Chile vota hoy si quiere una nueva Constitución

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Los chilenos decidirán hoy en plebiscito si quieren que el país deje

atrás la actual Constitución, elaborada durante la dictadura de Augusto Pinochet, y se dote de una nueva Carta Magna, así como el método por el que esto será posible, como resultado del acuerdo sellado por el Gobierno de Sebastián Piñera y la oposición en noviembre pasado para dejar atrás la mayor crisis social en tres décadas.

El referéndum, que inicialmente estaba previsto para abril, pero tuvo que ser aplazado debido a la pandemia de coronavirus, ha coincidido prácticamente con el primer aniversario del estallido de las protestas contra Piñera, que se saldaron hace una semana con nuevos altercados. El mandatario ha prometido que no permitirá que “algunos grupos minoritarios” impidan un plebiscito pacífico.

Por lo pronto, todo parece apuntar a que los chilenos darán luz verde a dotar al país de una nueva Constitución. La última encuesta publicada hace dos semanas por Data Influye daba la victoria al ‘sí’ con el 69 por ciento de los votos, frente al 18 por ciento que se decantaban por el rechazo.

Pero los chilenos no solo deben decidir si quieren tener una nueva Carta Magna, sino la vía para elaborarla. Así, deberán elegir entre una “Convención Mixta Constitucional”, integrada en partes iguales por miembros elegidos popularmente y parlamentarios en ejercicio, o una “Convención Constitucional” conformada exclusivamente por miembros elegidos popularmente.

Según el citado sondeo, el 61 por ciento se decantan por la opción de la Convención Constitucional, que estaría integrada por 155 ciudadanos con igual número de mujeres y hombres, mientras que el 21 por ciento se inclina por la primera opción, que estaría dotada de 86 ciudadanos y 86 diputados designados expresamente por el Congreso.

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La opción que consiga más del 50 por ciento de los votos será la elegida y podrán pronunciarse sobre ella tanto los que voten a favor de la reforma constitucional como los que voten en contra, lo cual no ha estado exento de algunas críticas.

Si finalmente la opción es la de la Convención Constitucional, sus miembros tendrían un plazo de nueve meses -prorrogables otros tres meses más una sola vez- para elaborar el nuevo texto, el cual deberá ser respaldado por dos tercios de sus miembros. Una vez esto ocurra, la nueva constitución será sometida a referéndum entre los chilenos en los 60 días siguientes a su aprobación y para prosperar debe recabar más del 50 por ciento de los votos. Diez días después, entraría finalmente en vigor.

Pinochet. La Constitución actual de 1980, enmendada en 42 ocasiones con el paso de los años, es vista por amplios sectores de la sociedad, en particular por los partidos de izquierda, como uno de los principales motivos de la desigualdad imperante en el país, por la que miles de personas se echaron masivamente a las calles hace un año.

Así, los partidarios de la reforma apuestan por cambios sobre todo en materia social y un mayor papel del Estado frente al dominio de instituciones privadas, a las que se responsabiliza del elevado coste de la educación o a las bajas pensiones, entre otros.

Sus detractores, por el contrario, consideran que si se amplían los poderes del Estado se frenará la economía de un país con una renta per cápita que es el doble de la media de la región. En este sentido, prefieren una reforma fiscal, de las pensiones o del sistema educativo sin la necesidad de cambiar por completo la Carta Magna.

De los cuatro partidos que conforman la coalición Chile Vamos que apoya a Piñera, solo uno apoya la reforma, mientras que el partido del presidente está dividido. El propio mandatario ha evitado expresarse abiertamente, aunque sí ha dejado entrever que es más partidario del rechazo.