Coronavirus: atrapados en camarotes sin ventanas, la odisea de 12 argentinos en un crucero donde hubo 4 muertos

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Angustia, estrés, ansiedad, debilitamiento, depresión, caos, desorden y desesperación. Así viven por estas horas los doce pasajeros argentinos que se encuentran en el Zaandam, el crucero holandés que partió el 7

de marzo pasado desde Buenos Aires con destino a Chile pero debió cambiar su recorrido hacia Fort Lauderdale, en Miami (Florida) tras la muerte de otros cuatro turistas en pleno viaje por coronavirus​, dado que ningún país quiso aceptarlo en tierra.

Cancillería argentina está tratando de llegar a una negociación lo antes posible para liberar a los argentinos aislados ya que este lunes a la medianoche (hora de los Estados Unidos) venció el plazo para que el barco continúe amarrado al puerto. En caso contrario, deberá volver a navegar.

Por lo tanto la situación no se ha resuelto tras 29 días de navegación y para todos es desesperante. En el barco había 1.800 pasajeros de los cuales 1.200 fueron liberados tras gestiones de las cancillerías y consulados de varios países. Por eso, los australianos, los franceses, ingleses, canadienses, alemanes, holandeses, chilenos y de origen asiático ya están en sus casas luego de ser enviados en varios vuelos charter.

“Seguimos a bordo de un barco fantasma que por ahora y sólo por unas horas más permanece en el puerto de Fort Lauderdale, en Miami”, señala Abel Leguizamón, el periodista argentino que se encuentra a bordo del crucero junto con otros compatriotas.

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La comida en los pasillos. Así dejan el almuerzo y la cena según cuentan los argentinos varados hace 29 días en el crucero Zaandam.

La comida en los pasillos. Así dejan el almuerzo y la cena según cuentan los argentinos varados hace 29 días en el crucero Zaandam.

Entre los 400 pasajeros que permanecen en el barco hay una psicóloga, un periodista, un guía, un contador público, tres músicos y cuatro jubilados argentinos. El crucero es de la empresa Holland America. Las edades van desde los 29 a los 80 años, es decir, con alto riesgo de contraer el COVID-19, el virus que mató a cuatro pasajeros y contagió a otros 20. Leguizamón asegura que ninguno de ellos se ha infectado. Sin embargo, el 20% de los turistas se ha contagiado.

Entre un pedido de ayuda y desesperación, Leguizamón logró enviar un mensaje desde el crucero y detalló la situación de los 12 argentinos en el Zaandam. “La mayoría duerme debajo de la enfermería, por donde pasaron esos muertos, permanecieron y permanecen todavía hoy, personas infectadas”, relata el periodista.

Además, manifestó que la mayoría de los argentinos se encuentran confinados en una cabina “sin luz natural ni aire puro desde el 21 de marzo (hace exactamente 17 días)”, y agregó que los camarotes tienen tres metros cuadrados para dos personas. La angustia de los argentinos en el crucero es cada vez mayor ya que no los dejan bajar a tierra. “Nos sentimos cada vez más deteriorados física y mentalmente”, asegura el periodista cordobés de 45 años, quien viajaba junto con una banda de músicos.

Es que los cuatro pasajeros que fallecieron en pleno viaje fueron bajados del crucero junto con los turistas que contrajeron el coronavirus. Pero arriba quedaron algunos con síntomas. Sin embargo, no les hicieron el test a los 400 pasajeros que permanecen en el barco. “Solamente nos preguntaron si teníamos fiebre”, relata uno de los turistas varados en el Zaandam. El barco aún no fue desinfectado.

“El grado de estrés y el desgaste que esto genera después de un mes es notable en nuestros estados de ánimo. Se percibe claramente en el deterioro mental, físico e inmunológico que creemos vital para hacerle frente a un virus como el COVID-19”, completa Leguizamón.

Sin embargo, aclara que hasta el momento ninguno de los argentinos ha contraído el virus “pero la angustia y el miedo a convivir con el coronavirus nos pone en un estado de tensión y desgaste permanente. Ese estrés aumenta a cada minuto el riesgo de nuestra salud”.

El 7 de marzo pasado, el Zaandam había partido desde Buenos Aires con destino a Chile, pero debió cambiar de rumbo al confirmarse el brote de coronavirus en pleno trayecto. Ningún país permitió su llegada a puerto.

El viaje en crucero era por 30 días. Salieron el 7 de marzo y debía llegar el 7 de abril a Fort Lauderdale, donde se encuentran ahora.

El itinerario oficial era: Buenos Aires, Montevideo, Islas Malvinas, Punta Arenas, Ushuaia, Cabo de Hornos, Puerto Montt, San Antonio, La Serena, Lima, Cusco, Manta (Ecuador), Canal de Panamá, Aruba, Bahamas y finalizaba en el 7 de abril en Fort Lauderdale, donde se encuentra amarado hasta nuevo aviso.

Cada pasajero había contratado un viaje distinto, según su itinerario. Por eso, algunos argentinos habían optado por volver en avión una vez finalizado el recorrido en los Estados Unidos.

La comida en los pasillos. Así dejan el almuerzo y la cena según cuentan los argentinos varados hace 29 días en el crucero Zaandam.

La comida en los pasillos. Así dejan el almuerzo y la cena según cuentan los argentinos varados hace 29 días en el crucero Zaandam.

