Resurge la puerta de Valmardón de Toledo

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La puerta de Valmardón, un monumento que data de los siglos IX-X, ha sido sometida recientemente a una profunda restauración a cargo de la empresa toledana Alcaén Restaura. Los trabajos se han
realizado a iniciativa del marqués de Bedaña y Albolote, que tiene la propiedad de este edificio, uno de los más antiguos de la ciudad de Toledo, quien se ha encargado de sufragar intervención para evitar, ante la pasividad de las instituciones, que su deterioro vaya a más. Esta puerta, que se encuentra muy cerca de la Mezquita del Cristo de la Luz, fue declarada monumento nacional junto a otras puertas, torres, murallas y puentes de la ciudad el 21 de diciembre de 1921,. El director de Alcaén, el conservador-restaurador toledano, Luis Miguel Muñoz Fragua, explica a ABC que la intervención se realizó tras la caída de una de las molduras de yeso que decoran la «capilla» de entrada. Así, ante el mal estado de conservación que se encontraba en general, se decidió actuar también en uno de los cristales de la hornacina que protege al Cristo crucificado, una talla en madera del 1941, que se había desprendido de su emplomado, «de tal forma que las palomas acampaban a sus anchas tanto dentro de la hornacina , de la que se ha extraído una gran cantidad de guano, así como en la propia talla del Cristo», en donde, según cuenta, se ha instalado un pequeño foco de led para que de noche alumbre la hornacina, al igual que sobre la pequeña balaustrada torneada de madera que recoge al conjunto. En la intervención, además, se ha aprovechado para adecentar todos los paramentos de la inscripción de Tello, un elemento que también se encuentra en diferentes puertas y monumentos de la ciudad. Según explica el restaurador, estas placas fueron promovidas por la campaña de Felipe II ordenada al regidor de la ciudad Juan Gutierrez Tello tras la masacre contra los moriscos de las Alpujarras que llevó a cabo Juan de Austria. El rey ordenó quitar a Tello todas las inscripciones «arábigas» que hubiera en Toledo, ya que tras la dispersión de los moriscos por la península algunos terminaron aquí. «Se calcula que se destruyeron más de 100 inscripciones y se sustituyeron por todas las placas que se ven hoy como la de Valmardón, la puerta del Cambrón o una que se conserva en Santa Cruz, en el claustro». Según cuenta Muñoz Fragua, «en esos años el arzobispo Carranza estaba siendo ya investigado por la inquisición y estaba ausente, así que se encargó de supervisar toda la retirada de placas el arzobispo sustituto, Sancho de Villegas, que fue realmente el artífice que dijo a Tello que todos los textos fomentaban la superstición y eran religiosos, porque era supuestamente formado en idiomas. Sin embargo, ni uno ni otro tenían idea de árabe y se destruyeron todas las placas originales que en la mayoría de los casos hacían mención a la fecha de realización y al alarife con una loa a su Dios». En la época de los Reyes Católicos la puerta fue cedida a Pedro Lasso de Castilla. En poder de sus descendientes, los Mendoza, estuvo hasta bien entrado el siglo XVIII. Después fue utilizada por el hospital de San Lázaro para cuidar a los enfermos de tiña, lepra y sarna. Desde finales del siglo XIX es usada como vivienda particular.

FUENTE DIARIO ABC:

https://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/abci-resurge-puerta-valmardon-toledo-202010131046_noticia.html