Coronavirus: la economía corre la crisis de atrás en el mundo y acá

Economia
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Larry Fink es el CEO de Blackrock, la mayor compañía de fondos del planeta, uno de los fondos de inversión acreedores de la Argentina cuyos representantes negocian con el ministro de

Economía, Martín Guzmán, las condiciones para el canje de la deuda.

Fink, un verdadero gurú de Wall Street, publicó su visión sobre la crisis del Coronavirus haciendo un diagnóstico y sugiriéndole a sus clientes no temer ante el riesgo en materia financiera más allá del derrumbe de más de 30% que tuvieron las principales acciones de gigantes estadounidenses en el mercado de Nueva York.

Una clave de su diagnóstico fue la siguiente: "esto no es una crisis financiera. Es por eso que cuando la Reserva Federal anuncia programas ambiciosos (inyectar billones de dólares en la economía) los mercados continúan cayendo. Esto es una crisis de confianza".

En la Argentina se conoce bien la diferencia entre crisis financiera y de confianza y, también, que ésta es mucho más dificil de superar.

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Los países desarrollados anuncian casi a diario la emisión de cantidades inéditas de dólares, euros renminbis,etc en el intento de enfrentar el derrumbe de la actividad económica producida por los aislamientos masivos (la mitad de la humanidad los está practicando), por la huída de los capitales hacia los fondos del Tesoro norteamericano por considerarlos los activos más seguros y por la baja de las materias primas y el derrumbe del precio del petróleo. La idea de que el mundo será mas pobre domina al planeta.

La pandemia va más rápido que las respuestas de la economía y la discusión sobre el paradigma del aislamiento total, para priorizar la salud sobre el empleo, fue perdiendo vigencia con el correr de los días y ante la preocupación creciente de la gente por la pérdida de ingresos.

En la Argentina los ejemplos sobre esa disritmia quedaron en evidencia el viernes con las largas colas de jubilados desde la madrugada frente a los bancos para cobrar sus haberes. La población, que más debería resguardarse por ser la más expuesta al virus, debió estar parada un largo rato al aire libre para hacerse de su dinero.

Desde el Gobierno se podrá decir que los jubilados tenían a disposición, también, un amplio abanico de opciones "online" para cobrar o transferir sus haberes pero, en esencia, lo que quedó al descubierto es un desconocimiento de cómo se mueve la clase pasiva.

El Ministerio de Producción, el Banco Central y los bancos oficiales fueron expeditivos a la hora de anunciar lineas de crédito especiales al 24% anual orientadas a empresas chicas y medianas para colaborar en en el pago de sueldos y otros destinos después de la caida a pique de actividad en la mayoría de los sectores.

Esas líneas totalizarían unos $300.000 millones.¿Cual fue el monto otorgado?. Sólo $1.000 millones. Y, probablemente, no sabría esperar más a esta altura. Los bancos, públicos y privados, tienen límites y normas de otorgamiento que no son para tiempos de crisis. La economía va por detrás.

Otro ejemplo de disritmia entre crisis y medidas lo brindó la decisión de otorgarle $10.000 a monotributistas y trabajadores en negro que el gobierno calculó atendería en la emergencia las necesidades de 3,6 millones de personas. Al viernes los inscriptos superaban los 11,5 millones de solicitudes.¿ Después de cruzar los datos para ver a quien realmente le correspondería ese ingreso de emergencia continuarán siendo 3,6 millones los beneficiarios?.

Las preguntas son infinitas y la velocidad de la crisis supera el accionar de todos los gobiernos pero a los efectos de volver a alguna normalidad en materia económica habría que considerar que en la Argentina el 40% de la economía opera en negro, que la compra- venta de dólares acumulados para vivir es una práctica difundida y que el regreso a la normalidad en el funcionamiento del sistema financiero (con la mayores normas de seguridad posibles para evitar los contagios) resulta indispensable para evitar que se dañe aún más la cadena de pagos y contribuir a tranquilizar a la gente que sólo quiere hacerse de su dinero y pagar por sus necesidades. La crisis no es financiera, según Larry Fink.