Coronavirus en Argentina: "La culpa es del otro", el clásico nacional que también se impone con en la cuarentena

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Un estudio realizado por la consultora Voices desnuda una costumbre histórica argentina que se profundizó aún más con la cuarentena y el miedo al coronavirus​. Desde tiempos inmemoriales,

los argentinos somos los campeones de las excusas y de marcarle al otro cómo tiene que hacer las cosas. Es una hábito que está en cada uno de los rincones de nuestras vidas: cuando manejamos, cuando trabajamos, cuando votamos, cuando discutimos de negocios y ahora con la salud.

El tema es que, como en los otros rubros de la vida argentina, los compatriotas creen, como era de esperarse, que hacen ellos bien las cosas pero que los demás no cumplen con las reglas.

Voices hizo una encuesta a principios de abril, a más de 1200 personas de los puntos más poblados y representativos del país (CABA, GBA, Rosario, Tucumán, Mar Del Plata, Salta y Córdoba), y las consultó justamente sobre esto. Y el 98% consideró que actúan bien frente al abanico de prevenciones y medidas por el avance del Covid-19, pero muchos creen que el prójimo no.

Al calificar el accionar de "la sociedad en general", 6 de cada 10 personas lo aprueban, pero un 40% lo desaprueba.

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Este un dato clave para entender un comportamiento psicológico de una sociedad que parece vivir en la hipocresía y la contradicción. Constanza Cilley, directo ejecutiva de Voices, asegura que este un patrón de pensamiento que se viene dando en el país hace muchos años, y que abarca todos los aspectos de la vida social argentina.

"Es conocido como el efecto tercera persona. Es algo que se registra en muchos campos sociales. En el vial pasa lo mismo. Es común la respuesta que cada uno de nosotros considera que maneja muy bien pero creen que los argentinos en general conducen mal", compara Constanza para aclarar este lema tan argentino que es "la culpa siempre es del otro".

Y sigue con los paralelismos: "También pasa con el consumo de alcohol. En otras encuestas sobre este tema, la mayoría de los padres considera que los jóvenes consumen mucho alcohol pero, al mismo tiempo, creen que su hijo y sus amigos no toman tanto".

Para Cilley, estos resultados reflejan una "crisis de confianza" generaliza muy grave. "Los argentinos con confían en nada ni en nadie", comenta. "Solo confían en sus círculo más íntimo con su familia y sus amigos, pero cuando tiene que ir más allá, desconfía profundamente".

Según el estudio, en lo que más consenso hay es en evaluar positivamente al personal de la salud: un 99% considera bueno o muy bueno su accionar. También es abrumador el apoyo a los científicos e investigadores de la salud (97%). Un escalón más abajo, el rol del Gobierno (88%), las ONG (84%) y los medios (73%), que en esta crisis recibe la aprobación de una porción muy mayoritaria de la gente.

Pero, al evaluar a las empresas, sólo un 61% dice que están ayudando. Y con muchas diferencias: por ejemplo mientras la gran mayoría cree que las farmacias (86%), las firmas de telecomunicaciones (78%) y las de higiene y limpieza (77%) están acompañando, sólo un 50% opina lo mismo de los bancos y las tarjetas (el 42% cree que no) y un 64% tiene bien visto el aporte de los sitios de comercio electrónico.

Consultados sobre qué podrían hacer las empresas y marcas para colaborar con la sociedad en este contexto, lo más mencionado (por un 46%) fue habilitar horarios especiales para atender a adultos mayores, hacer donaciones a hospitales (46%) y controlar la cantidad de gente que ingresa a los comercios.

El estudio también refleja el gran temor social que hay a un crisis económica muy fuerte. Por el coronavirus, 7 de cada 10 argentinos creen que su ingreso podría caer y la mitad cree probable perder el trabajo.

Cilley cuenta que en el estudio saltó que las mujeres son las que "mejor acatan las medidas de prevención del aislamiento". También aseguró que ocho de cada diez argentinos, cuando les preguntan cómo se relacionan con personas desconocidas, responden que "tienen mucho cuidado" y que "actúan con desconfianza".

Para Cilley, "esta es una crisis total porque afecta todos los ordenes de la vida", y agrega que "es algo que tiene un gran potencial de ser transformador de los valores de la sociedad". "Hay proporción de gente que piensa que el mundo va a cambiar y que no a volver a ser como era", comenta la analista.

Claudia Borensztejn, psicóloga, considera que esta desconfianza proviene de "la poca conciencia que tiene el argentino de lo que hace mal". "Es casi psicopatológico", dice. Para ella, como sociedad, no "tendemos a pensar en lo que puede hacer uno para mejorar las cosas".

"En general solemos pedirle a los otros que arreglen las cosas, o que el gobierno me ayude. Nadie cree que está haciendo algo mal. Es un mecanismo socialmente complejo" . 

Y dice que uno de las posibles causas de esta desconfianza surge de "la observación del incumplimiento de los argentino en la calle. Es decir, hay una crítica pero no hay una condena social sobre lo que hacemos mal". 

"Somos desobedientes, somos desconfiados y tenemos muy poca autocrítica. Ahí está la base de todo este comportamiento social, donde se premia al avivado, al piola, que hace las cosas por izquierda", opinó Borensztejn.

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