La economía después del coronavirus: "El Estado va a intervenir más y eso puede ser positivo o también puede llevar a que limite las libertades individuales"

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La directora del FMI dijo que "que el mundo enfrenta una crisis nunca vista" por el avance del coronavirus​. No sólo Argentina puede ir al

default: decenas de países van a estar en las mismas circunstancias. Hay 94 países que se han acercado al Fondo a pedirle ayuda. ¿Cómo va a salir la economía mundial de la parálisis, cuando el planeta está sumergido en una crisis que es aún peor que la crisis financiera del año 2008? ¿Es que deben trabajar juntas salud y economía para poder salvarnos? Un mundo nuevo, una globalización evaporada en la pandemia. Una mundialización realmente cuestionada, confinada junto a los confinados. Son difíciles las opciones.

En el King College de Londres, un centro académico de excelencia, han comenzado a pensar el mundo pos virus. El doctor Santiago Sánchez Pages, especialista en política económica, conversó con Clarín sobre la nueva economía tras la pandemia y los riesgos del autoritarismo en ella desde la capital británica. La economía de guerra sanitaria, con la mitad del planeta confinado, sus secuelas,el desempleo, las quiebras, el rol del Estado y sus temores.

Su pronóstico es inquietante. ”El estado va a intervenir más. Puede ser positivo económicamente dada la nueva situación. Pero también puede llevar a una injerencia del estado que limite las libertades individuales, controlando a los ciudadanos y lo que hacen. Si la Unión Europea no responde de manera enérgica a la situación, el descontento que va a haber en los países más afectados en la crisis financiera, va a generar un aumento del sentimiento anti europeo. Las situaciones de intercambio y de solidaridad entre los países de la UE se van a ver muy afectadas. Eso también genera un mayor riesgo autoritario. Vamos a tener que estar vigilando muy de cerca, porque de verdad que algo que puede surgir de esta crisis es el autoritarismo”, alerta.

¿ De qué economía estamos hablando, dónde hay que empezar, cuáles son los valores de esta nueva economía después del virus?

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Una pregunta muy complicada porque ahora mismo es imposible predecir como va a ser el futuro. Va a ser un mundo nuevo, diferente. Podemos vislumbrar que va a ser un mundo donde los Estados van a tener una importancia muy grande en la economía. Yo no espero ver a ningún político en los próximos 20, 25 años argumentando que se debe achicar el Estado. Todos comprenden que ahora mismo el Estado tiene que ejercer un papel muy importante, de protección, y de protección de la economía. Es una situación- no me gusta mucho las metáforas bélicas- pero es una economía de guerra. Una economía dirigida donde el Estado tiene que intervenir en muchas cuestiones. Y lo que nos espera ahora es un período donde el Estado -cuando salgamos de esta, de aquí a uno o dos meses- la crisis vaya a empezar a ceder y el estado a intervenir. Pues si no queremos que estas cicatrices de las que hablaba sean permanentes, va a necesitarse una acción muy enérgica de los Estados. Lo que va a implicar gasto, un involucramiento del Estado en la economía, hacer que el crédito circule, que la economía se recupere, que siga funcionando y que no caigamos en una trampa. Una especie de gripe permanente, que nos puede llevar décadas en recuperar.

En esta hora donde los más vulnerables son los más amenazados ¿Qué instrumentos se pueden poner en marcha? Argentina, un país que tiene el peso de una deuda enorme y que no tiene una moneda fuerte como el dólar, tiene una moneda muy devaluada. ¿Qué instrumento puede llegar a tener para evitar que la gente se muera de hambre por falta de trabajo, porque perdió su casa, su empleo?

Por supuesto es muy complicado. los Estados tienen que hacer primero es dedicar sus esfuerzos a combatir el virus de todas las maneras posibles. Lo que es bueno para la economía es una buena salud. Al mundo le interesa que Argentina esté sana. Y a Argentina le interesa que el mundo esté sano. Este es un objetivo común, que tenemos todos los países del mundo. Y en el momento en el que evidentemente en nuestros países una gran cantidad de personas pierden su empleo o se ve amenazado, el Estado tiene que intervenir en el sentido de facilitar, retrasar el pago de impuestos, el pago de alquileres. Que la gente pueda disfrutar de al menos unos mínimos básicos, ahora que la economía está básicamente parada o muy parada. Eso puede implicar una entrega de dinero, como está ocurriendo en muchos países, en Estados Unidos, en Hong Kong, en Singapur.

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¿Un salario único?

Esto implica quizás el establecimiento de una renta mínima. Yo he sido siempre un defensor de esto. Creo que ,en este caso, aunque sea temporal, es evidente que las personas necesitan un mínimo. No podemos esperar que ahora la gente va a salir a comprar, porque no va a salir a ningún sitio. Pero por lo menos darles una renta mínima, que les permita cubrir lo esencial. Esto no nos ha pasado porque las personas o los países sean riesgosos o vagos. Ha pasado de una manera completamente exógena. Tenemos que ayudar a las personas a seguir en pie y luego, cuando llegue el momento de salir a la calle, habrá que hacer otra serie de cuestiones. Quizá que haya créditos para que las personas puedan volver a montar negocios, a tener proyectos empresariales o personales con condiciones favorables. Eso pues va a implicar necesariamente la ayuda de los organismos internacionales, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario. Sabemos que el Banco Mundial tiene un programa de bono de pandemia. Pero es un programa que tiene que ser reformado y que no ha sido útil. Está ahí para ayudar a los países, como Argentina, a sobrellevar esta situación. Y sería muy importante que estos sistemas funcionarán como no lo han hecho y que estuvieran ahí para lo que se han diseñado.

