El coronavirus se dispara en Italia con más de 10.000 contagios en un día y estudian más restricciones

Internacionales
Lectura

La epidemia entró decididamente en una nueva fase aguda en Italia. Este sábado fueron 10.925 los contagiados con coronavirus en toda Italia y 47 los

enfermos que fallecieron.

Le bastaron dos semanas de octubre para pasar de menos de mil contagiados cada 24 horas a más de diez mil, con la perspectiva de llegar en pocos días más a 15 mil infectados diarios, como anunció el científico más escuchado, el virólogo de la Universidad de Padua Andrea Crisanti.

La segunda ola es hasta hora mucho menos mortífera que la primera, que en poco más de dos meses causó más de 30 mil muertos (que actualmente llegan a 36.447), por la difusión tan rápida del Covid-19. La peste venida de China ha potenciado su capacidad de contagio a una velocidad que tomó de sorpresa los mecanismos de defensa del sistema sanitario y del gobierno nacional.

Las esperanzas de haberle ganado la batalla al coronavirus se derrumbaron después que el mismo profesor Crisanti, quien fue el que logró en su región del Véneto difundir los métodos de los controles con hisopados moleculares que permiten trazar las huellas de los contagios, dijo que “se ha desmoronado” con el ímpetu del crecimiento exponencial de la pandemia, el sistema nacional de controles.

BANER MTV 1
Barbijos y poca gente en el centro de Milán, este sábado. El coronavirus se extiende por Italia. Foto: AP

Barbijos y poca gente en el centro de Milán, este sábado. El coronavirus se extiende por Italia. Foto: AP

En Italia están activos más de cinco mil brotes en toda la península. Mientras en la primera ola, que nació a fines de febrero y casi se extinguió en junio, el castigo implacable del coronavirus se ensañó con las ricas regiones del norte, especialmente la Lombardía, la segunda ola ha extendido rápidamente a las 21 regiones y provincias autónomas los contagios.

Preocupación en el sur, menos preparado

En las regiones del sur de Italia los sistemas sanitarios públicos regionales son mucho más frágiles que en el centro-norte. Aunque Lombardía continúa exhibiendo las peores estadísticas de la epidemia, preocupa mucho la situación en Campania, cuya capital es Nápoles con su gran área urbana, que está segunda en números absolutos y que el viernes registró 1.127 infectados.

Su presidente, Vincenzo de Luca, abrió el fuego de las polémicas ordenando el cierre de las escuelas hasta fin de mes para quitarle ímpetu al Covid-19. De Luca también ordenó el toque de queda nocturno de bares y restaurantes.

Del lado del gobierno la medida de clausurar las escuelas, reabiertas a nivel nacional el 14 de septiembre, fue calificada de “medida gravísima y contraproducente”.

El gobierno nacional, que este fin de semana decidirá nuevas restricciones en todo el territorio italiano, aseguró que no está en sus planes cerrar las escuelas.

Como crece el número de enfermos internados en los hospitales, sobre todo en terapia intensiva, Campania está en el centro de las preocupaciones porque se teme la saturación de las camas en los hospitales.

En Nápoles y las provincias campanas existe un problema adicional muy peligroso: la creciente escasez de médicos, enfermeras y personal paramédico, que hace flaquear la atención en las terapias intensivas, adonde terminan los enfermos más graves que necesitan ser cuidados por equipos encabezados por especialistas reanimadores.

Carabineros italianos patrullan la entrada a la localidad de Sambuca di Sicilia, por las restricciones debido a la pandemia. Foto: EFE

Carabineros italianos patrullan la entrada a la localidad de Sambuca di Sicilia, por las restricciones debido a la pandemia. Foto: EFE

Las regiones piden ayuda, pero el gobierno respondió en un encuentro de siete horas con reclamos críticos. El comisario para la pandemia del Ministerio de Salud, Domenico Arcuri, y el ministro de Asuntos Regionales, Francisco Bocha, pidieron explicaciones.

“Queremos saber a dónde han ido a parar 1600 respiradores que les consignamos, que permiten transformar puestos subintensivos en terapia intensiva”, dijo Arcuri.

“Tenemos otros 1500 respiradores, pero no los enviaremos hasta saber que fue de los otros 1600”. Arcuri señaló el caso de Campania, que recibió 231 de esos aparatos de terapia y 167 subintensivos. “Ahora deberían ser en total 566, pero son solo 433. Por qué?”, preguntó.

