Francia: las calles de París quedaron desiertas en la primera noche de toque de queda por el coronavirus

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Una larga noche de toque de queda para París y otras 8 ciudades franceses para enfrentar la segunda ola de Covid, en crecimiento exponencial. Con 32.700 casos declarados de

coronavirus en un solo día, los 20 millones de franceses involucrados en la medida se resignaron a mantenerse encerrados desde las nueve de la noche hasta las seis de la mañana, hasta el próximo 1 de diciembre, desde ayer.

No todos: tres manifestaciones salvajes, en pleno toque, en la plaza de la República, en Chatelet y en Gard de L´Est trataron de demostrar moderadamente que algunos no están de acuerdo con las medidas. ”Libertad, Libertad”, cantaban, hasta ser disueltos por la policia 45 minutos después, al ser una marcha no autorizada.

Los preparativos comenzaron a las seis y media de la tarde. Un cambio radical de vida para los parisinos, que llegaron los restaurantes temprano, para poder regresar a su casa a la hora del toque. No fue un buen negocio para los ya empobrecimos restaurantes. Sólo cubrieron la mitad de sus cubiertos porque los franceses no se han resignado a comer a un horario americano. Lo mismo sucedió con el teatro y los cines., que adelantaron sus horarios.

Los Campos Eliseos, en la primera noche de toque de queda. Foto AP

Los Campos Eliseos, en la primera noche de toque de queda. Foto AP

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En el barrio XVIII, en pleno Montmartre, la gente comía en las terrazas, a pesar del frio. En el interior de los restaurantes, el virus circula más intensamente, según los infectólogos. La alcaldesa de Paris, Anne Hidalgo autorizó las terrazas pero prohibió las estufas de gas ellas, en nombre de la ecología. Al restaurante, pero “modelo heladera” para muchos.

Diez minutos antes del inicio del toque de queda, los mozos se apresuraban a entregar la cuenta y comenzaban a apilar las mesas y sillas ya vacías. La gente había elegido los restaurantes locales, cercanos a sus domicilios. Otros se alejaban en bicicleta.

Solitario y abandonado, el funicular de Montmartre siguió funcionando hasta la una y media de la mañana, sin pasajeros. El desierto boulevard Magenta y sus boutiques de vestidos de novia iluminados tenían un aspecto espectral. Las calles de Paris parecían el escenario de un film de terror.

Los Campos Elíseos eran la imagen de la desolación. El Arco del Triunfo huérfano, sin turistas ni automóviles circulando en carrusel, en uno de los cruces más peligrosos del mundo. La apertura de los bares ya había sido prohibida y los pocos restaurantes abiertos cerraron a horario.

Silencio y oscuridad

La Bastilla, uno de los centros de la “movida” parisina, parecía un agujero negro. Entre los comerciantes que quebraron y la bajada de cortinas de los restaurantes, el área aparecía inquietamente oscura.

“La gente consume diferente. No elige el menú. Nos pide que hagamos sugerencia en base a lo que tarde menos tiempo en ser cocinado”, contó el Maitre de una brasserie de la Bastille. ”Todos miran el reloj para correr a la casa” explicó.

En los departamentos del Fauborg St Antoine algunos decidieron seguir el encuentro de “toque a toque”, ante la imposibilidad de salir, o llevar adelante el “pijama Party”. Sin una razón como la salud, cuidar a un enfermo, cuestiones profesionales, ir a la farmacia o pasear su animal de compañía, no había razones autorizadas para salir a la calle, so pena de pagar una multa de 135 euros.

París, a solas. Foto AP

París, a solas. Foto AP

Oscuridad, ni un alma en la calle, salvo los automóviles de las policías con sus luces azules girando. Hasta los Metros estaban desiertos. En St Ouen,al borde del Periférico, donde los “dealers” de la droga se reúnen con sus clientes , el desierto.La droga en Paris se distribuye a domicilio desde el confinamiento.

En las calles de la capital solo estaban los ciclistas del “delivery” repartiendo sus últimas ordenes, algunos taxistas, los ómnibus nocturnos y el personal del restaurante corriendo al ómnibus para regresar a casa. Ellos pueden hacerlo.

Al menos 12.000 policías fueron desplegados para cumplir las reglas . La instrucción oficial fue de “hacer prueba de pedagogía y sentido común”, “evaluar la buena o la mala fe” de los que violaban el toque y no tenía la autorización de hacerlo. En el boulevard St Germain un marido se olvidó del toque de queda y bajó a comprar un helado en McDonald a su mujer . La policía fue comprensiva.

La autorización se imprime en Internet desde los sitios del gobierno o se baja en el celular y tiene tiempos de duración. Están exentos los que deben ir al hospital, tomar un avión o un tren a esa hora. Los horarios de los transportes no se han alterado.

Segunda ola​

El gobierno defiende su toque de queda. Para ellos y sus epidemiólogos será el único instrumento para evitar un segundo confinamiento, cuando los índices se degradan.

El pico de esta segunda ola del virus se espera para después del 23 de octubre y la vacuna británica recién llegaría para Navidad. Los hospitales de París están al borde del desbordamiento, con médicos y enfermeros exhaustos y sin camas suficientes para atender los que tienen Covid u otras enfermedades.

Cuando el virus crece exponencialmente en toda Europa y los franceses se encuentran en plenas vacaciones de la Toussaint, con sus hijos sin clases,el toque se cumple en Lille, Toulousse,Grenoble, Marsella, Aix en Provence, Lyon, Montpellier, Saint Etienne, Rouen y Grenoble, con escasos incidentes.

Para los franceses, el toque de queda tiene un aire al que impusieron los nazis durante la ocupación de Paris.”Con estos números de contagiados, esto ha llegado para durar. Mi temor es que tendremos una Navidad confinados", reconoce Denise, que tenía 10 años en la segunda guerra mundial y se apuraba a terminar su cena en el Bistrot de Peintre.

Los restaurantes buscan adaptarse, colocan el cuaderno en la puerta para que los clientes escriban su nombre, su celular y su mail en caso de contagio para ser contactados. Y ruegan para que un segundo confinamiento no se concrete.