Cuarentena por coronavirus: el costado tanguero de Daniel Barenboim

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Por qué te lo recomendamosMi Buenos Aires queridosintetiza, de algún modo, tres miradas en torno al tango, las de Gardel y Le Pera, Alberto Ginastera, Horacio Salgán y Astor Piazzolla, a través

de obras abordadas por el trío formado por Daniel Barenboim, Rodolfo Mederos y Héctor Console con una calidez que las conecta en un programa de goce irrestricto, bajo el común denominador de la excelencia musical.

La historia cuenta que en una de las habituales visitas de Barenboim a la Argentina, en 1995, una charla con un conocido derivó en la propuesta de presentarle al director y pianista dos “maravillosos” músicos locales. “Yo dije: ‘Por supuesto’: Vinieron al hotel, con sus instrumentos, comenzamos a tocar juntos y en un rato habíamos decidido grabar un disco”, detalló el maestro en alguna entrevista de finales del siglo pasado.

Los "dos maravillosos músicos locales eran el bandoneonista Rodolfo Mederos y el contrabajista Héctor Console, y de esa decisión nació Mi Buenos Aires querido, publicado en 1996, fotografía sonora de un encuentro que tuvo como subtítulo un “tangos entre amigos” que con el tiempo se diluyó y quedó sepultado por las exigencias del mercado, que en Spotify se traducen en un Piazzolla y otros: Mi Buenos Aires querido. Una caracterización por demás incorrecta, teniendo en cuenta, aún cuando la mitad menos uno de sus 15 temas fueron compuestos por el genial Ástor.

Incorrecta porque, a pesar de esa mayoría en los números que imponen la presencia de las Cuatro estaciones porteñas, Tzigane Tango y el hit Adiós Nonino, además del fantástico Contrabajeando, es probable que las versiones más logradas sean las firmadas por Horacio Salgán: Don Agustín Bardi, Aquellos tangos camperos y esa pieza maestra que es A fuego lento.

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Sin embargo, no es eso lo importante de Mi Buenos Aires querido, sino la atractiva sonoridad que logra el trío, cuyos integrantes trascienden sus propios universos para coincidir en un tratamiento amoroso de cada una de los capítulos del álbum, que allana el camino para acceder a su encanto sin necesidad de atravesar complejidades ociosas ni experimentos gratuitos.

Así es la tapa de "Mi Buenos Aires querido", de Daniel Barenboim, Rodolfo Mederos y Héctor Console

Así es la tapa de "Mi Buenos Aires querido", de Daniel Barenboim, Rodolfo Mederos y Héctor Console

No hay conflicto, en la manera en que Barenboim, Mederos y Console encaran estos tangos -Mi Buenos Aires querido y El día que me quieras incluidos-, y tampoco en el modo en que interpretan La moza donosa, una de las Danzas Argentinas de Alberto Ginastera, y el Bailecito, de José Resta. Al contrario, parece haber más bien una voluntad de hacer que eso que tocan sea del gusto de todos; sin que ello signifique bajarle el precio a la propuesta.

Por eso Mi Buenos Aires querido aplica a la perfección a la idea de una música para atravesar estos días en los que la ciudad capital de la Argentina cambió, en parte, su fisonomía, su dinámica, su impronta. Porque abre una enorme puerta al género a quienes no lo tienen como destino corriente tanto como para quienes son sus aliados, pero porque por sobre todo recrea un imaginario que le da a la ciudad una identidad que trasciende modas, reguetones y Rolling Stones. Y lo hace desde la excelencia de tres músicos que sintonizan a la perfección.

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E.S.