Brasil: ¿Lula encontró a su Alberto?

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¿Qué hará el expresidente Lula da Silva en las presidenciales de 2022? Todavía quedan dos años, pero las fuerzas de centro izquierda ya empiezan a trazar sus estrategias. Es que además faltan solo dos semanas para las elecciones de “medio término” en Brasil, donde se eligen los intendentes de las capitales de 27 estados provinciales y del resto de las ciudades (5.570 en total); junto a ellos, también se vota por los concejales. En estos comicios del 15 de noviembre las distintas corrientes políticas sabrán de primera mano con qué nivel de popularidad cuentan y les servirá para probar alianzas de las más diversas.

En este contexto agitado, trascendió una reunión entre Lula con el laborista Ciro Gomes, que se había desempeñado como su ministro de Integración en el período 2003-2006. Ambos dejaron de hablarse durante las presidenciales de 2018, cuando Ciro se negó a integrar una fórmula única con el petista Fernando Haddad y se lanzó como presidenciable de su propio partido (el Democrático Laborista). A partir de ese momento, Gomes emprendió una campaña de desprestigio contra el PT y hasta el propio Lula. Y el Partido de los Trabajadores le devolvió con la misma moneda: se empeñó en desacreditarlo.

Lula y Ciro dejaron de hablarse durante las presidenciales de 2018, cuando Ciro se negó a integrar una fórmula única con el petista Fernando Haddad

Al triunfar una personalidad de derecha comoJair Bolsonaro, que salió literalmente de los niveles más bajos del Congreso para convertirse en jefe de Estado, las organizaciones de centro y la centro izquierda brasileña quedaron literalmente paralizadas. Durante todo el año pasado, permanecieron a la zaga del propio gobierno bolsonarista. Y a duras penas lograron despertar cuando sobrevino la pandemia. En el arco político opositor se ubica una buena cantidad de agrupaciones: Desde el PT y el PSDB (Socialdemócrata fundado por Fernando Henrique Cardoso), hasta el Partido Socialista Brasileño (PSB), el laborista PDT, Red Solidaria de Marina Silva, el Partido Comunista do Brasil (PCdoB) y más a la izquierda el PSOL (un antiguo desprendimiento del PT).

En las elecciones de octubre de 2018 hubo dos corrientes que salieron muy perjudicadas: el PT y el PSDB; ambas habían competido y alternado durante 23 años, de modo que el bipartidismo aparecía como claramente instalado en la sociedad brasileña. Esas “creencias” llevaron a ambas cofradías a una ceguera que les impidió ver el fenómeno Bolsonaro; y sólo lo visualizaron cuando la partida ya estaba perdida.

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Con el agitado escenario político de estos días, la reaproximación de Lula y Ciro tuvo un impacto. Un signo de interrogación se esbozó en el mundo político de Brasilia: ¿será que el ex presidente petista está buscando “su propio Alberto Fernández” para el 2022? Lo más curioso de este episodio es que la cita entre ambos, que el diario carioca O Globo publicó como primicia ayer, en verdad ocurrió hace un mes. Ambos políticos se encontraron en la sede del Instituto Lula, donde el ex gobernante tiene sus oficinas y donde se resguarda toda la documentación de sus 8 años de gobierno.

Luiz Inacio Lula Da Silva y Ciro Gomez 20201030

Quienes revelaron la reunión, desde luego anónimos, contaron que había tres personas:Lula y Ciro, pero también el gobernador de Ceará Camilo Santana (del PT). Los participantes confirmaron ayer la realización de esa conferencia. La negociación que condujo a ese acercamiento corrió por cuenta del gobernador cearense, dijeron las fuentes. Eso sí, evitaron crear expectativas con respecto al 2022. De acuerdo con los informantes, se habló apenas de las próximas elecciones en noviembre y de la necesidad de “tejer” alianzas puntuales para las segundas vueltas de estos comicios.

Pero Gomes tiene 63 años y lleva ya tres presidenciales disputadas y perdidas. Para él es tiempo de instalarse en el Palacio del Planalto o, de lo contrario, tendría que desistir del proyecto. Para eso no sólo precisa de una coalición centroizquierdista. Requiere, más que cualquier otra cosa, de la bendición de Lula. Vale recordar que, en octubre de hace dos años, en la primera vuelta, Ciro obtuvo 13 millones de votos, Haddad cosechó 31 millones y Bolsonaro consiguió 49 millones.

Gomes tiene 63 años y lleva ya tres presidenciales disputadas y perdidas. Para él es tiempo de instalarse en el Palacio del Planalto o, de lo contrario, tendría que desistir del proyecto

Uno de los hechos que en aquel momento distanció a Lula del político laborista fue la segunda vuelta, donde Haddad compitió con el actual presidente. Gomes se fue de Brasil para evitar darle su apoyo al candidato petista. En el diagnóstico de ambos, en esa reunión de hace un mes, esa división explica la instalación de Bolsonaro en el Palacio del Planalto.

La suma de potencias entre los dos partidos naturalmente llevaría a un reagrupamiento de las demás organizaciones que comparten ese espacio de centroizquierda. Pero nada es fácil ni previsible en la política brasileña. Ayer por la mañana, después de que circulara la noticia de su reunión con Lula, Ciro publicó en Twitter sus posiciones: defendió “alternativas de cambio para el modelo económico, para revertir la mayor crisis socioeconómica de la historia brasileña y proteger el patrimonio nacional contra su entrega a potencias extranjeras”. Calificó a Bolsonaro de “genocida” y reclamó su destitución por crímenes de responsabilidad. “Es en base a esos valores que me siento obligado a construir, en a medida de mis posibilidades, un diálogo con quien sea necesario para proteger a la nación brasileña” declaró. Del lado del PT, la actual presidenta Gleisi Hoffmann, mostró las uñas. Le avisó a Ciro que, si pretende asociarse con su partido, tendrá que pedir disculpas públicamente “por lo que dijo de Lula” cuando el dirigente estaba preso en Curitiba.

*Autora de Brasil7días