Temen otro colapso en los hospitales

Las sospechas y las polémicas también están a la orden del día. El gobierno de Roma sostiene que se enviaron 14.000 millones de euros para insuflar recursos a las regiones. El área más delicada es la de las terapias intensivas. En la primera oleada de la epidemia fue aquí que se vivieron los momentos más dramáticos porque no eran suficientes los lechos especiales donde se entubaba a los pacientes para afrontar la pulmonía doble devastadora que causa el coronavirus.

Pasajeros en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, esperan para hacerse el test de coronavirus. Foto: EFE

Pasajeros en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, esperan para hacerse el test de coronavirus. Foto: EFE

Muchas veces se presentó a los reanimadores el dilema de dos enfermos para darles oxígeno y un solo lecho para ocupar. No había otro remedio que salvar al que tenía más probabilidades. “Había 5179 lechos de terapia intensiva al comenzar la pandemia y activamos hasta 9463 puestos. Ahora resultan 6628 en funcionamiento”.

Todavía hay tiempo para recibir a todos los enfermos más graves. En estos momentos, los entubaddos con oxígeno son 586. El 3 de abril, una jornada luctuosa, eran 4.068 los internados en terapia intensiva.

Pero el virus avanza muy rápido y en noviembre se podría presentar en los hospitales de Milán el peligro de una saturación. El hospital Sacco de enfermedades infecciosas y el Fatebenefratelli, ya anunciaron que aceptan solo pacientes del corona virus.

En Lombardia hubo el viernes 2067 contagiados. Hay una reorganización urgente en la mayoría de los hospitales. Como ocurrió en la primera oleada, se ha comenzado a canibalizar a los sectores que se ocupan de enfermos que no padecen el virus. Las camas y los médicos, como los enfermeros, pasan de urgencia al área de la epidemia.

Casi doscientos médicos murieron en Italia durante la primera fase de la epidemia. Los otros, junto con las enfermeras y el resto del personal, hemos seguido afrontando una situación crítica y muy desgastante del punto de vista físico y psicológico. Ahora nos llega la segunda ola. Se hace difícil”, explica el doctor Angelo Pan, responsable de enfermedades infecciosas del hospital de Cremona. “El virus no se ha debilitado, por el contrario es mucho más contagioso que antes”, advierte.

El doctor Pan asegura que “aquí en Cremona todos tenemos un muerto en la familia o amigos que fallecieron por el virus”. “Vamos a hacer lo correcto”. Pero hay una inquietante realidad: los médicos, descorazonados, prefieren jubilarse o pasar al sector privado, quitándole fuerzas imprescindibles a la lucha contra el Covid-19. En los hospitales y entre el ejército de los médicos de familia, base del sistema sanitario, faltan veinte mil galenos, enfermeros y operadores sanitarios.

Solo para seguir las huellas de los contagios hacen falta seis mil personas que se iban a contratar y siguen esperando, mientras los hospitales reciben cada vez más presión de los que necesitan saber, en primer lugar, si han sido contagiados.

El profesor Andrea Crisanti explicó al Corriere della Sera que “el sistema de los trazados con los hisopados y otros análisis se ha desmoronado porque no se puede con 10 mil casos diarios controlar a todos los sujetos en riesgo”.

Crisanti fue el que planteó la necesidad de una cuarentena en Navidad para permitir un “reset” del sistema en crisis al menos por tres semanas.

Con las devastaciones que ha comenzado a causar la segunda ola, llega también la hora inevitable de las reflexiones críticas.

“Decían que estaban listos para afrontar la segunda ola, pero se la esperaba para más adelante y mucho menos asesina”, dijo un sindicalista de los especialistas en reanimación. En los meses veraniegos de la tregua de la pandemia las autoridades regionales y nacionales hicieron menos de lo que debían.

El estallido de octubre ha tomado al país por sorpresa. No existe la red capilar de asistencia domiciliaria que debía quitar de los hospitales a tantos enfermos.

El gobierno tiene el fin de semana y no más allá del lunes, como plazo para anunciar medidas efectivas para contener la avanzada del coronavirus. Busca la fórmula de atacar con eficacia al Covid-19 sin inmovilizar al país con una cuarentena que podría tener consecuencias económicas desastrosas.

Hasta ahora, nadie en el mundo descubrió la fórmula. Italia perdió el 10% de su riqueza nacional en la cuarentena de marzo-mayo y quiere evitar un dramático parate que agrave la crisis económica de la que se estaba recuperando bien, ayudada por un plan de la Unión Europea que le concedió 209 mil millones de dólares en subsidios y préstamos a muy largo plazo y bajísimos intereses.

Roma, corresponsal