En cuatro años, el dólar blue se comió a la ballena austral

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La ballena austral, el billete de $ 200, lleva cuatro años entre nosotros. Y aunque la textura no llega a tener el desgaste y las arrugas que muestran los billetes de

menor denominación, la ballena ya no es lo que era.

Cuando se lanzó al mercado, el 26 de octubre de 2016, una ballena equivalía a US$ 12,83 en el tipo de cambio del dólar blue -en ese momento en $ 15,58-, con el dólar oficial en el segmento minorista en $ 15,26. En cuatro años, la ballena austral se devaluó 92%. 

Hoy con el dólar blue respirándole en la nuca, el billete alcanza a tan solo US$ 1,03, según los cálculos que realiza el economista cordobés Bruno Panighel.

Billete 200 pesos

El escenario se alteró en ese período. En el primer año de gestión del macrismo, además de cambiar las figuras de los próceres de los billetes por las de animales autóctonos, se eliminó el cepo cambiario y el dólar oficial pasó de $ 9 a $ 15. En 2016 la inflación llegó al 40%. Tras el veranito de 2017, que le permitió al oficialismo arrasar en las elecciones legislativas, desde 2018, al calor del crecimiento de la deuda, la inestabilidad económica, el dólar y la inflación se fueron potenciando.

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"En estos cuatro años, el tipo de cambio subió mucho más que la inflación", dice Panighel. En este lapso, la inflación acumulada en el Indice de Precios al Consumidor de INDEC es de 265%, lo que equivale a decir que "en promedio los precios se multiplicaron 3,6 veces. En cambio el blue en ese período saltó 12 veces".

El dólar oficial subió a $ 83,8 en las planillas, pero con los impuestos y recargos ya llega a $ 138,30.


"El tipo de cambio está relacionado a la inflación. Si los precios suben y el dólar no lo hace quiere decir que se está atrasando. A veces el dólar se adelanta y entonces es cuando Argentina está muy barata (para el resto del mundo) y hay un overshooting. Este es un ciclo que se da cada vez más rápido en el país. Estamos en una nominalidad inestable". Detrás de este fenómeno está la emisión monetaria, que se multiplicó por 3,38 en este periodo. La base monetaria pasó de $ 695.000 millones a $ 2.346.000 millones.

¿Qué pasó en estos cuatro años con el poder adquisitivo de la ballena? Con el billete recién horneado se podían comprar seis kilos de pan, que valía en ese momento $ 34 según los registros del INDEC. Hoy el pan vale $ 127 -según la última medición del organismo- por lo que el billete compra apenas un kilo y medio.

Algo similar pasó con la leche en sachet: pasamos de llevarnos 12 unidades a solo 3, con $ 29 de vuelto. En cuanto al queso sardo, hace cuatro años la ballena equivalía a casi 1 kilo, que se vendía a $ 208. Hoy cubre 250 gramos. 

Si se mide en dólares, el resultado es más devastador. Hace cuatro años, cambiando un billete de $ 200 alcanzaba para un almuerzo con entrada, plato principal y postre en un bistró del Barrio Latino en París. Hoy ni siquiera cubre el costo de un croissant al paso en la orilla izquierda del Sena.

"El dólar blue no es muy 'definidor' de precios de la economía, pero sí fija expectativas de lo que van a ser los precios. El empresario ve el blue, ve la brecha cambiaria y sabe que su costo de reposición va a ser más alto. Entonces puede ser que se ataje y suba los precios para intentar anticiparse a la suba del tipo de cambio", apunta Panighel.

Para el economista, "el del blue es el tipo de cambio real más alto que tenemos desde la Guerra de Malvinas. Claramente está en un lugar de overshooting que refleja la desconfianza en el modelo y también la desconfianza política, cambiaria y económica".

¿Hay margen para que el blue siga subiendo? "Margen para que siga subiendo hay siempre, el tema es hasta donde hay pesos para que siga subiendo. Y lo cierto es que los pesos están, así que hay chances. Pero posiblemente el Gobierno tome medidas antes, porque que el blue pase los $ 200 implica quebrar una barrera psicológica".

¿Hay margen para encauzar la crisis cambiaria? "Estoy de acuerdo con que hoy por hoy devaluar y solo devaluar es un problema, porque va a generar un traslado mayor de precios pero no va a solucionar la incertidumbre y la desconfianza que tiene el público. Hará falta un acuerdo amplio con distintos sectores políticos, económicos, sindicales y con el FMI adentro", resume Panighel.

AQ