La última vez que los pasajeros pudieron descender fue el 14 de marzo en Punta Arenas, en Chile cuando a los turistas les informaron que había muertos e infectados por COVID-19 en el Zaandam. Desde entonces, todos los puertos se cerraron hasta llegar a Florida. “En alta mar (durante los días de nuestro viaje de Valparaíso a Miami) no contamos con Internet por lo que además quedamos aislados”, comenta Leguizamón.

Cuando volvieron a subir les informaron que ahí había terminado el crucero porque había casos de influenza. En ese momento, en Chile también habían cerrado las fronteras. Antes, habían desembarcado en las Islas Malvinas cuando en principio el crucero debía haber amarrado en Ushuaia, pero tuvieron que seguir de largo.

Finalmente, Panamá hizo una excepción para cruzar el Canal y así dirigirse a Fort Lauderdale, a unos 10.000 kilómetros de Buenos Aires, donde la compañía holandesa tiene una de sus sedes centrales. En el Canal, el Rotterdam, otro de los cruceros de la misma empresa, se acercó para proveer alimentos y varios de los pasajeros se cambiaron de barco, incluyendo algunos argentinos que estaban en el Zaandam.

Oficialmente, el crucero se encontraba a la deriva desde el 22 de marzo, cuando había informado el deceso de cuatro pasajeros mientras otras personas estaban con síntomas.

Héctor Bruno (79) y su mujer Susana Betbeder Sosa (75) son dos de los argentinos varados en el Zaandam. Habían programado el viaje junto a sus cuñados uruguayos. Los dos son jubilados y tienen hipertensión.

Su hija Bárbara contó a este medio cómo maneja la situación para no llegar a la desesperación de sus padres. “Por suerte vamos hablando cada tanto pero llega un punto que no sabés qué decirles. Hacemos lo posible para levantarles el ánimo”.

Desde hace 17 días, este matrimonio de jubilados se encuentra en un camarote interno, sin ver la luz. “Tratan de comer comida que no sean pesada, sin picantes”, comenta su hija, y agrega: "Están todos los argentinos apoyándose, juntos”.

A todo esto, el Gobernador de Florida, Ron De Santis, no permite bajar a los 400 pasajeros que quedan en el barco, ya que aún no se cerraron las negociaciones con los respectivos consulados o cancillerías para comenzar con la repatriación de los turistas en vuelos charters.

Los gobiernos de Argentina y Uruguay están predispuestos para repatriarlos en un mismo vuelo pero Holland no se hizo cargo del chárter. Los familiares de los argentinos varados en el exterior podrán llenar un formulario en la web de Cancillería para que sean repatriados. Hasta ahí concluye el trámite.

“Mis tíos Miguel Ángel Rojo Bruno y Adela Betbeder Sosa, son uruguayos y también están en el Zaandam. Vienen hablando con el consulado uruguayo en Miami para acelerar la negociación. Es todo muy burocrático y también desesperante”, completa Bruno.

“Las gestiones existen y las valoramos. El consulado argentino en Miami se ha movido por intentar mejorar nuestra situación, pero sólo nos llega información plagada de incertidumbre, señala Leguizamón.

Por último, el periodista argentino varado en el Zaandam realizó un desesperado pedido a la población: “Nuestro país tiene una historia vinculada a los Derechos Humanos. Ustedes compatriotas, deben entender lo que estamos reclamando. Sobre este barco estamos en un NO PAÍS. Estamos en Florida, pero ni siquiera nos han sellado el pasaporte. No hicimos migraciones. Somos fantasmas”.

La lista de los 12 argentinos en el Zaandam

Abel Dante Leguizamón
Edad: 45 años
Ocupación: Periodista
Lugar de Residencia: Río Ceballos, Córdoba.

Héctor Pablo Bruno
Ocupación: Jubilado
Edad: 79
Lugar de Residencia: Buenos Aires.

Alejandro Daniel Moreiras
Ocupación: Guía
​ Lugar de residencia: Salta.

Susana Betbeder Sosa
Edad: 75
Ocupación: Jubilada
​ Lugar de residencia: Buenos Aires.

Claudia Osiani
Edad: 64
Ocupación: Psicóloga
​ Residente: Mar del Plata.

Juan Federico Henning
Edad: 65
Ocupación: Comerciante – Contador Público
​ Lugar de residencia: Mar del Plata.

Alberto Antonio Ferraro
Edad: 80
​Ocupación: Jubilado.

Stella Maris Videla
Edad: 75
Ocupación: Jubilada
​Residencia: Cosquín, Córdoba.

Esteban Ochoa
Edad: 46 años
Ocupación: Músico
Lugar de Residencia: Salsipuedes, Córdoba.

Agustín Scala
Edad: 36 años
Ocupación: Músico
Lugar de Residencia: Capital Federal.

Brenda Bonotto
Edad: 32 años
Ocupación: Docente / Música
Lugar de Residencia: Quilmes Oeste.

Pablo Matías Dabanch
Edad: 30 años
Ocupación: Músico
​ Lugar de Residencia: Capital Federal.

Guido Diego González
Edad: 48
Lugar de residencia: CABA
Mauricio Gabriel Cardona Alarcón
Edad 29 años
​Nacionalidad Boliviano con DNI Permanente en Argentina.

Residencia: CABA