Coronavirus en Argentina: la historia de la mujer que salió en bici a comprar alimentos y terminó muerta en una comisaría

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Florencia Magalí Morales (39) había dejado Las Heras, en Mendoza, para mudarse a Santa Rosa de Conlara, un pueblo ubicado a 50 kilómetros de Merlo, en San Luis. Desde 2017 vivió allí

con sus hijos, de 11 y 7 años, como también con su nieta, una beba de 2 años. Había logrado su tenencia por los maltratos de su hija mayor, de 22.

El domingo 5 de abril a la mañana, en medio de la cuarentena obligatoria por el coronavirus, la mujer salió en bicicleta a comprar alimentos y terminó muerta en una comisaría. En esa provincia las salidas excepcionales para abastecerse están divididas por el número de DNI: un día los pares, otro los impares.

No está clara la excusa por la que detuvieron a Florencia, a sólo dos cuadras de su casa. No tenía el documento, dijeron. Después, que no era el día que le correspondía salir a comprar. Más tarde, sumaron "resistencia a la autoridad" porque uno de los oficiales tenía un rasguño. Y, finalmente, que cuando la demoraron en la zona bancaria, yendo de contramano, quiso escapar y pedaleó sola hasta la seccional.

Tampoco explicaron los policías por qué la mujer estaba en una celda si, en la mayoría de los casos, por la infracción sólo corresponde una notificación de la causa penal y el regreso al domicilio para asegurar el aislamiento social, preventivo y obligatorio.

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Florencia Magalí Morales tenía 39 años y fue encontrada ahorcada en la celda de la comisaría 25 de Conlara, San Luis, tras haber sido detenido por violar la cuarentena. (Facebook)

Florencia Magalí Morales tenía 39 años y fue encontrada ahorcada en la celda de la comisaría 25 de Conlara, San Luis, tras haber sido detenido por violar la cuarentena. (Facebook)

"En la zona de calabozos había otro vecino detenido por el incumplimiento del aislamiento y que poco después de la llegada de Florencia fue trasladado a otra dependencia policial sin que le indicaran por qué. Según su testimonio y el de otros testigos, se escuchaban los pedidos de ayuda de Florencia, lo que constataría que, por lo menos, hubo apremios ilegales", afirmó a Clarín Federico Putelli, abogado de la familia de la mujer.

A Florencia la habían despedido del hotel en el que trabajaba y estaba a cargo de sus dos hijos y de su nieta. Se había separado de Gonzalo Flores (36), padre de uno de los chicos. Lo había denunciado por violencia de género y pedido una restricción de acercamiento

Desde el juzgado de Jorge Pinto, a cargo de la investigación, informaron que alrededor de las 19.30 de ese domingo, el jefe de la seccional 25a., comisario Heraldo Clavero, se comunicó con la secretaría de turno del Juzgado de Instrucción Penal del Departamento Junín "para informar que la mujer se habría suicidado en la celda en la que se encontraba alojada en la comisaría de Santa Rosa del Conlara". Una hora después, el médico forense constató la muerte.

El juez ordenó el secuestro del libro de guardia de la dependencia y allanó los domicilios de los agentes que estaban al momento de la detención de Morales. Además, les secuestró sus teléfonos celulares para someterlos a pericias.

Durante todas esas horas, la vecina que estaba al cuidado de sus hijos y los amigos de Florencia intentaron saber qué pasaba con ella. Avisaron a sus hermanas, que desde Mendoza se desesperaron.

"Llamé varias veces y me cortaban o no me atendían. En una de las oportunidades logré hablar con alguien que no quiso identificarse y me dijo que mi hermana estaba declarando. Pero ya estaba muerta, durante todas esas horas de desesperación nadie nos notificó de nada", se indigna Celeste Morales, una de las cinco hermanas de Florencia, en diálogo con Clarín.

La causa quedó caratulada como "averiguación de causales de muerte" y, a pesar de que apartaron a los policías implicados, no hay imputados ni detenidos por el hecho.

El informe preliminar de la autopsia indicó que Florencia falleció por asfixia mecánica. La data de muerte era de dos horas previas desde que los policías dijeron hallar el cuerpo. Las lesiones serían compatibles con un cordón del buzo que llevaba puesto y que fue encontrado en el cuerpo.

Putelli anticipó a Clarín que solicitarán "análisis del presunto cordón en búsqueda de material genético, también de las uñas y en el cuerpo de la víctima". Según el abogado, los vecinos también escucharon gritos de Florencia.

La mujer vivía en Las Heras, Mendoza y se mudó a San Luis, en el límite con Córdoba para trabajar. Allí, tras la muerte violenta de una de sus dos nietas, por la cual su hija mayor permanece detenida, quedó a cargo de la otra.

Ahora los tres chicos regresaron a Mendoza y están al cuidado de Celeste: "Usaron lo que sabían de mi hermana para simular que se suicidó. Pero mi hermana amaba la vida, a sus hijos, a sus nietos, a su familia. El sábado hablé con ella y estaba feliz. Me dijo que me extrañaba y me preguntó cuándo iba a poder ir a visitarla", sostuvo.

La hermana insistió: "Amaba la vida y nunca hubiera tomado una decisión como esa, de eso estoy segura. A mí nadie me la va a devolver, nosotros lo único que queremos es justicia, que se sepa la verdad. Somos una familia destrozada".

EMJ