En la etapa anterior a esta pandemia hubo cadenas de producción globales. Para armar un teléfono, para ensamblar un auto se necesitan piezas de innumerables lugares ¿Usted cree que esas cadenas globales de producción se van a transformar en otra cosa? ¿Y a quién va a privilegiar esta nueva economía?

Es muy complicado contra una amenaza como una pandemia la diversificación de tener una fabricación con cadenas de valor nacionales o diversificadas en varios países las cadenas de suministros. No puede funcionar porque, como estamos viendo, esto no afecta a una región, a un país. Esto afecta a todo el globo. No hay una opción de diversificarnos. En ese sentido, la estructura económica mundial no creo que se vaya a cambiar demasiado. Es cierto que los países que tengan un mayor peso en las manufacturas, les va a ir mejor. Vemos a fábricas de automóviles ,que se están reinventando, buscando modelos alternativos para producir respiradores. El mundo necesita productos básicos. Los países que produzcan esto van a estar en una mejor situación que otros países. España ,que son más dependientes en los servicios o en el turismo, lo van a tener mucho más complicado. Se necesita de los mecanismos de solidaridad y de experiencias entre países, de la deuda o del dinero, son muy importantes.

¿Cómo ve la nueva economía ¿Va a permitir la concentración del uno por ciento contra unos pocos?

No creo que nadie en los próximos años vaya a defender achicar el Estado en cuanto a los servicios públicos y a la sanidad. Un país como España, que ha sufrido privatizaciones muy fuertes en la sanidad, Reino Unido que ha sufrido severos recortes, Estados Unidos que tiene problemas de cobertura sanitaria. Son países que están siendo muy afectados por el virus y están teniendo que tomar medidas de confinamiento muy estrictas y muy severas para compensar estás fallas. En el futuro vamos a ver a ciudadanos mucho más preocupados por estas cuestiones. Por una sanidad buena, por unos sistemas públicos que funcionen, por un sistema de transferencia en el bienestar que permita a todas las personas no ser tan vulnerables en una situación como esta. Eso implica que el dinero tiene que salir de algún sitio. Por ejemplo , en Europa ahora mismo se está planteando un impuesto sobre el patrimonio, sobre la riqueza, transitorio, que sería soportado por el uno por ciento más rico. Es algo que se puede pedir de una manera transitoria, un mayor esfuerzo a quienes más tienen. Porque en el fondo, este conflicto, que a veces se plantea entre la economía y la salud, en realidad es falso. Si la salud sufre un gran deterioro, no va a haber economía sana más tarde. Es en el interés de todos que los países se recuperen cuanto antes, que rebotemos lo más rápido posible.

Como dijo Bill Gates, un nuevo mundo va a nacer ¿Cómo debe ser? ¿Y los mercados, los créditos, las hipotecas y los valores de las casas?

Es difícil saber cómo va a ser ese mundo. Va a ser un mundo donde los estados intervengan más, los mercados seguramente estarán más regulados, especialmente mercados que hoy vemos como vitales. Me refiero tanto a los alimentos como a la sanidad. Pero también me refiero al crédito, un bien tan estratégico como el petróleo. Vamos a necesitar en estos próximos meses es un sistema de crédito que quizá no necesariamente tenga que estar regido por las situaciones normales. Posiblemente los estados como mínimo tendrán que situarse como últimos avales de estos préstamos. Porque si no va a ser muy difícil que el sector financiero pueda proveer por sí solo el crédito que se va a necesitar para los hogares y las empresas.

¿Cuál será el rol de China? ¿Los países van a reconcentrar sus industrias nacionales para no depender más de China? ¿Esta es una de las grandes lecciones de esta crisis?

Todos vamos a vernos afectados. Puede haber esta tendencia y lo entiendo. En cuestiones como los alimentos y demás puede que haya una cierta redirección. Pero no en otros productos que son los que podemos utilizar.Sí puede ocurrir una redirección geopolítica. El papel de China por ejemplo; ahora mismo tiene cierta responsabilidad con lo que está sucediendo, porque no fue siempre transparente como hubiera debido. Mientras que estamos viendo que el papel de Estados Unidos está más en un segundo plano y no está ejerciendo ningún liderazgo. Pero desde el punto de vista económico, no lo veo tanto. Lo que sí es verdad es que dentro de los países de va a cambiar lo que se considera prioritario.

¿Cómo la nueva economía va a garantizar la democracia y las libertades individuales? ¿El FMI tendrá que trabajar en conjunto con la OMS y la ONU para poder enfrentar la crisis?

Es la principal preocupación que todos tenemos en este nuevo mundo que va a surgir. Sabemos que el estado va a intervenir más. Puede ser positivo económicamente dada la nueva situación. Pero también puede llevar a una injerencia del estado que limite las libertades individuales, controlando a los ciudadanos y lo que hacen. Por lo tanto esto va a suceder. Si la Unión Europea no responde de manera enérgica a la situación, el descontento que va a haber en los países más afectados en la crisis financiera, evidentemente va a haber un aumento del sentimiento anti europeo. las situaciones de intercambio y de solidaridad entre los países de la UE, pues se van a ver muy afectadas. Y eso también genera un mayor riesgo autoritario. Estamos viendo países que se están cerrando más al exterior.No creo que sea algo permanente, pero siempre se va a tender a culpar a otros. Son tendencias que existen.Vamos a tener que estar vigilando muy de cerca, porque de verdad que algo que puede surgir de esta crisis es el autoritarismo.