“Para las empresas es más fácil hablar de inclusión que de género”

Sociedad
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de las mujeres en relaciones públicas. Y pese a que se cree en la meritocracia y en la igualdad a la hora de las promociones, las mujeres no llegan a la dirección”, explica Ana Adi, profesora de la Universidad de Quadriga en Berlín y reconocida por su experiencia en el rol de las mujeres en relaciones públicas, que dialogó con PERFIL sobre una profesión feminizada en la base.

Adi aclara que no es un problema del sector sino que se extiende a todas las ramas donde las mujeres son mayoría. “Se tiende a pensar que no es una actividad importante si está feminizada”, agrega. Eso también aleja a los varones de participar”, explica. Y cita un análisis que determinó que los hombres prefieren estar desempleados antes que participar de una actividad con alta participación de mujeres.

El impacto de la maternidad en las carreras explica también por qué menos mujeres llegan a la cima, junto con los sesgos que persisten en el sector laboral. “En el Reino Unido se les dice ‘conejitas’ a las mujeres que trabajan en relaciones públicas. En Alemania, ‘ratoncitos’. Y por lo general, son ‘las chicas’ en el resto del mundo”, sostiene, algo que se da en Argentina, en lugar de presentarlas con nombre y apellido y con el cargo correspondiente, trato que sí reciben sus colegas hombres.

“También se percibe que las mujeres no son negociadoras agresivas. Y son menos improvisadas”, agrega Adi y recuerda que según un estudio de LinkedIn, las mujeres necesitan cumplir el 100% de los requisitos para postularse a un trabajo mientras que los hombres se lanzan si cumplen con un 60% de lo que se pide para el puesto.

Adi participará de un Foro de Comunicación entre el 28 y 30 de este mes organizado por AmCham con expertos locales e internacionales. Es coeditora del libro Women in PR y del podcast homónimo. Allí hablará sobre la revalorización de las relaciones públicas, donde plantea que la actividad “tiene que ser tomada como una responsabilidad social”, algo que plantea dilemas para la comunicación de sectores non sanctos, como los contaminantes o de riesgo para la salud, por ejemplo.

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Su trabajo se centra en lo que los comunicadores pueden aprender de las protestas y los movimientos sociales. “Para las empresas es más fácil hablar de diversidad e inclusión que de género”, plantea y reconoce que en PR “tienden a no ser diversos”, con un 90% de mujeres pero también con un casi total de personas blancas. “Pero que se hable del tema genera esperanza”, asegura.

Grietas. Sobre la grieta, que no es exclusiva de la Argentina, Adi evalúa que desde la comunicación se puede ayudar a que no se polarice aún más, bajo el ejercicio de preguntarse: “¿Es esto bueno para la sociedad? El foco en la comunicación interpersonal ayuda a cerrar las grietas”, agrega. “Si la otra persona no usa barbijo, un buen método es explicar que uno se siente incómodo o inseguro por eso”, detalla sobre una forma de generar empatía.

De movimientos como el Me Too y las denuncias de acoso que también llegaron al sector de las relaciones públicas, sostiene que las áreas de comunicación pueden hacer una diferencia, mostrar lo que parece obvio y generar impacto.

“Hay que tratar de vincularse con los sectores que son diferentes”, plantea para mejorar la comunicación. “No se puede hablar siempre a la burbuja. Romper la burbuja lleva tiempo y resiliencia; paciencia”.