Coronavirus en Argentina: 100 casos nuevos por día y demorar más el pico, la compleja ingeniería detrás de la cuarentena XL

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Alguno quizás imaginó que el 13 de abril terminaba la cuarentena y salíamos tipo " Ejército de Liberación del Coronavirus " a celebrar por las calles argentinas. La escena además venía

con yapa: 7 a 10 días "extra", hasta el 23 de abril, viendo la foto amable de la cuarentena , o sea, el promedio (ya aceptado socialmente) de 100 nuevos contagios diarios. Pero, como anunciaría el presidente Alberto Fernández el domingo de Pascua , todo se pateará 10 días más. El nuevo cambio en el horario sanitario del coronavirus viene de la mano de varias preguntas lógicas: cuándo será el pico de contagios , entonces, y cuál es el sentido de demorarlo una y otra vez.

Por las dudas conviene aclarar eso de los días “de yapa” con un número “amable” de diagnósticos diarios. Es que, una vez que alguien contrae la infección por COVID-19 puede incubar la enfermedad hasta 14 días. Pero el promedio indica que es menos, de 5 a 7 días posteriores al contagio, aunque los más exagerados prefieren redondear en 10. La cuestión es que quien muestra síntomas hoy seguramente contrajo el virus una semana atrás. Y por eso la foto actual es siempre vieja. Así, como un día "equis" en cuarentena prolifera poco el contagio, una semana después se diagnosticarán, en conscuencia, pocos nuevos positivos.

Si el presidente anuncia la “ cuarentena XL ” y la curva sigue con la tendencia amesetada actual (por día, una centena de casos nuevos, poca cantidad de “severos” en terapia intensiva y un ritmo de muertes que, si bien está en ascenso, no supere el promedio mundial del 5%) es posible estimar que desde el 3 de mayo (10 días después del 23 de abril, el supuesto "final" de la cuarentena) el número de contagios diarios de coronavirus en Argentina comenzaría a subir.

Se estima que el presidente Alberto Fernández anunciará la prolongación de la cuarentena el domingo de Pascua. /Britta Pedersen/dpa-Zentralbild/

Se estima que el presidente Alberto Fernández anunciará la prolongación de la cuarentena el domingo de Pascua. /Britta Pedersen/dpa-Zentralbild/

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Muchos en este punto se indignan: si tarde o temprano va a subir la curva y más tarde o más temprano va a haber un pico máximo de casos, ¿por qué seguir demorándolo en este claustrofóbico sufrimento y no atravesarlo de una vez?

“La idea es, por un lado, que el pico sea lo menos pronunciado posible. Además, esto de patear la pelota para adelante tiene que ver con que tener más amesetada la curva -como tenemos nosotros ahora, con un promedio de entre 90 y 100 nuevos casos por día- te permite que el sistema de salud pueda hacerle frente a esos casos”, explicó Florencia Cahn, infectóloga y presidente de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE).

Ya muchos médicos se refirieron al tema de “ganar tiempo”. En palabras de Cahn significa evitar que las guardias de los hospitales exploten con numerosas urgencias en pocas horas y “tener tiempo para seguir preparando el sistema, o sea, para adquirir nuevas camas de terapia intensiva y nuevos respiradores, además de acondicionar los lugares necesarios para aislar los casos leves”.

¿Cuándo será el pico, entonces? Es simple: si se esperaba para mediados de mayo y la cuarentena se estira 10 días más, podría verse la máxima de contagios de coronavirus a fin de mes próximo.

Lento goteo

Para comprender el sentido de la cuarentena "extra large" y aceptarla como una estrategia conviene reformular algunos conceptos. En primer lugar, “demorar” el pico de contagios no significa “suspenderlos” sino en realidad “estirarlos” en el tiempo, o más bien, distribuirlos. De ahí que Cahn promueva un pico “lo menos pronunciado posible”.

En segundo lugar, como explico Pablo Bonvehí (médico infectólogo y director científico de Fundación Vacunar; además de jefe de Infectología del CEMIC), en el final de esta película pasada en cámara lenta nadie espera que haya muchos menos contagiados: la cifra de infectados leves y moderados posiblemente sea la misma que si la cuarentena hubiera sido ínfima, “pero de este modo los contagios quedan distribuidos en el tiempo y se evita, con el aislamiento, que la población de riesgo contraiga el virus, en lo posible hasta la aparición de una vacuna”.

Bonvehí reformuló la idea: “Aunque lógicamente la flexibilización del aislamiento hará que en cierto momento aumenten los casos graves y los fallecimientos, los contagios en el tiempo nos da el tiempo para conseguir insumos para proteger al personal de la Salud, atender a los pacientes y que no haya un desborde Además, en el medio se van dando altas médicas ”.

Una pregunta ligada a las anteriores es sobre la inmunización de la población: abriendo las "compuertas" más tarde, ¿no se está privando (ociosamente) a la población “sana” de inmunizarse a través de la adquisición del virus, que -en definitiva- es el único modo de enfrentar socialmente el COVID-19 hasta que se desarrolle una vacuna?

No. Precisamente porque, por la propia inercia de la pandemia, todos los días surgen nuevos contagios. La población, de hecho, se está infectando, sólo que en un parsimonioso goteo. Además, explicó Bonvehí, “hay muchos aspectos de la enfermedad que no conocemos. Uno es que no tenemos claro, nadie lo tiene tan claro, si esta enfermedad deja una inmunidad duradera, para toda la vida, sólo por unos meses o sólo por algunos días; son datos que todavía no conocemos del todo”.

Qué es el CoronavirusCómo se contagia y cómo son sus síntomas

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Sin embargo, estimó, “es probable que las personas que adquirieron la infección con muchos síntomas, con pocos y ninguno tengan algún grado de protección. Entre los casos que ya tuvimos y los que vendrán con la flexibilización del aislamiento obligatorio, seguramente surja algún grado de inmunidad en la población, lo que en cierto momento debería permitir cortar la proliferación, o al menos dar tiempo para generar una vacuna que proteja a los que no contrajeron el virus”.

Así es como la ingeniería epidemiológica encuentra alguna clase de orden: “Porque los vacunados, a su vez, protegen a otros que tal vez ya no están inmunizados, salvo que se compruebe que por haber tenido el virus no lo pueden volver a contraer nunca”.

Según Cahn, por ahora conviene focalizarse en lo inmediato: las medidas de protección cotidiana tan difundidas y la planificación para una segunda fase de la cuarentena: “No sabemos cuánto va a durar, pero la salida tiene que ser en forma escalonada y muy planificadamente. No queremos tirar por la borda el esfuerzo que hizo la sociedad en estos 20 días ”.

PS​