improvisación de nuevos lugares de trabajo en hogares u otros espacios presenta desafíos en materia de seguridad y salud en el trabajo, que es necesario abordar por parte de las autoridades pertinentes (Superintendencia de Riesgos del Trabajo).

También la situación de los trabajadores independientes y en formas de empleo atípico y la de las mujeres que tienen una carga de cuidados extraordinaria debido al cierre de escuelas. Y la del personal médico, enfermeras, trabajadores de la Salud que sufren un deterioro adicional.

NE