Coronavirus y economía: el trasfondo detrás del desplome del precio del petróleo

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La pandemia del coronavirus causó una serie de distorsiones alucinantes en todos los mercados financieros, aunque el lunes se vio la más bizarra jamás vista: el precio de

referencia del petróleo crudo en Estados Unidos cayó a un valor negativo de 37,63 dólares.

Eso significa que si usted estaba en posición de recibir una entrega de 1.000 barriles de petróleo en Cushing, Oklahoma, en mayo -la cantidad cotizada en el contrato a futuro pertinente- le podrían haber pagado la friolera de 37.630 dólares por hacerlo. Eso representa aproximadamente el valor de cinco camiones cisterna, por lo que cualquier broma sobre almacenar el petróleo en su sótano, tendrá que seguir siendo eso.

Hay dos maneras de verlo. Primero, es lo que sucedió en el sentido técnico. El colapso de los contratos futuros de mayo para el petróleo crudo West Texas Intermediate muestra cómo el golpe de la crisis está sobrevolando a todo tipo de mercados y los está haciendo comportar de manera extraña.

Aunque el aporte más amplio es que la crisis del COVID-19 es un shock deflacionario extraordinario para la economía, que provoca un estado de inactividad de una gran parte de los recursos productivos del mundo. No dejemos que nos confunda la escasez de unos pocos productos, como los barbijos o el papel higiénico. Las consecuencias casi con seguridad, persistirán más allá del período de cierre ampliamente extendido.

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Cuando lea un artículo en el diario o escuche a un economista hablar del precio del petróleo, generalmente verá que no se refiere a un barril físico lleno del líquido viscoso, son al precio de contratos futuros que cotiza en el Chicago Mercantile Exchange. Por convención, el “precio del petróleo” es el  valor que va por barril reflejado en los contratos futuros para el mes siguiente.

Es el caso del contrato que se sigue con más frecuencia en Estados Unidos, el crudo West Texas Intermediate (WTI), que usted necesitaría obtener físicamente de las plantas de almacenamiento en Cushing, Oklahoma, donde se entrecruzan los oleoductos más importantes.

Muchas de las entidades principales cotizan esos futuros sin ni siquiera pensar demasiado en esos detalles físicos, y ciertamente sin obtener ningún petróleo vestidos en sus trajes costosos. Los especuladores especulan, las compañías se protegen de los riesgos de los cambios en los precios, y las transacciones tienen lugar al nivel de abstracción de una pantalla de computadora.

Pero a medida que se acerca la fecha de arreglar cada contrato, los especuladores financieros venden sus contratos a compradores “reales” de petróleo, como las refinerías. Esto puede traer problemas para los operadores, quienes pueden no tener un resguardo. Chris Arnade, un operador devenido autor, dijo en Twitter el lunes que una vez se encontró en esa posición y que terminó recibiendo la entrega física de cantidades de petróleo.

Un cliente en una estación de servicio de Appleton, Wisconsin, en Estados Unidos, este martes. /BLOOMBERG

Un cliente en una estación de servicio de Appleton, Wisconsin, en Estados Unidos, este martes. /BLOOMBERG

El martes es el día para el acuerdo sobre el contrato de mayo. Cayó de 18,27 dólares al cierre del viernes para seguir cayendo en pendiente negativa al final del lunes, en medio de un frenético esfuerzo por parte de los operadores de descargar, ya que simplemente no había suficiente demanda física, o de almacenamiento.

Durante las últimas seis semanas, la demanda de productos refinados del petróleo colapsó. Con menos aviones en vuelo, las aerolíneas necesitan menos combustible para sus naves. La gente no conduce, por lo tanto necesitan menos cantidad de nafta.

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Pero los productores de petróleo han sido más lentos en recortar la producción, lo que significa que hay un exceso. Todos los lugares usuales para almacenarlo están repletos, y en consecuencia, los precios futuros negativos, para permitir que el mercado se despeje. Solamente hay demasiados tanques de almacenamiento.

Los precios futuros sugieren que el mercado petrolero funcionará así, mientras las perforadoras suspenden la producción. Los contratos futuros de junio cotizaban a 21,41 dólares el lunes tarde, y el contrato de septiembre a más de 30. 

Una estación de servicio vacía en Wisconsin. Estados Unidos. El consumo de combustible se desplomó con el coronavirus. /BLOOMBERG

Una estación de servicio vacía en Wisconsin. Estados Unidos. El consumo de combustible se desplomó con el coronavirus. /BLOOMBERG

El resultado económico de la pandemia es, más que nada, una súbita detención de la demanda. Podría haber unos pocos productos en los cuales la escasez es un tema, incluido el equipamiento médico, los equipos de protección personal y los desinfectantes. Pero el escenario completo es que una enorme parte de producción de potencial económico está simplemente parada.

precio crudo petroleo barriles

Esto incluye ejemplos obvios como restaurantes, líneas aéreas y estadios deportivos, que están vacíos. Incluye a 22 millones de trabajadores que se han presentado para obtener beneficios de seguro de desempleo, y hay muchos más por aparecer. Incluye ejemplos menos obvios como la industria automotriz, que cerró fábricas temporariamente. Y ahora vemos, que incluye a la industria energética, con más capacidad para extraer petróleo del suelo que la demanda actual, y una capacidad de almacenamiento inadecuada.

Colapso deflacionario

Todo esto apunta a un colapso deflacionario, una sobreabundancia de suministro de bienes y servicios, con la consiguiente caída de precios, que sobrepasa todo lo visto en la mayoría de las vidas de muchas personas.

El petróleo es el único producto básico cuyo precio se desplomó. Los futuros de maíz cayeron un 19% desde comienzos de febrero. El precio de los bonos del gobierno protegidos contra la inflación sugiere que la inflación será solo del 0,56% anual durante los próximos cinco años, y el Índice de Precios al Consumidor cayó 0,4% en marzo.

La buena noticia es que la capacidad no se desvanecerá durante la noche. El petróleo todavía estará en la tierra una vez que la economía comience a recuperarse; los desempleados estarán ansiosos de volver a trabajar; los estadios y restaurantes podrán volver a abrir. Pero cuanto más prolongado sea el congelamiento de la economía, más profundos son los riesgos de daño permanente.

En el mercado petrolero, aun cuando la asunción de precios negativos para contrato de futuros en mayo se puede ver como una aberración bizarra, es una lección más profunda. Un ascenso en pendiente de la producción estadounidense durante la última década sobrepasa la necesidad de energía mundial, especialmente si muchos de los cambios que resultan de la pandemia significan, por ejemplo, menos transporte aéreo, y persisten durante meses o años.

La economía se trata de oferta y demanda, producción y consumo. La cuestión para la economía post pandemia es si ese equilibrio, una vez perdido, se puede restaurar rápidamente. Hacerlo será mucho más complicado que encontrar más lugares para almacenar el crudo West Texas Intermediate.

Por Neil Irwin